Monumento a los españoles muertos por Francia

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martes, 14 de diciembre de 2010

Uno de los cuadros que pude disfrutar en mi visita al Reina Sofía en Madrid, fue este “monumento a los españoles muertos por Francia” pintado por Pablo Picasso en 1947. Se encuentra bastante cerca del famoso Gernika.

No sin razón, se acusa a nuestros vecinos del Norte de chauvinistas. A medida que voy cumpliendo años compruebo que ese chauvinismo existe más allá de la frontera del hexágono. Los franceses tienen muy a gala reconocer sus grandes hazañas históricas, sin embargo no se sienten nada orgullosos de su papel en la Segunda Guerra Mundial. Ningún monumento de envergadura rinde homenaje, por ejemplo, a los miles de españoles que combatieron la ocupación nazi. Los republicanos españoles, que habían perdido la guerra contra los sublevados de Franco, fueron parte importante de la Liberación de Francia. Se calcula que más de 10000, agrupados en el AGE (Agrupacion de guerrilleros españoles) lucharon por todo el país principalmente en el Sur de Francia dándose el curioso caso de la liberación de Foix. Los resistentes derrotaron a una guarnición de 2.000 soldados alemanes y ejecutaron a sus mandos. En esta acción solo intervinieron españoles.

Se unieron a los franceses de diversas maneras. Por ejemplo en Burdeos, durante el año 1940, el líder de los partisanos franceses contacta con lo que queda del Partido Comunista Español buscando gente para combatir a los nazis. La presencia de españoles en Burdeos es fuerte y se divide en dos grupos. Uno formado por los que huyen del franquismo y el segundo formado por los españoles que escaparon de las hambrunas que asolaron España a primeros de siglo y se habían establecido en Francia.

En París la resistencia comienza a organizarse en 1942 y la presencia española es menor, pero significativa. Para los españoles, la Resistencia al nazismo es la continuación de la guerra civil por otros medios y en otro país. Para los comunistas, es también una manera de responder a la solidaridad de las Brigadas Internacionales.

El tercer grupo de resistentes donde los españoles tuvieron mucha fuerza fue La Legión extranjera. A mediados de 1939 el Gobierno francés no sabe que hacer. Desde la derrota de la Republica hasta que Alemania invade Polonia, pasan unos meses y los refugiados huyen de España buscando salvar el pellejo. Lo que queda del ejercito republicano es encerrado en las playas del Mediterráneo hasta que Francia decida que hacer con ellos. Miles de estos soldados se apuntan a la Legión francesa. Son destinados tanto a Argelia como a África negra (Chad, Camerún). Estos últimos se incorporarán a las Fuerzas francesas libres a partir de 1940, uniéndose a las columnas del general Leclerc. Este militar francés formo una columna de las fuerzas francesas libres que partió de Chad para unirse con las fuerzas británicas del general Montgomery en Trípoli, en enero de 1943. Participó en el Desembarco de Normandía con la 2ª División Blindada que entró a París el 25 de agosto de 1944. Los aliados deciden que, por politiqueos y cosas del simbolismo, debe de ser tropas francesas las que liberen Paris. Leclerc ofrece la misión al capitán Raymond Dronne, pero los soldados a sus ordenes son todos anarquistas españoles. Las primeras divisiones de la 9ª Compañía entran a París por la Porte d'Italie a las 20:41 de ese 24 de agosto. A las 21:22 horas llegan a la plaza del Hotel du Ville, donde los resistentes franceses llevan unos días luchando. Los franceses salen a la calle cantando “La Marsellesa”, como no, y esperando a los americanos como libertadores; se sorprenden de oírlos hablar en castellano. Se quedan allí toda la noche esperando refuerzos y al día siguiente, al amanecer, entran en París.

Los combates por toda la ciudad son duros pero al final se hacen con el control de la ciudad. Los franceses deciden fusionar todas sus brigadas de extranjeros formada por armenios, polacos, italianos, rusos y españoles siendo estos el grupo más grande con unos 500 miembros. De ah continua hacia Alemania participando en la liberación de Estrasburgo.

Al acabar la guerra los españoles se agarraban a un sueño: volver a España, con el apoyo de los Aliados. Creian que se habían ganado el derecho tras haber partido desde el Chad tres años antes. La realidad fue otra y el dictador permaneció en el poder hasta 1975 muriendo plácidamente en la cama.

Los meritos de los republicanos españoles fueron ignorados por los franceses. Picasso, que llevaba viviendo en Francia desde 1904, debió de ver bastante claro lo que iba a suceder, y entre 1946 y 1947 pinta este cuadro como su pequeño homenaje a los combatientes españoles en Francia.

No es de los cuadros más reconocidos del artista pero sirve para reconocer a los españoles que lucharon en Francia defendiendo la libertad y la Democracia, lo que en España no pudieron conseguir.