https://mundoobrero.es/2024/03/09/la-huella-de-angelina-gatell/
El tren de la memoria
“Hay que volver a poner /con humilde paciencia / un ladrillo sobre otro”. Ángela Figuera (escritora y luchadora)
Cuando estas notas sean publicadas ya habrá tenido lugar en el Club de Amigos de la Unesco de Madrid el acto homenaje a la poetisa Angelina Gatell. Confieso no haber leído nada de ella hasta que muy recientemente un vecino me hizo el favor de prestarme una antología que recoge una selección de su obra poética entre 1950-2000 Los espacios vacíos y desde el olvido (Bartleby Editores). ¡Benditos vecinos cuando no son directamente merecedores de una patada en la entrepierna! Qué gran favor presentarme a nuestra homenajeada, Angelina Gatell Comas (Barcelona, 8 de junio de 1926-Madrid, 7 de enero de 2017), poeta, traductora, actriz de doblaje y al fin, mujer comprometida y luchadora que trabajó activamente en la defensa de diversas causas tanto políticas como sociales y culturales.
Afortunadamente Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, sí conoce y valora la obra y la peripecia vital de Angelina, “un referente fundamental en la memoria histórica de nuestra cultura”. Así, en octubre del pasado año la totalidad de la obra poética que publicó Angelina Gatell quedó guardada en la Caja de las Letras como homenaje del Instituto Cervantes a quien fue una de las principales representantes de la poesía social de los años cincuenta. El legado in memoriam de la escritora, la huella lírica de Gatell Comas, se depositó en la caja número 945 para formar parte de la Biblioteca Patrimonial de la institución.
Ángela Figuera, María Beneyto, Gloria Fuertes, Carmen Conde… y muchas más voces como las de Angelina que fueron engullidas por el silencio
Entre las voces de Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente o Claudio Rodríguez, también estaba la de Angelina, formando parte así del grupo poético de los 50. Ella, además, hizo mucho por intentar poner en valor a tantas voces de mujeres poetas que tenían doble lucha: la de ser mujeres en una sociedad nacionalcatólica que las condenaba al territorio de la sumisión y, la de ser poeta y hacer de la poesía una herramienta de identidad. Ahí con el de Angelina van otros nombres de grandes poetas: Ángela Figuera, María Beneyto, Gloria Fuertes, Carmen Conde… Y fue Carmen Conde quien en 1971 publicó Poesía femenina española(Bruguera), con notas de Angelina Gatell. Todas esas voces, como la de Angelina, fueron engullidas por el silencio. Sin embargo esas mujeres poetas estaban, decían y escribían, pero no entraron en un canon de poesía de posguerra, germinando en la sociedad el gran error de su inexistencia.
“La libertad está contigo y no te la tiene que conceder nadie, la llevas tú”, decía. Y a la luz de ese principio escribió y vivió.
Una constante en la obra y en la vida de Angelina, si es que en su caso pudiéramos disociarlas, fue la lucha por ser libre. Decía que “la libertad está contigo y no te la tiene que conceder nadie, la llevas tú”. A la luz de ese principio escribió y vivió. Conoció la oscuridad donde todo parece acabado durante la Guerra Civil, el dolor de los exiliados, la dictadura y su capacitad de devastación, pero supo hacer de la necesidad virtud (nunca mejor dicho) y renacer de las cenizas de la derrota para amasar, verso a verso, un tesoro de dignidad.
En las páginas de la antología Los espacios vacíos y Desde el olvido 1948-2000 hay mucho recuerdo, mucha necesidad de decir y decirnos todo aquello desaparecido y que aún deambula por su memoria. Su poema “Los espacios vacíos” así nos lo transmite: “En torno a mí, multiplicándose, / los espacios vacíos. // En ellos hubo / racimos/ de cálida dulzura, vaciándose /uva a uva en mi pecho /hasta infundirme / la claridad, el rocío. // Seres, cosas, instantes / donde la aurora hundió sus dedos / y los hizo trasunto de sí misma / y me los fue otorgando /hasta colmarme toda. // ¿Cómo decir / sin herirlos ni herirme / sus nombres tan amados?”.
Presente en el acto del Instituto Cervantes, Eduardo Sánchez Gatell, hijo de la autora, aseguró que “la poesía fue su forma de vivir; toda su vida, en cualquiera de sus facetas, estuvo entretejida de poética en el sentido aristotélico del término. Vivió poéticamente” la guerra, dijo, la represión lingüística y cultura de Cataluña, las acciones de resistencia en el Socorro Rojo Internacional (donde ayudaba a escapar a los perseguidos), etc. Un compromiso y una “mirada poética absoluta” que le ayudaron a sobrellevar “sus decepciones y su propio ostracismo literario durante largos años”.
Tras los pasos de Angelina escapemos del olvido, suele ser peligroso.
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