Almudena Álvarez
Palencia, 14 dic (EFE).- La pared que rodea la antigua cárcel de Palencia, reconvertida hoy en un centro cívico y cultural, se ha convertido hoy en "muro de la memoria" al recuperar la historia de lo que ocurrió en la cárcel y los nombres de los 2.532 vecinos de Palencia encarcelados o fusilados entre 1936 y 1945.
Armados con rotuladores permanentes, pinturas, y tizas, y con la letra y la música de cantautores en su mayoría desaparecidos, unas doscientas personas han dejado escrito en los ladrillos de este muro de la memoria los nombres de sus familiares represaliados.
Un acto "sencillo y emotivo" con el que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Palencia ha querido "reivindicar" y "recuperar" la memoria de los represaliados políticos, ha explicado a Efe, el portavoz de la asociación, Pablo García Colmenares.
"Una forma de reivindicar la memoria de las víctimas y la memoria del espacio, del territorio, de la cárcel", ha manifestado Colmenares, ya que la antigua cárcel, que se ha rehabilitado manteniendo en parte la fábrica original del edificio, no va a mantener nada de su memoria.
"Un error", según la ARMH, porque "la sociedad necesita referentes históricos y recordar lo que pasó aquí porque forma parte de nuestro pasado", ha señalado, lamentando que el ayuntamiento de Palencia tenga previsto transformar esta zona y derribar la pared de ladrillo convertido hoy en muro de la memoria.
De hecho, el acto de hoy no ha pretendido ser una reivindicación política, sino una reivindicación social hecha "en nombre de nuestros padres, nuestras madres, nuestros abuelos, nuestras abuelas, nuestros antepasados", ha subrayado.
Un acto que entra dentro de "la cotidianeidad democrática" y que "no pretende molestar a nadie ni se hace contra nadie, solo a favor de los familiares de los que fueron represaliados".
En este sentido, el artista gráfico, Javier Ayarza, promotor de esta actividad, ha explicado a Efe que el objetivo ha sido "recuperar, al menos durante un tiempo, la historia de lo que ocurrió en este edificio".
Defensor del "artivismo" y del arte como forma de lucha y de militancia política, Ayarza ha subrayado la fuerza de un ejercicio plástico como este, que pretende servir "para no olvidar lo que pasó, porque nunca se puede dejar de luchar ni de olvidar", ha afirmado.
Esta vez para luchar han bastado un centenar de hojas con 27 nombres escritos en cada una y una legión de familiares, armados con rotuladores, para convertir un muro de ladrillo en un lienzo, y una obra de arte en una reivindicación social. EFE
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