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Los restos óseos de algunos militares aparecieron el primer día de excavación cerca de Griegos
En el verano de 1938, meses después de la Batalla de Teruel, un grupo de soldados republicanos cayó en manos del bando sublevado en la sierra de Albarracín. Y un número indeterminado de ellos, una veintena quizá, fueron sumariamente fusilados en un paraje conocido como la Muela de San Juan, a unos 1.800 metros de altitud, cerca del pueblo de Griegos.
Transcurridos 83 años de aquellos hechos, el ayuntamiento de esta localidad de montaña y la asociación Pozos de Caudé, invocando la Ley de Memoria Histórica, se han propuesto localizar los restos de todos aquellos militares e identificarlos con el fin de entregarlos a sus familiares y darles una sepultura digna.
Los trabajos de excavación, realizados por ArqueoAntro, empezaron el pasado 8 de septiembre y ya han dado resultados con el hallazgo el mismo día de los primeros restos óseos en una trinchera que, al acoger los cuerpos sin vida de los infortunados soldados, se convirtió en una fosa común.
«No sabemos cuántos eran, puede ser que 7 u 8 o cerca de 20», explica Francisco Sánchez Gómez, de Pozos de Caudé, que se ha lanzado a la búsqueda con una ayuda de 10.000 euros procedente de la Secretaría de Estado de la Memoria Histórica y canalizada por la Federación Española de Municipios y Provincias.
«Ha habido suerte», afirma Sánchez, que considera que el rápido avance de la búsqueda evitará que la excavación se adentre en el otoño y tenga que interrumpirse con las primeras nevadas, que en esa zona suelen llegar prematuramente y son muy copiosas.
La prospección del terreno empezó gracias a las indicaciones de personas mayores de Griegos que, como ha demostrado la aparición de diversos huesos, estaban en lo cierto respecto de la ubicación del lugar de enterramiento. «Años antes se ve que un grupo de niños del colegio local halló en ese mismo sitio, de forma casual, un cráneo», apunta el responsable de Pozos de Caudé.
La longitud de la trinchera donde están empezando a aparecer los huesos es de 300 metros, lo que ha causado una gran sorpresa entre quienes buscan a los fusilados. De hecho, se planea ya recuperar la zanja una vez localizados todos los militares. El objetivo es que, andando el tiempo, pueda ser visitada como un vestigio de la guerra civil.
Ayuda para identificarlos
«Creemos que terminar el trabajo nos puede llevar dos o tres días más», informa Javier Iglesias, director de ArqueoAntro, una empresa que en la actualidad realiza labores de recuperación de víctimas de la guerra civil en la gran fosa común del cementerio de Paterna (Valencia), donde están documentados 2.237 fusilados.
«En Griegos, al ver que salían restos, hemos pasado del pico y la pala a remover la tierra de forma manual», indica. Con todo, adelanta Iglesias, «la dificultad vendrá después, cuando haya que identificar los esqueletos», una labor que se hará mediante el estudio comparado del ADN. Pero para ello, advierte el director de ArqueoAntro, hay que identificar a los soldados y dar con sus familiares. La tarea no es fácil.
«No sabemos nada de ellos, ni siquiera a qué unidad pertenecían», reconoce Iglesias. Por eso, subraya, es crucial que quienes tengan datos que puedan ser de ayuda se pongan en contacto con el equipo de arqueólogos, con el Ayuntamiento de Griegos o con la entidad memorialista Pozos de Caudé.
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