Durante los actos ha habido alegatos a favor de la memoria antifranquista, discursos feministas y en solidaridad con Palestina, y la reivindicación de que la antigua prisión de Yeserías sea un espacio de memoria.
MADRID
ACTUALIZADO:A escasos metros en los que hace décadas estuvo la cárcel franquista para mujeres de Yeserías, en Madrid, en torno a 300 personas han recordado la lucha de las mujeres antifranquistas. Una decena de asociaciones han apoyado esta convocatoria de diversos colectivos por la memoria histórica y víctimas del franquismo y la Asamblea Feminista de Arganzuela (AFA) en la que han vuelto a resonar los 80 nombres de las mujeres fusiladas tras el final de la Guerra Civil en el cementerio del Este. Entre medias, diversos lemas coreados: "¡Viva la lucha de las mujeres!" y "¡No es una guerra, es un genocidio!", en referencia a las masacres cometidas por Israel contra la población palestina.
La escritora y periodista Cristina Fallarás ha presentado el acto: "La lucha de estas mujeres, la lucha de las mujeres antifranquistas, tiene que ser un ejemplo. Tenemos que recordarlas porque también tenemos que dejar sus historias en herencia", ha comentado al principio. Así ha proseguido: "La narración de las luchas, normalmente, atiende a los hombres, a sus gestas heroicas, pero las mujeres luchamos poniendo el cuerpo, que así es cómo sabemos salvar, sanar, proteger y cuidar".
A continuación, ha llegado el momento de rendir un emotivo homenaje a las 80 mujeres fusiladas por el franquismo en la capital una vez terminada la Guerra Civil. Con un rotundo silencio embargado de emoción, los nombres de estas mujeres han sido pronunciados por integrantes de la AFA, del grupo de la Wikiesfera de Madrid, del Movimiento Antirrepresivo de Madrid, de Feminismos Tetuán, de UGT Madrid, de la Fundación Francisco Largo Caballero, del 8M Vallekas, del Ateneo Republicano de Vallecas, del Foro por la Memoria, de la Plataforma contra la impunidad del franquismo, de la Asociación Feminista San Blas-Canillejas, de La Comuna, de la Asociación de Mujeres de Ciudad Lineal, de la Asociación de Vecinos de Quintana, de Todos los niños robados son también mis niños y del Movimiento Democrático de Mujeres.
Más tarde, Mercy Bustos ha recitado el poema La última romanza de Carlota O'Neill, una mujer cuya historia también se ha escuchado esta fría mañana de domingo. Carlota O'Neill, escritora y periodista, fue la esposa del capitán Virgilio Leret Ruiz, comandante en Melilla el 17 de julio de 1936, fusilado por los golpistas un día después. O'Neill fue detenida y juzgada por haber escrito la primera crónica sobre los trágicos sucesos acaecidos tras el alzamiento militar y condenada a seis años de prisión. Recluida en el Fuerte de Victoria Grande de Melilla, fue liberada el 16 de marzo de 1940. Tras su salida de prisión, pudo emigrar a América.
Los acordes del violonchelista David Ortiz han llenado un parque en el que el silencio tan solo se ha roto por los sonidos y pitidos de un partido de fútbol que se disputaba en una cancha a escasos metros. "Para todas las fusiladas, para todos los fusilados", ha dicho el músico antes de tocar Al alba, algo que ha levantado unos leves susurros melódicos de los allí presentes. Más tarde, las voces se han alzado cuando Ortiz ha tocado Bella ciao.
Ellas, doblemente castigadas por el régimen
Dos integrantes de la AFA, Yolanda Herranz y Alba María Moreno, han leído un escrito elaborado para la ocasión: "Queremos reivindicar a nuestras hermanas y compañeras, las mujeres represaliadas, torturadas, violadas, fusiladas, humilladas, obligadas a vivir con hambre y sed, a beber agua filtrada de las cloacas, a soportar, cotidianamente, condiciones de hacinamiento e insalubridad, a practicar abortos clandestinos y a cuidar, en esa situación, de sus hijas e hijos".
"El muro de silencio levantado en torno a las cárceles del franquismo se ha duplicado en el caso de las prisioneras femeninas, nuestras hermanas no recibieron menor castigo que los hombres, sino que fueron objeto de un trato especialmente cruel, derivado - y aplicado – por su propia condición de mujer", han añadido las activistas.
Herranz y Moreno han querido también "rememorar la entereza, rebeldía y dignidad de nuestras hermanas represaliadas que, sin perder la fe, se movilizaron solidariamente y se organizaron políticamente dentro de las cárceles, y fuera de ellas, trabajando en la clandestinidad, ayudando a la guerrilla y luchando por la causa republicana. Por la libertad", una alocución que ha levantado los aplausos de los allí congregados.
En este acto tan especial, apenas unos días antes del 8M, también ha habido espacio para Jaldría Abubakra, integrante del Movimiento de Mujeres Palestinas Alkarama. Sus palabras han estado focalizadas en transmitir el horror que actualmente sufre la población palestina ante las atrocidades que Israel está cometiendo: "A día de hoy, hay 12.000 personas palestinas privadas de libertad por Israel, castigadas y torturadas, sufriendo las mismas injusticias que se sufrían aquí durante el franquismo". Asimismo, Abubakra ha denunciado que "se está cometiendo un genocidio en directo, no solo consentido sino apoyado por la mayoría de los gobiernos del mundo".
Un homenaje a todas las mujeres luchadoras
Rosa García, expresa política de Yeserías y activista de La Comuna, ha proseguido con la lectura de un testimonio personal, pero a la vez colectivo, sobre su paso por Yeserías en septiembre de 1975, apenas unos meses de la muerte de Francisco Franco. "En el verano del 75, el pabellón de las presas políticas estaba lleno y aún llegaron más mujeres en los días y meses posteriores a mi entrada y tuvieron que abrir otro pabellón. Porque la represión de los últimos años del franquismo fue brutal para hacer frente a un potente movimiento antifranquista que había ido ganando fuerza y extensión en los años anteriores", ha recordado.
"El 20 de noviembre murió Franco y lo celebramos por todo lo alto, con todo lo que pudimos juntar. Habíamos sobrevivido al mayor asesino de nuestras tierras y se abría una nueva etapa, no sabíamos qué habría después, pero éramos jóvenes y nos creíamos con fuerza. Lo que vino después no fue lo que esperábamos, ni mucho menos", ha añadido justo antes de terminar haciendo colectivo su mensaje: "Esto es un homenaje a todas las mujeres luchadoras".
La activista Elena Pérez ha sido la encargada de leer el manifiesto final, aterrizando sus palabras en el presente: "Seguimos siendo las más precarizadas, las que hacemos los trabajos esenciales, las que cuidamos y desarrollamos las labores menos reconocidas. Seguimos sufriendo multitud de violencias". Y ha añadido: "Para seguir en estas luchas, para seguir avanzando en la conquista de nuestros derechos, necesitamos echar una mirada al pasado. Porque el futuro no se puede construir sin memoria. Y no se puede construir sin justicia, verdad y reparación".
El Coro Malvaloca ha puesto la nota risueña a esta jornada de lucha y recuerdo en el que también ha habido lugar para las sonrisas. Tras cantar la célebre canción de Gayo rojo, gayo negro, más de una decena de cantantes ataviadas con tres colgantes, uno por cada color de la bandera republicana, han terminado entonando una recopilación de las canciones que cantaban, entre rejas, las mujeres antifranquistas: "Si alguien te dice: alto, quién vive, responde bien fuerte y en alta voz: somos las presas del 39, viva la madre que nos parió".
Por último, la antigua tapia de la cárcel de Yeserías ha sido el escenario elegido por los colectivos que han secundado esta movilización para llevar a cabo una ofrenda floral. Al mismo tiempo, las asociaciones presentes han vuelto a reclamar que ese lugar, actualmente el centro de inserción social Victoria Kent, sea declarado como lugar de memoria histórica.
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