dijous, 30 d’octubre del 2008

Ruïna al País Valencià: El Consell admite que el pago aplazado ya le pasa factura y le obliga a reducir la inversión.

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El Consell admite que el pago aplazado ya le pasa factura y le obliga a reducir la inversión

El conseller Mario Flores admite que sus presupuestos "están maniatados" por el gasto social

L. B. B., Valencia

El conseller de Infraestructuras y Transportes, Mario Flores, ha admitido ante un foro de empresarios de la construcción y de planificadores de carreteras que "la inversión pública, de origen presupuestario, se ha visto disminuida en los últimos tiempos y tiene visos de continuar a la baja, entre otras cosas, porque también es tiempo de pagar lo mucho que se ha hecho", aseguró en referencia a la fórmula de pago aplazado o modelo alemán, aunque sin citarlo.

Este sistema, que también utiliza la administración central permite a la administración disfrazar la deuda para las grandes inversiones ya que es el sector privado quien adelanta el dinero necesario para ejecutar una gran infraestructura y la administración sólo empieza a pagar una vez ha finalizado la infraestructura.

La Unión Europea desaconsejó en 1999 la fórmula del pago aplazado porque hipotecaba el presupuesto futuro de las administraciones. De hecho, en el año 2000, los ejecutivos central y autonómico desterraron el modelo alemán de la contratación pública. Sin embargo, el ejecutivo de Eduardo Zaplana desenterró la fórmula en 2001 para hacer frente al pago de 21.443 millones en infraestructuras.

En 2005, el Consell también rescató el modelo alemán para contratar 126,9 millones en obras públicas como la carretera de Torreblanca al aeropuerto de Castelló, un tamo de la T-2 a Natzaret o el túnel viario de la avenida de Dénia en Alicante. Afinar con las inversionesUnas inversiones que, ahora, ya empiezan a pasar factura.

Flores aseguró a los constructores y contratistas de obra pública, durante una cena coloquio organizada como prólogo de la XXVII Semana de la Carretera celebrada en Valencia a finales de septiembre, que no quería dar un discurso "pesimista" de la actual situación sino "más bien ser lo más realista posible con ciertas dosis de idealismo". Y defendió que "hoy más que nunca es fundamental abordar una planificación que se ajuste a las necesidades reales de nuestro territorio y nuestra sociedad. Por ello al definir las líneas maestras de cualquier planificación de infraestructuras debemos tener presente la función económica y social que debe regir cualquier inversión pública, persiguiendo la optimización de los recursos económicos de los que, desgraciadamente, disponemos".

De hecho, acto seguido admite que la planificación de infraestructuras viarias "va a venir marcada por los escasos recursos económicos de que dispone la administración, cuyos presupuestos vienen maniatados por el gasto que las comunidades autónomas deben destinar a la educación, la sanidad, el bienestar social -no nos olvidemos de la ley de dependencia-, y que, en algunos casos, como en la Comunitat Valenciana, llegan a superar el 80% del presupuesto global". El conseller recordaba, además, que se ha cerrado el grifo de las ayudas europeas porque la Comunitat Valenciana ya no es Objetivo 1.

"Hemos disfrutado de un decenio de bonanza económica que ha permitido, gracias también a una importante inyección de fondos europeos, una gran inversión pública en materia de infraestructuras, que ha supuesto un enorme desarrollo para el conjunto del territorio nacional". Ha llegado la época de vacas flacas. Y aunque sea en petit comité, el Consell empieza a admitir la situación.
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