dimecres, 11 d’abril del 2018

El último de la 43

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Este año es el 80 aniversario de la Bolsa de Bielsa, 63 días de resistencia republicana en las montañas del Alto Aragón durante 1938. El puerto viejo fue testigo de la evacuación de más de 6.000 civiles. Miles de soldados de la división 43, 130 brigada mixta, del ejército republicano resistieron los bombardeos de los Saboya italianos. El lema del gobierno de Negrín fue “Resistir es vencer”, y así lo hicieron 9.500 soldados. Joan Escudé es el último superviviente de la columna 72 adscrita después a la 130 brigada mixta, división 43: el observador de las montañas. Tiene 102 años.



 | 10 abril, 2018 07.04

Joan Escudé tiene 102 años, es "el último de la 43". Foto: Oriol Daviu (Fotomovimiento)
Joan Escudé se disponía a salir de excursión el 18 de julio de 1936, el excursionismo y la montaña eran una de sus pasiones. Eran las 6 de la mañana, iba camino de la estación, pero en Plaza España ya comenzaban los tiros, la Guerra Civil había estallado. Tenía 20 años.
Joan Escudé es el último soldado de la Bolsa de Bielsa, del 14 de abril al 18 de junio, miles de soldados resistieron el avance de las tropas sublevadas y los bombardeos de la aviación italiana. Su batalla por la democracia la libraría prácticamente en Aragón, territorio que quedó partido en dos, la parte este fiel a la República y la oeste a los sublevados. El territorio aragonés fue clave en la Guerra Civil y sus batallas supusieron un punto de inflexión en la contienda, desde Teruel, pasando por Belchite o Uesca, donde el objetivo era controlar el Pirineo Aragonés para neutralizar a Catalunya.
También fue un campo de pruebas para la Segunda Guerra Mundial, explica Escudé: “Cuando acabó la Guerra se evidenció aún más quién dirigía España, los alemanes estaban presentes en la mayoría de bases militares, cumplí servicio militar durante dos años en Alagón y en Uesca, allí mandaban los alemanes”.
En el Alto Aragón se forjó la leyenda de la resistencia republicana gracias a la División 43 y a su comandante Antonio Bertrán, El Esquinazau (maltrecho en castellano), un revolucionario chacetano que participó en la Revolución de Pancho Villa junto a los Dorados, se alistó voluntario con las tropas aliadas durante la I Guerra Mundial, participó en el levantamiento republicano junto a Galán y García y dirigió la resistencia republicana en las montañas oscenses.
Joan Escudé (segundo por la derecha) junto a varios compañeros en Bielsa en 1938. Foto cedida por José María Escalona.
Joan Escudé (segundo por la derecha) junto a varios compañeros en Bielsa en 1938. Foto cedida por José María Escalona.
La 130 brigada mixta, 43 división
La División 43 estaba formada por la 130 brigada mixta en la que confluían distintos batallones de la Agrupación de Montaña de los Pirineos, Escudé se presentó voluntario porque le encantaba la montaña y además, era un ferviente “antifascista, republicano y demócrata”, señala. Aún guarda su hoja de movilización del Regiment Pirinenc nº 1 del Comité Central de Milícies Antifeixistes de la Generalitat de Catalunya, la cual sujeta durante toda la entrevista.
Empezó la Guerra y con ella su andadura por el territorio aragonés, primero en Belchite, donde se libró una de las peores batallas de en el verano del 37, al mando de Antonio Beltrán Casaña, el Esquinazau, su comandante durante la contienda aragonesa. El día 3 de marzo de 1937 llegó a Broto desde Balbastro. Llovía. El 22 marzo ya comenzaba la ofensiva al norte del Ebro, en el entorno de Uesca y se decidió crear una línea defensiva.
La conquista republicana de Biescas, el Belchite del Alto Aragón
El 21 de septiembre de 1937 llegaron a Biescas, el batallón venía de Belchite, donde habían participado como refuerzo. “Cuando entramos en Bielsa fue una odisea, entramos con otro compañero más, a la entrada había cuerpos de los nuestros, fue una toma muy dura. Llegamos a la iglesia, cogimos unas toallas para hacer la bandera blanca. Después, fuimos a ver si quedaba alguna bandera republicana, estaba muy descolorida. Mi compañero sugirió quemar la iglesia, pero yo no quise y le dije que allí habíamos ido para defender la República, no para quemar iglesias”.
La toma de Biescas es considerada una de las más violentas del Alto Aragón, la ofensiva tenía que avanzar hacia Sabiñánigo, núcleo industrial y obrero, pero nunca se consiguió. Tras la conquista de Biescas, avanzaron hacia Casbas de Chaca para tomar Gavín. “En el pueblo de Casbas había 60 o 70 soldados franquistas, fue muy fácil tomarlo, no fue así Sabiñánigo, donde había una lluvia de artillería y me hirieron”. En la batalla hubo más de 22 batallones, como dos divisiones, y la mitad eran expertos militares. También se contó con material de artillería italiano de alto alcance. Hubo 3.000 bajas republicanas durante la ofensiva. Según la orden de operaciones del ejército del Este nº16 emitida en Lleida el 18 de septiembre: “el objetivo es envolver y aniquilar las fuerzas enemigas del sector Yebra-Sabiñánigo (…) el objetivo máximo la ocupación de la línea del Castillo de Jaca”.
“Me ofrecieron evacuarme, pero no era grave así que seguí combatiendo porque durante el día se acabó el bombardeo, y por la tarde ya hicimos retirada. Un día me hicieron cabo, mis compañeros me dijeron que había salido en la orden del día. Pero no sé por qué”. El batallón 72º BM se enfrentó directamente con el batallón del regimiento Galicia, determinantes en la toma de Sabiñánigo / Samianigo y la de Uesca.
En octubre se trasladaron a las bases de Laguarta entre Boltaña, donde estaba el cuartel general, y Yebra de Basa. Mientras, Escudé cuenta como el vaivén de personas era constante, muchos que venían de otros pueblos y se iban trasladando. Las colonias escolares y familiares fueron abundantes en el Alto Aragón, en Estadilla, Vilas del Turbón, Benabarre… allí se concentraban niños y niñas evacuados y se les intentaba aislar de la guerra.
Los Observadores de las cumbres pirenaicas
“El teniente mayor de la Brigada me ofreció integrarme en un cuerpo de observadores. Teníamos que informar de todo lo que ocurría, nos colocaban en primera línea de frente, cuando la artillería avanzaba o una bomba caía, mientras tanto, teníamos que ir retransmitiendo todo lo que ocurría. A mí me gustaba, porque no tenía que llevar un arma, pero era muy peligroso”. En octubre del 37 comenzaban las operaciones especiales de fortificación en la 2ª línea de Frente de Boltaña. Poco a poco las tropas sublevadas avanzaban y el debacle de las fuerzas republicanas en el Alto Aragón se fue haciendo evidente.
El invierno del 38 fue especialmente duro, con grandes nevadas. “En invierno nos trasladaron a Salinas Sin, estuvimos durante 8 días como retén, y de allí a Badaín, íbamos cambiando de posiciones, unos 500 hombres, yo iba con los 4 compañeros cuando llegué a Bielsa, la iglesia ya estaba bombardeada”.
Durante las retransmisiones tiraban cable por las trincheras, cogían el teléfono y marcaban posiciones.
Bielsa. La zona estuvo asediada durante 63 días, forjando la leyenda de la resistencia republicana. Foto cedida por José María Escalona.
Bielsa. La zona estuvo asediada durante 63 días, forjando la leyenda de la resistencia republicana. Foto cedida por José María Escalona.
La Bolsa de Bielsa, 63 días de resistencia
Con la primavera llegó la resistencia. El 30 de marzo ya el general Vicente Rojo advertía que el Cuerpo del Ejército de Navarra había roto la línea de frente en Balbastro, pasando el Cinca hacia el Grado. Del 31 de marzo al 2 de abril ocurrió el desastre. El Esquinazau se enteraba que el sector de Campo se había retirado dejando desbordado todo el flanco izquierdo de la División 43. El 30 de marzo los nacionales tomaron Barbastro, cruzaron el río Cinca y rodean el valle de Bielsa.
Comenzaba la leyenda, 63 días de resistencia. “Esto debe ser una fortaleza, un reducto de las libertades republicanas. Hermanos, soldados, hermanos pastores, hermanos trabajadores de la tierra aragonesa ¡Viva la República!”, arengaba El Esquinazau.
Escudé recuerda al Esquinazau a lomos de un caballo blanco y explica cómo una vez cruzó algunas palabras con él. “En la batalla de Belchite él era comandante del batallón, siempre iba delante, incluso de los tanques”.
En abril comienza la evacuación de la población civil, se estima que cruzaron sobre 6.000 personas. Juan Negrín, Jefe de Gobierno de la República, junto al general Vicente Rojo, visitan Bielsa y cruzan el Puerto Viejo en un último aliento para animar a los soldados. El Puerto de Sahún dominado por los fascistas apretaba al ejército, tomaron Plan, Gistaín / Chistén y mientras, a las puertas de Sin, aguantaba el batallón de Escudé.
Los milicianos que había al frente de la defensa del pueblo, hombres de avanzada edad no tenían a penas armas, solos materiales del campo y alguna escopeta de caza. “A media mañana comenzaron a bombardear Bielsa, cuando pasamos por allí de madrugada ya estaba la iglesia bombardeada”.
Los 5 observadores caminaron hacia Parzán donde cogieron un mulo y lo cargaron de víveres. “Hacía mucho frío, la parte aragonesa estaba muy nevada, pero la parte francesa no”. Escudé cuenta cómo había víveres y pertenencias que dejaban atrás los civiles. “La frontera era el mayor supermercado de Europa”, dice.
Según explica el Director del Museo de Biescas, José María Escalona, la evacuación de las tropas no fue a través del Puerto Viejo, sino por el canal de la central de la Fortunada la madrugada del 15 de junio. “Allí había animales muertos, civiles que habían caído”, el canal era un reducto para escapar por el que pasaron muchos civiles y animales.
Fue en la Fortunada donde se reunió Manuel Irujo, dueño de la central hidroeléctrica del municipio, con el Esquinazau para sobornarle y pedirle que no la volara. Ante la sospecha de que la central iba a suministrar energías a las fábricas de Bilbao, El Esquinazau ordenó su explosión: “La vida de un soldado republicano vale más que todas las centrales del mundo”.
“El Comité de No Intervención actuó muy mal, por eso perdimos también la Guerra. Además las fuerzas eran muy desiguales, había mucho apoyo militar de Italia y Alemania, recuerdo cómo había poco material militar y muy mal organizado”.
“Cuando estábamos en Francia nos desarmaron, la gente dejaba cosas por el camino porque no podía cargar con ellas, era un gran supermercado. Allí, la gendarmería nos ofreció irnos con Franco o seguir luchando con el ejército republicano, yo elegí luchar, fuimos hacia Girona, me esperaba la batalla del Ebro”. Más del 90% del ejército republicano volvió a combatir.  “Un acto emocionante en Girona al llegar los gloriosos combatientes del Pirineo”, crónica de La Vanguardia del 18 de junio de 1938. Se les tildaba de héroes, “nos dieron una medalla colectiva al valor, pero nunca la recibimos”, dice Escudé.
El 25 de junio cruzó el Ebro, siguió como observador de Brigada. A uno de sus compañeros le ascendieron de rango y el grupo de los observadores perdió uno de sus integrantes, lo mataron en Tarragona.
En noviembre del 38, fueron derrotados y emprendió una huida hacia Francia pasando por los campos de concentración de Saint-Cyprien. “Al final volví a Barcelona porque no tenía delitos de sangre, pero me costó muchísimo encontrar trabajo”. Escudé relata el hambre como si tratara de la peor batalla. La miseria que precedió a la Guerra y la pérdida de un hijo fueron duros bandazos para él.
Ilustración: Rubén Hervás
Ilustración: Rubén Hervás
El reencuentro con el Alto Aragón, Broto 38 años después
30 años después, durante el verano de 1968, Joan Escudé volvió a Broto. Fue de excursión con su mujer al mismo punto donde había comenzado la Guerra, había perdido a compañeros, a un hijo, y redescubría las montañas que había dejado atrás entre humo y metralla. Durante su estancia tomó un coche de línea que iba de Tella a Plan. Decidió veranear en Plan durante 40 años.
Actualmente se encuentra disgustado con la clase política y su posicionamiento con la República y la Memoria Histórica: “Tenemos el franquismo con otra piel de cordero. La transición fue un engaño provocado y bendecido por los partidos de izquierda, porque el atado y bien atado es así. El Partido Socialista fue un tapón que salió del régimen para tapar las ansias de libertad, se han ido tapando las vergüenzas y… mientras no haya un cambio profundo, la casta fascista no desparecerá”. Escudé asiste siempre que puede a las conmemoraciones en honor a la resistencia en Bielsa.
Ana Chéliz, Rubén Barranco y José Luís Palomeque, miembros de la Asociación de la Bolsa de Bielsa, asociación que trabaja por la memoria histórica en Bielsa y en la Comarca del Sobrarbe, están preparando toda una serie de proyectos para homenajear a la 43 división, como el marcaje de un GR, sendero de gran recorrido, de los movimientos de las Tropas, la localización de una fosa de guerrilleros en Chistén y un homenaje especial con motivo del 80 aniversario.
Barranco, presidente de la Asociación resalta la implicación de la Comarca y la Diputación en la labor de memoria histórica pero advierte que aún queda mucho trabajo: “Por falta de subvenciones de la Diputación de Huesca hemos tenido que parar uno de los proyectos más bonitos, el concurso de relatos, donde se publicaban relatos inéditos reales sobre la historia de la Guerra Civil en el Alto Aragón”.
José Luis Palomeque explica que aún sigue siendo molesto el tema y que a veces resulta tabú: “Cuando colgamos la primera placa en homenaje a la División la destrozaron, tuvimos que vender lotería para encargar una nueva”, comentan. Chéliz, por su parte está en plena construcción de lo que será una investigación sobre el éxodo de la población civil en el Pirineo: “En estos momentos la gestión del Estado de la memoria histórica, el reconocimiento de los exiliados, la condena del fascismo… es una vergüenza, no es causal que la mayoría de gente siga teniendo miedo”.
“En el Pirineo la represión también se manifestó con la construcción de pantanos, la única posibilidad que tenían era marcharse, les expropiaban las tierras y luego, igual dejaban el pueblo, entonces qué podían hacer. Lo peor fue después, mucho peor. Porque realmente la politización en el mundo rural era nula, solo en algunos puntos como en el pantano de Mediano, donde había trabajadores sindicados”.
Este sábado, 14 de abril, habrá actos de homenaje en Bielsa. Del 21 al 23 de este mes, se ha programado la actividad con el nombre “Continuamos el camino de la 43”, andando desde Fiscal a Bielsa. En mayo, el día 23, está prevista una visita de Asociaciones Republicanas francesas. Y las jornadas de la Bolsa se llevarán a cabo el 15, 16 y 17 de junio en diferentes municipios del Sobrarbe.
Escudé se despide poniéndose en pie, una última foto para el reportaje sujetando su hoja de movilización: “Tendríamos que haber ganado, ahora todo sería diferente”. Este año no duda en volver a Bielsa, donde combatió hace 80 años.
Joan Escudé sujeta sy hoja de movilización para el frente. Foto: Oriol Daviu (Fotomovimiento)
Joan Escudé sujeta su hoja de movilización para el frente. Foto: Oriol Daviu (Fotomovimiento)


10 abril, 2018

AUTOR/AUTORA

Periodista cultural (palabrasdistraidas.wordpress.com / @Colombine_9)