dilluns, 6 de juny del 2022

"Me emocionó ver dónde acabaron con la vida de mi padre"

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Los familiares le localizaron por redes sociales



Progreso Vañó y Pilar Taberner se abrazan tras la visita al cementerio de Paterna. | LEVANTE-EMV

«Con pulso sereno y la conciencia muy tranquila, escribo mis últimas letras porque dentro de unas horas habré dejado de existir. Me van a ejecutar». Con estas palabras se despidió de su familia el bocairentino Bautista Vañó Sirera el 15 de julio de 1939, momentos antes de ser fusilado por el régimen franquista en Paterna. Su hijo, Progreso Vañó, de 84 años, recuerda de memoria cada una de las frases que dejó escritas en una carta que conserva hasta el día de hoy, físicamente y en el corazón. «Me acompaña y me acompañará hasta el fin», reconoce a Levante-EMV.

Como ocurrió en muchos hogares españoles, fue condenado a vivir tan solo con el recuerdo que otros le transmitieron de su padre, que fue ejecutado cuando él tenía 20 meses de edad, y así pensó que sería hasta que la Asociación de Familiares de Víctimas de la Fosa 21 de Paterna le localizó en Brasil, país al que emigró con 16 años junto a su madre y sus tres hermanos. Ahora, ya se ha realizado las pruebas de ADN imprescindibles para poder identificar los restos de los asesinados y el reencuentro con él está cada vez más cerca.

Por el momento, ya pudo visitar el pasado 20 de mayo, acompañado por su mujer, Liliana, y la presidenta de la asociación, Pilar Taberner, que busca al hermano de su abuela fusilado el 21 de julio de 1939, el cementerio de Paterna, en el que solo había estado una vez, y ‘el Terrer’, paredón donde fueron fusiladas 2.238 personas. «Me emocionó profundamente poder ver, después de tanto tiempo, dónde habían acabado con la vida de mi padre. No me acuerdo de haberlo conocido, pero está siempre en el corazón», admite.

«Un hombre extraordinario»

En la fosa 21 figura el nombre de Bautista Vañó en primer lugar. Nacido en Bocairent, trabajaba como tejedor y su actividad política estaba vinculada al anarquismo. En 1937 fue, de hecho, presidente del Sindicato Único de Oficios Varios de la CNT, detalla Progreso, y «tuvo un papel bastante importante en el proceso organizativo de los trabajadores» en el municipio. «Mi padre fue un hombre extraordinario», subraya.

Su grado de implicación política le llevó, como a miles de valencianos y valencianas, al paredón. Aunque la justificación para su asesinato es bien diferente. «Las acusaciones son puras mentiras. Queda evidente que solo querían tener un papel firmado para poder matar a las personas. Se hizo sin tener ninguna consideración», defiende.

Antes de que le arrebataran la vida, Bautista formó una familia junto a Magdalena, su mujer, y tuvieron cuatro hijos: Antonio, Vicente, Juan y Progreso. Con su pérdida, y después de varios intentos para reconstruir su vida en Alcoi o en Agullent, donde tenían familia, tuvieron que emigrar a Brasil, entre 1955 y 1957, ante las dificultades para encontrar trabajo. «He crecido teniendo el apoyo inconmensurable de ellos. No me acuerdo de haber pasado hambre, pero yo sé que ellos sí lo vivieron. Mis hermanos me ayudaron la vida entera», añade.

Actualmente, él es el único de los cinco que queda con vida. «Estar aquí me ha llenado de satisfacción. Primero, por descubrir los lugares dónde estuvo mi padre cuando lo mataron. Después, porque todo eso me ha servido para tener durante la vida una familia encantadora. Por último, he podido conocer la realidad y fortalecer lo que pienso sobre la Guerra Civil. Me encuentro en paz y he llenado los vacíos que tenía aún por no haber hecho este viaje», nos confiesa desde Alcoi, lugar donde todavía conserva familia, a la que agradece «la proximidad, el entusiasmo, la simpatía y el cariño» que han demostrado por él y su mujer.

Nada de esto habría sido posible, además, sin el trabajo incansable de las familiaa de las víctimas de la fosa 21, que han conseguido localizar a 58 parientes de las 76 fpersonas fusilados, tres de ellas mujeres, entre el 15 y el 21 de julio de 1939. Pilar Taberner explica que el primer paso es consultar los registros y los padrones de los ayuntamientos entre 1935 y 1940. En el caso de Bautista, el de Bocairent les tendió una mano y les situó en la pista de Brasil.

Hacerles justicia

Tras intentos a través de la embajada del país, una colaboradora de la asociación realizó una búsqueda por redes sociales de todas las personas en Brasil que tuvieran el apellido Vañó. Así fue como dio con algunos de sus sobrinos-nietos y empezó esta aventura. El encuentro con Progreso fue, para Pilar, «muy emocionante». «Cuando conseguimos que un hijo o una hija se pueda reencontrar con su padre o madre , no se puede describir lo que siento. La situación me ha superado más de una vez, porque a nuestros familiares los mataron juntos y, ahora, 83 años después estamos nosotros juntos», declara.

Para ellos, conseguir sacar a sus parientes de la fosa común es mucho más que un simple trámite para darles el entierro digno que se merecen. Es la única manera que tienen para hacerles justicia y reparar la memoria de todas las personas que fueron fusiladas. «Así como en otros países se han celebrado juicios después de épocas tan aberrantes y tan duras, en España no ha ocurrido lo mismo. Lo único que hemos podido hacer es intentar sacar a nuestros familiares de la fosa. Es a lo único a lo que se nos da derecho, y con muchos problemas burocráticos», concluye la presidenta de la asociación. Progreso hoy, con 84 años, puede decir que está a un paso de enterrar a su padre. Por todos los que todavía luchan por los suyos y los que se fueron antes de lograrlo