diumenge, 21 d’abril del 2013

El secreto de la República


http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/el-secreto-de-republica_798102.html

José Acosta Sánchez. Catedrático jubilado de Derecho Constitucional 19/04/2013
Toca referirse al 14 de abril de 1931, proclamación de nuestra II República. Pero más que por su trascendencia histórica, por el secreto que guardaba sobre el gran tema del origen de nuestro discutido Estado autonómico. Y dado que para conocer un gran fenómeno político lo primero es saber su origen, busqué el origen del "Estado integral" que aparece en nuestra Constitución de 1931. Y descubrí que, aun estando en ésta sin duda la raíz del Estado autonómico, éste no fue una creación española, ni surgió, como se cree, por influencia de la gran Constitución federal alemana de 1919, sino que el secreto de su nacimiento está en la Constitución del Estado Libre de Prusia de 1920 (Freistaat Preussen).
La figura central del tema es Jiménez de Asúa, joven penalista que fue presidente de la Comisión redactora del proyecto de Constitución de 1931, teniendo como mentor a Fernando de los Ríos, catedrático andaluz de Derecho Político, uno de los grandes políticos del proceso constituyente republicano y ministro de Justicia en el Gobierno provisional de la República. Y la primera prueba del secreto aludido la da Jiménez de Asúa en su histórico discurso de presentación en aquellas Cortes, el 21 agosto de 1931, del proyecto de Constitución republicana, al informar en él de que la nueva Constitución de Prusia, de 1920, "proporciona a las regiones una gran descentralización".
Gran novedad en el Derecho Constitucional, descentralizar regionalmente un Estado, que entonces se llamará "integral". Palabra sobre la que han corrido ríos de tinta, pero, sin duda, "tudesca", o sea, alemana, según ya vió Royo Villanova en 1936, y significando que las autonomías no desintegraban el Estado español, que permanecía íntegro tras su descentralización en regiones autónomas. Sin embargo, Jiménez de Asúa no reveló entonces la Constitución que servía de modelo de "Estado integral" a la española, o sea, la del Estado Libre de Prusia, de 1920. Hay que esperar para saberlo a su libro de 1932, Proceso histórico de la Constitución de la República Española , en el que afirma: "Unitarismo y federalismo están en crisis... La superación de la antítesis federal-unitarista se logra con la síntesis Estado integral, pensado por Preuss (la figura alemana clave), que transformó la descentralización administrativa de las provincias prusianas en autonomía política".
Y ya en su obra principal, de exilio, publicada en Buenos Aires, en 1946, La Constitución de la democracia española y el problema regional Asua aclara: "Y por este régimen, de ir dando una enorme autonomía a las provincias prusianas, es como quiso Hugo Preuss construir un Estado integral". Modelo y nombre que adopta nuestra Constitución republicana de 1931 y aparecen como Estado autonómico en la de 1978, sin que entonces los constituyentes españoles conociesen la clave de origen, la Constitución liberal prusiana de 1920, y creyendo que la fuente era la anterior Constitución federal alemana de Weimar.
El primer Estado integral, de regiones autónomas, se estableció, pues, en Prusia, en el artículo 32 de su Constitución de 1920, que fijó 13 regiones. Pero desde la perspectiva española el interés de aquella Constitución prusiana estriba en que esas nuevas regiones autónomas abrochaban en un órgano común decisivo, un Consejo de Estado que las representaba y coordinaba (Staat-rat). Y lo lamentable fue que la Constitución española de1931 adoptó aquel Estado integral pero sin el órgano de coordinación prusiano, que pudiera haber servido de guía a nuestros constituyentes de 1978. Y no que el remedio que nuestra Constitución de ese año aportó el disparatado Senado de su artículo 69, fue muchísimo peor que la enfermedad territorial que España padecía. Pues estamos ante una Cámara espuria, sin verdadero poder legislativo, decimonónica representación de las provincias, a razón de 4 senadores por cada una, cuando se trataba de ordenar un Estado de "nacionalidades y regiones". Así que, más que nunca, lo que se ha dicho: "Si hemos podido reformar la Constitución en un plis plas para recortar nuestra soberanía e imponer un techo de gasto en el déficit, hagamos un ejercicio de eficacia y carguémonos ya el Senado. Nadie lo va a echar de menos". Sólo, añadimos, lo echarán de menos sus beneficiarios, los partidos y cuerda de políticos asilados en esa esplendida casa de acogida, a costa de los españoles, remozada con ricas maderas su "fecundo" hemiciclo, condenado a la nada. 35 años de oprobio a la democracia y despilfarro de millones y millones de euros, ofensa inconmensurable a millones de parados y familias enteras hambrientas en la peor crisis de esta España. "Austeridad" estatal, ejemplar.