El Ayuntamiento de Castelló ha habilitado un grupo de nichos para dar sepultura «como merecen» a los caribeneros que durante la Guerra Civil fallecieron en el hospital que funcionaba en el colegio de Santo Domingo y fueron enterrados en el cementerio municipal, donde permanecían en tumbas anónimas, así como a los castellonenses represaliados por el franquismo que puedan ser identificados en alguna de las fosas comunes de Paterna, si las familias lo desean.

El consistorio ya ha tenido que posponer un par de veces la ceremonia en recuerdo de los carabineros que fallecieron en el hospital de Castelló, y con ella el traslado a estos nichos de los restos de los dos miembros del cuerpo que no se han podido identificar, aunque no renuncia a celebrarla en el momento en que la situación sanitaria lo permita, como dejó entrever el concejal de Memoria Histórica, Bryan Richart, en el último pleno.

Las indagaciones del investigador local Àlvar Sentandreu permitieron documentar hasta ocho muertes en el hospital del Instituto de Carabineros que durante la Guerra Civil se habilitó en Castelló y que, además, todos los fallecidos habían sido enterrados en el municipio. La búsqueda en el cementerio de los miembros de este cuerpo militar que dependía del gobierno de la Segunda República resultó infructuosa, hasta que localizó la lápida del primer carabinero fallecido en el hospital, según la relación, el 25 de diciembre de 1938. Sentandreu detectó que los nichos se ocupaban en la época de forma correlativa y que, entre algunos debidamente identificados, había otros con un lucido de mortero que carecían de cualquier inscripción.

El Ayuntamiento de Castelló se propuso rescatar del anonimato a estas víctimas de la Guerra Civil y una subvención de la Diputación de València permitió exhumar diez nichos. Bryan Ricart comentó que la familia del único carabinero que estaba debidamente identificado decidió trasladar los restos al cementerio de Xàtiva, mientras que se detectaron otros dos cuerpos aunque las muestras de ADN no coincidían con ninguna de las familias que se preocupó por si se trataba de sus antepasados, por lo que finalmente se ubicarán en el bloque de nichos habilitado como homenaje «a todas aquellas personas que lucharon por un mundo más justo», según reza la placa con un verso de Miguel Hérnandez que el consistorio levantó justo al lado.

«Es importante hacerlo porque es una historia muy triste»

«Para nosotros es importante que se entierren debidamente, la mayoría falleció por enfermedades pulmonares al haber estado en primera línea y es una historia muy triste», comentó el edil Bryan Richart, mientras señalaba que aunque no fueron represaliados, también fueron víctimas de la guerra. Por otra parte, indicó que se están ultimando los trámites para trasladar a Castelló los restos del primer represaliado -identificado en la fosa 122 de Paterna-, si bien la familia ha decidido enterrarlo con su esposa.