diumenge, 1 de juliol del 2018

La represión franquista liquidó a la práctica totalidad de la corporación republicana de Zufre


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La represión franquista liquidó a la práctica totalidad de la corporación republicana de Zufre


Una investigación de Santiago González Flores recuerda el trágico final de seis ediles zufreños durante los días posteriores al estallido del golpe de estado de 1936. De los nueve concejales que conformaban la Corporación, entre ellos el alcalde, Antonio Mallofret Domínguez, cinco serían asesinados y otros dos dados por desaparecidos por causa de la represión ejercida por los sublevados franquistas.
El primer edil y los concejales José Navarro Hato y Manuel Bejarano Bejarano fueron asesinados en la madrugada del 23 de agosto de 1936 en la Vega del Almiar. Sus cuerpos fueron trasladados en un camión y arrojados a la fosa abierta en el cementerio. Según algunos testimonios orales que ha recogido González, las últimas palabras que oyeron en vida fueron "’... correr, ...venga, a correr’, como me narró, con lágrimas en los ojos, la hija de uno de ellos”.
El concejal Casiano Núñez Domínguez, junto con los vecinos José Durán Reinosa y José Hipólito Hato Martín, serán fusilados en El Charquillo, referencia a las tapias del patio trasero del Cementerio, en la madrugada del 23 de agosto de 1936. Esta jornada, en palabras el investigador zufreño, “fue uno de los días más aciagos en la historia contemporánea de este pueblo, ya que el silencio y el miedo anidaba en cada casa, con cerrojazos y portazos que alimentaba el terror a la llegada de los militares a los domicilios en busca de vecinos para llevárselos presos". La expresión que refleja fielmente este miedo era la de “...vendrán a por mí!!!…".
Continuando con el catálogo de la barbarie, el 29 de agosto fue asesinado el concejal Esteban Rufo Reyes, junto con los vecinos José Bejarano Carboneras y Alfonso Rodríguez Sánchez. Caso extraño fue el del concejal Salvador González Márquez, ya que se dio por muerto en 1936 al huir ante la entrada de los sublevados y se creyó que fue pasto de los asesinos en una de las purgas; no obstante, reapareció en 1937 y sufrió persecución y cárcel.
El concejal Narciso Fernández Colorado, aunque consta hasta finales de julio de 1936 como concejal, presentó su dimisión a primeros de julio de 1936 por el motivo de no poder atender su cargo adecuadamente. A pesar de ello, no se salvó de sufrir continuos interrogatorios y penas.
De los concejales restantes, Antonio Ortega Navarro y Benito Asencio Macías, no se conoce ciertamente su destino, aunque, “a tenor de la situación general de la comarca, su situación pudo ser similar, pudiendo recibir interrogatorios o palizas, desconociendo su paradero”.
Estos asesinatos se suman a los que sufrió Zufre desde agosto de 1936 a noviembre de 1937 y que, según González, alcanzó el centenar de vidas sesgadas, ”uno de sus episodios más negros en la historia de esta localidad”.