Victor Pérez Barrientos y Marcelino Quintano Fernández., paseados en 1936
En un emotivo avance en la búsqueda de la verdad histórica y la justicia, los restos de dos valientes luchadores, Urbano González Soto y Marcelino Quintano Fernández, han sido finalmente identificados por su ADN. Su sacrificio en la lucha contra la opresión falangista en septiembre de 1936, que los llevó a enfrentar a la muerte por sus ideales socialistas, ha sido honrado con esta reveladora identificación.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha liderado el esfuerzo para exhumar los cuerpos de las víctimas que yacen en la Fosa de Villadangos del Páramo. Urbano González Soto y Marcelino Quintano Fernández, ex concejales socialistas en Valencia de don Juan, han sido rescatados de la oscuridad del olvido, junto con otros diez héroes anónimos que aún esperan ser reconocidos.
En febrero de 2022, la ARMH logró exhumar una parte de la fosa que ha guardado durante décadas los secretos sombríos de la represión franquista. Las investigaciones de la Universidad del País Vasco han permitido la extracción de muestras de ADN de cuatro esqueletos adicionales, que están siendo minuciosamente cotejadas con muestras de familiares vivos. Este meticuloso proceso de identificación ha brindado a las familias de las víctimas un rayo de esperanza en su búsqueda de justicia.
Urbano González Soto, hijo de Manuel y Braulia, nacido en Valencia de don Juan en 1906, sigue siendo un símbolo de valentía y convicción. Trabajó incansablemente, incluso en Francia por un tiempo, antes de regresar y establecer su propia albardería, donde creó aparejos para animales de carga. Además, ejerció como concejal socialista y estaba a punto de casarse con su amada Carmina. A pesar de su arresto y posterior asesinato, su espíritu perdura en la memoria de su familia, especialmente en su hermana Melchora González Soto, quien falleció recientemente a los 86 años, manteniendo viva la llama de su legado.
Marcelino Quintano Fernández, nacido el 9 de enero de 1906 en Valencia de don Juan, dejó una marca indeleble en la lucha por la justicia y la igualdad. Casado y padre, trabajó en el bazar y almacén Casa Alcón mientras ejercía como concejal socialista. Su trágica historia se entrelaza con el cumpleaños de su sobrino Salomón, cuando falangistas armados lo arrancaron de su hogar, desgarrando a su madre Antonia en un intento desesperado por retener a su hijo. Aunque la brutalidad de los verdugos lo separó de su familia, su memoria perdura en cada rincón de su localidad natal.
Estas identificaciones no son solo una victoria para las familias de las víctimas, sino también un recordatorio de los horrores del pasado que nunca deben repetirse. La Fosa de Villadangos del Páramo se convierte en un testimonio silencioso de la resistencia y la perseverancia de quienes lucharon por la justicia, incluso en las circunstancias más oscuras.
ARMH
La ARMH, a través de su vicepresidente y coordinador de la exhumación, Marco González, ha subrayado la importancia de estos logros. «Estos avances son el fruto del esfuerzo y la persistencia de muchas familias», expresó González. Sin embargo, también señaló las sombras que aún persisten en el proceso, incluida la falta de apoyo de ciertas figuras locales que no han estado a la altura de su deber hacia las familias afligidas. Las disculpas esperadas por parte de las autoridades locales son un paso necesario hacia la reconciliación y el reconocimiento de la dignidad humana.
La identificación de Urbano González Soto y Marcelino Quintano Fernández es un recordatorio poderoso de que la memoria histórica es esencial para comprender y sanar las heridas del pasado. Con cada paso hacia la verdad, honramos la valentía de aquellos que se alzaron contra la opresión.
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