dimarts, 18 de desembre del 2018

Un abrazo a un brigadista (1986) / Pedro A. García Bilbao / y Despedida de Dolores Ibarruri (farewell to the International Brigades).



https://dedona.wordpress.com/2011/10/23/dolores-ibarruri-farewell-to-the-international-brigades/?fbclid=IwAR1u-1sY9Ht69XWXy_rnbCv7WdEroObXV9XR30s7e-FZoSc9REZ10Q1Qinc

Posted on 2011/10/23
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1986, palacio de congresos. Era la gran recepción a los brigadistas en Madrid. Estaba lleno. Unos compañeros, mi hermano y yo llegábamos tarde; estábamos entre los voluntarios que acompañaban a los de la Lincoln. Al entrar en el vestíbulo salía una pareja de cierta edad, el hombre era un tipo recio y fuerte, de pelo cano, sus manos indicaban una vida de trabajo duro. Nos miramos.
Le pregunté en inglés, ¿de donde eres camarada? Me miró a los ojos y dijo, de Liverpool. Me abracé a el mientras le decía gracias, hermano gracias. Nos estrechamos fuerte, las lágrimas salían incontenibles. Le abrazamos todos los que íbamos. Estábamos todos llorando. Su esposa no podía apenas reaccionar, estaba sorprendida al máximo, preguntándose qué era lo que había podido pasar aquí para que unos desconocidos hicieran aquello tanto tiempo después; educadamente, todos la saludamos y estrechamos su mano. Estaba muy emocionada, había una inmensa ternura en sus ojos cuando miró a su esposo.
Nos sobrepusimos todos rápido. Salieron a tomar un taxi, le saludé desde la puerta y el se despidió puño en alto No sé quien era, no supe su nombre. No importa. No sé si era un poeta, un catedrático o un obrero de los muelles de Liverpool, pero sí sé que era nuestro hermano y que ante ejemplos como el suyo me río yo de los nacionalismos y las estupideces que separan y enfrentan a los pueblos. Ya todos han muerto. El último brigadista británico nos dejó hace poco, estuve con él en un acto en el Ateneo. Hay cosas que sin embargo, no morirán nunca porque aunque se olviden, renacen cada generación, como la fraternidad y el sacrificio por los demás, la esperanza de lograr un mundo mejor y mas justo para todos. Tarea nuestra es organizar la fraternidad y defenderla
Versión en inglés y en castellano
Farewell to the International Brigades
It is very difficult to say a few words in farewell to the heroes of the International Brigades, because of what they are and what they represent. A feeling of sorrow, an infinite grief catches our throat – sorrow for those who are going away, for the soldiers of the highest ideal of human redemption, exiles from their countries, persecuted by the tyrants of all peoples – grief for those who will stay here forever mingled with the Spanish soil, in the very depth of our heart, hallowed by our feeling of eternal gratitude.
From all peoples, from all races, you came to us like brothers, like sons of immortal Spain; and in the hardest days of the war, when the capital of the Spanish Republic was threatened, it was you, gallant comrades of the International Brigades, who helped save the city with your fighting enthusiasm, your heroism and your spirit of sacrifice. – And Jarama and Guadalajara, Brunete and Belchite, Levante and the Ebro, in immortal verses sing of the courage, the sacrifice, the daring, the discipline of the men of the International Brigades.
For the first time in the history of the peoples’ struggles, there was the spectacle, breath­taking in its grandeur, of the formation of International Brigades to help save a threatened country’s freedom and independence – the freedom and independence of our Spanish land.
Communists, Socialists, Anarchists, Republicans – men of different colors, differing ideology, antagonistic religions — yet all profoundly loving liberty and justice, they came and offered themselves to us unconditionally.
They gave us everything — their youth or their maturity; their science or their experience; their blood and their lives; their hopes and aspirations — and they asked us for nothing. But yes, it must be said, they did want a post in battle, they aspired to the honor of dying for us.
Banners of Spain! Salute these many heroes! Be lowered to honor so many martyrs!
Mothers! Women! When the years pass by and the wounds of war are stanched; when the memory of the sad and bloody days dissipates in a present of liberty, of peace and of well­being; when the rancors have died out and pride in a free country is felt equally by all Spaniards, speak to your children. Tell them of these men of the International Brigades.
Recount for them how, coming over seas and mountains, crossing frontiers bristling with bayonets, sought by raving dogs thirsting to tear their flesh, these men reached our country as crusaders for freedom, to fight and die for Spain’s liberty and independence threatened by German and Italian fascism. They gave up everything — their loves, their countries, home and fortune, fathers, mothers, wives, brothers, sisters and children — and they came and said to us: “We are here. Your cause, Spain’s cause, is ours. It is the cause of all advanced and progressive mankind.”
Today many are departing. Thousands remain, shrouded in Spanish earth, profoundly remembered by all Spaniards. Comrades of the International Brigades: Political reasons, reasons of state, the welfare of that very cause for which you offered your blood with boundless generosity, are sending you back, some to your own countries and others to forced exile. You can go proudly. You are history. You are legend. You are the heroic example of democracy’s solidarity and universality in the face of the vile and accommodating spirit of those who interpret democratic principles with their eyes on hoards of wealth or corporate shares which they want to safeguard from all risk.
We shall not forget you; and, when the olive tree of peace is in flower, entwined with the victory laurels of the Republic of Spain — return!
Return to our side for here you will find a homeland — those who have no country or friends, who must live deprived of friendship — all, all will have the affection and gratitude of the Spanish people who today and tomorrow will shout with enthusiasm —
Long live the heroes of the International Brigades!
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Estas son las palabras de Dolores Ibarruri pronunciadas en la despedida a las Brigadas Internacionales en la Barcelona de 1938. Su mensaje llega hasta nosotros…
Es muy difícil pronunciar unas palabras de despedida dirigidas a los héroes de las Brigadas Internacionales, por lo que son y por lo que representan. Un sentimiento de angustia, de dolor infinito, sube a nuestras gargantas atenazándolas…Angustia por los que se van, soldados del más alto ideal de redención humana, desterrados de su patria, perseguidos por la tiranía de todos los pueblos…Dolor por los que se quedan aquí para siempre, fundiéndose con nuestra tierra y viviendo en lo más hondo de nuestro corazón, aureolados por el sentimiento de nuestra eterna gratitud.
De todos los pueblos y de todas las razas, vinisteis a nosotros como hermanos nuestros, como hijos de la España inmortal, y en los días más duros de nuestra guerra, cuando la capital de la República Española se hallaba amenazada, fuisteis vosotros, bravos camaradas de las Brigadas Internacionales, quienes contribuisteis a salvarla con vuestro entusiasmo combativo y vuestro heroísmo y espíritu de sacrificio. Y Jarama, y Guadalajara, y Brunete, y Belchite, y Levante, y el Ebro, cantan con estrofas inmortales el valor, la abnegación, la bravura, la disciplina de los hombres de las Brigadas Internacionales.
Por primera vez en la historia de las luchas de los pueblos se ha dado el espectáculo, asombroso por su grandeza, de la formación de las Brigadas Internacionales, para ayudar a salvar la libertad y la independencia de un país amenazado, de nuestra España.
Comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos, hombres de distinto color, de ideología diferente, de religiones antagónicas, pero amando todos ellos profundamente la libertad y la justicia, vinieron a ofrecerse a nosotros, incondicionalmente.
Nos lo daban todo, su juventud o su madurez; su ciencia o su experiencia; su sangre y su vida; sus esperanzas y sus anhelos…Y nada nos pedían. Es decir, sí: querían un puesto en la lucha, anhelaban el honor de morir por nosotros.
!Banderas de España!…!Saludad a tantos héroes, inclinaos ante tantos mártires!…
!Madres!…!Mujeres!…Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos se esfumen en un presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales.
Contadles cómo, atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayonetas, vigilados por perros rabiosos que ansiaban clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia de España, amenazadas por el fascismo alemán e italiano.
Lo abandonaron todo: cariño, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a decirnos: !Aquí estamos!, vuestra causa, la causa de España, es nuestra misma causa, es la causa común de toda la humanidad avanzada y progresiva.
Hoy se van muchos; millares se quedan, teniendo como sudario la tierra de España, el recuerdo saturado de honda emoción de todos los españoles.
!Camaradas de las Brigadas Internacionales! Razones políticas, razones de estado, la salud de esa misma causa por la cual vosotros ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites, os hacen volver a vuestra patria a unos, a la forzada emigración a otros.
Podéis marchar orgullosos.
Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia, frente al espíritu vil y acomodaticio de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de caudales, o hacia las acciones industriales, que quieren salvar de todo riesgo.
No os olvidaremos; y cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República Española, !volved!…
Volved a nuestro lado, que aquí encontraréis patria los que no tenéis patria, amigos los que tenéis que vivir privados de amistad, y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el pueblo español, que hoy y mañana gritará con entusiasmo:
!Vivan los héroes de las Brigadas Internacionales!