dimecres, 3 d’abril del 2013

MARCO ANTONIO GONZÁLEZ, DOS AÑOS COMO VICEPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA (ARMH)


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“Gobierne quien gobierne seguiremos luchando contra el olvido”
Marco Antonio González lleva dos años como vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), desde que el colectivo consideró que el salto de Santiago Macías a las filas del PSOE de Ponferrada era incompatible con la representación de la Asociación y decidió elegir a otra persona para ese cargo. 
Han sido dos años difíciles, con la llegada del Partido Popular al Gobierno, que congeló las pocas políticas de memoria puestas en marcha en torno a la Ley de la Memoria Histórica. Es un buen momento para hacer un balance de este “bienio” y hablar del futuro de la memoria histórica. 
ARMH / 02-04-2013
¿Cómo llegaste a la vicepresidencia de la Asociación?
Cuando el entonces vicepresidente Santiago Macías anunció que sería candidato en la lista del PSOE a las elecciones municipales de Ponferrada, la junta directiva de la Asociación consideró que ambas facetas eran incompatibles; se rescindió su contrato y se convocó una asamblea para cambiar el titular de la vicepresidencia. Aprovechamos además para incluir un artículo en nuestros estatutos que no permitiera a alguien formar parte de la ejecutiva de la Asociación e ir en una lista electoral. Hay un capital simbólico que se construye en parte con la viabilidad que permite la representación de la ARMH que no puede estar al servicio de otra organización. Siempre hemos sido una organización independiente que ha peleado por sus objetivos con diferentes organizaciones políticas. 
¿Cuál había sido antes tu vinculación con la recuperación de la memoria histórica?
Soy biznieto de un represaliado, uno de los primeros hombres que fue fusilado en El Bierzo. La historia familiar nunca ha sido silenciada en mi casa y sé que hay muchos hogares en los que el terror del franquismo dura hasta hoy. Por otro lado, la primera exhumación por métodos científicos fue en Priaranza del Bierzo, cerca de mi pueblo. La historia estaba ahí y sólo hacía falta un acercamiento a la ARMH que ocurrió en el año 2006, en As Pontes, A Coruña. Allí conocí a un equipo de trabajo estupendo, muy buena gente. Y en ese momento decidí que me tenía que implicar en este movimiento social.
¿Cuáles son las cosas que te motivan a trabajar por esta causa?
La lucha contra el olvido. Puede sonar muy utópico pero si somos realistas Franco murió en su cama en 1975 y desde su muerte no ha habido una legislación seria  o una política clara para solucionar un problema que está ahí y que día a día lo vemos por las cientos de familias que nos escriben. Hay 113.000 familias que tienen un desaparecido y la única solución que les ha dado el Estado es un modelo de Impunidad: Ley de Amnistía, Ley de Memoria Histórica, el caso Garzón, etc… Y por si fuera poco los diferentes gobiernos que hemos tenido se han volcado en exportar nuestro modelo de Transición a otros países.
Cada vez que fallece un hijo o una hija de un desaparecido y nos llaman sus descendientes para comunicarnos su muerte, el franquismo sociológico imperante en nuestro país puede pensar que ha ganado una pequeña batalla de ese olvido, pero no la lucha contra el olvido, porque son los nietos y nietas los que siguen exigiendo la búsqueda de sus abuelos en las cunetas.
¿Cómo valoras los efectos que ha tenido la ley de la memoria?
 Es una ley hecha a medida de los padres de la Constitución, para que no quepa la menor crítica de la amnistía que se firmó en 1977; políticas de impunidad avaladas por antiguos franquistas y por la izquierda parlamentaria del momento. Como ejemplo de lo chapucera que puede ser la Ley de Memoria Histórica no aparece la palabra “juzgado”, “denuncia”, “homicidio”, “muerte violenta”. Palabras clave para investigar un asesinato y que los culpables asuman responsabilidades.
En el trabajo del día a día, el de las exhumaciones, hemos podido constatar los efectos de la ley de Memoria Histórica. En algunos casos, el humilde jornalero que en su huerta tiene una fosa común en la que deja intervenir a la Asociación ya ha hecho más que cualquier administración jurídica del Estado.
¿Qué ha ocurrido con el cambio de Gobierno?
Ha ocurrido lo que la Asociación y cientos de familiares pensábamos. El Gobierno socialista pasó por este tema de puntillas y dejando muchas cosas en el cajón, el Valle de los Caídos, por ejemplo. Y en cuanto al del Partido Popular: ¿qué pueden esperar las víctimas del franquismo de un partido fundado por los descendientes del franquismo? Su fundador Manuel Fraga en 1977, después de ser un ferviente seguidor del régimen, de la noche a la mañana se convirtió en un demócrata de toda la vida. En imágenes  parece que sólo existiese en Tecnicolor y que hubiera sido elegido por sufragio universal. Pues no, fue ministro de un país donde se prohibía votar, opinar, discrepar.  
Este tema para el PP es incómodo por eso dice una cosa y no hace otra. En el Artículo 3 de sus estatutos dice textualmente que su actuación general será orientada por un compromiso con la solidaridad hacia las víctimas de cualquier tipo de violencia en todas sus manifestaciones. Pero del dicho no pasan al hecho, como si negaran la condición violenta del la dictadura franquista.  
Cuando se estaba elaborando la Ley de la Memoria Mariano Rajoy se permitió decir que eso de “la memoria histórica no le importa a nadie”. Estaba llamando “nadie” a los familiares de decenas de miles de desaparecidos, presos políticos, exiliados… En una democracia de calidad eso debería tener consecuencias políticas. Por eso va a ser nuestro deber seguir luchando contra el olvido gobierne quien gobierne.
Desde la exhumación de la primera fosa en Priaranza del Bierzo hasta hoy, ¿qué piensas que ha supuesto para la sociedad española la puesta en marcha de un movimiento social que lucha contra la impunidad del franquismo?
Ha supuesto que muchos hombres y mujeres puedan hablar sin tapujos de la desaparición de su padre o de su madre. Ha costado más de 10 años que la exhumación de una fosa común se normalice, es decir, que un familiar acompañado de grupo de técnicos de la ARMH pueda llegar a recuperar los restos de un ser querido y recuperar la memoria familiar y la colectiva, más allá de donde el estado quiere llegar. Parece que a los únicos que les sorprende esa situación es a los legisladores de este país. Por suerte, una exhumación ya no es algo inusual, todos los pueblos tienen su fosa común y muchos vecinos están deseando que aparezcan los familiares de las víctimas y esa fosa sea abierta.
Cuando en una fosa aparecen restos humanos con signos de violencia ponéis una denuncia. ¿Qué es lo que hacen la policía y la justicia a partir de ese momento?
Es muy variable, depende de los cerca o lejos que estén trabajando los técnicos, parece de broma pero no lo es. Es una decisión del juzgado de turno si se personan o no. En el 90% de los casos, la Guardia Civil hace una ocular y a los 15 días el caso llega sobreseído. En alguna ocasión, se acogen a que denunciamos un NO DELITO. Un motivo muy subjetivo cuando no se ha personado un juez o un forense judicial.
En las exhumaciones o en las entregas de los restos a los familiares habrás vivido momentos muy emocionantes. Puedes recordar uno que pueda ser representativo de todos.
Uno de los más recientes, fue en una de la entrega de restos más multitudinaria que hemos visto, donde más de 500 personas abarrotaron un polideportivo acompañando a 9 familias en un duelo que no pudieron hacer durante 72 años. Uno de los hijos de las víctimas, en el momento de la exhumación de su padre y durante la entrega de los restos dijo a los voluntarios de la ARMH que eran unos valientes que él nunca se atrevió a recuperar los restos de su padre. En ese momento te pasan por la cabeza muchas cosas, como la de que un valiente es una persona que de la noche a la mañana se queda huérfano y tiene que sacar adelante una casa con una viuda y tres hermanos pequeños, todo eso con once años de edad. Esa es la definición de un valiente.
En la actualidad ¿cuáles son vuestros principales retos?
Primeramente, mantener el ritmo de trabajo que hemos desarrollado estos últimos años, donde el equipo de la ARMH realizaba hasta 40 intervenciones por todo el Estado español. Es muy complicado mantenerlo porque hay una serie de gastos necesarios para llevar a cabo esa cantidad de trabajo. Seguimos teniendo un número de voluntarios que en ocasiones nos desborda, pero son la base para que la ARMH con pocos medios económicos pueda seguir removiendo las cunetas y las conciencias de la sociedad.
Por otro lado, durante estos años se ha formado un equipo de base con muy buenos profesionales y que han conseguido que la ARMH sea un referente mundial de cómo se puede hacer un trabajo que debería desarrollar el Estado con unos medios económicos ínfimos. Desde luego que el Estado no debería dejar esquivar su responsabilidad para que las Asociaciones o los propios familiares busquen a los 113.000 desaparecidos. Pero como en muchos aspectos de las luchas sociales, si esperamos la mano de los diferentes gobiernos, podemos eternizarnos y lo que es peor, los máximos interesados, los hijos e hijas de las víctimas, se están muriendo día a día. Es una de las consecuencias del pacto de silencio de la transición.
La Asociación fue promotora de la denuncia contra el franquismo que se presentó en Buenos Aires el 14 de abril de 2010. ¿Qué esperáis de ese proceso?
Esperamos una respuesta jurídica que en España es imposible de conseguir, a la vista está el caso de Baltasar Garzón, que pudo impulsar una investigación de las desapariciones de la dictadura Argentina pero era un delincuente si se ocupaba de hechos similares aquí. La Jueza argentina Servini de Cubría puede investigar las desapariciones en España. La Justicia debe ser bidireccional. Están ocurriendo cosas interesantes con este proceso y muchos colectivos se van sumando: más familiares de desaparecidos, expresos del franquismo, la CNT, etc…
Los problemas no están sólo en España; recientemente os han censurado una exposición en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas. ¿Cómo ha ocurrido? 
La censura de la exposición “Exhumando Fosas, Recuperando Dignidades” ha sido un duro golpe. Es curioso que un ente supranacional como el Parlamento Europeo quiera silenciar algo que ocurre en uno de sus países alegando que una fotografía de una exhumación es impactante y causa controversia política. La Unión Europea es el resultado de la suma de grandes horrores.
Hay episodios como el holocausto judío que debemos tener presentes y no olvidarlos nunca pero hay que pensar que muchos de esos métodos del nacismo fueron ensayados en España unos pocos años antes. No dista mucho la imagen de un grupo de presos en el campo de concentración de Castuera a una fotografía del campo de concentración de  Mauthaussen. No es bueno que el Parlamento Europeo se deje convencer por el lobby español del olvido. Pero tenemos claro que las fosas del franquismo y sus víctimas tendrán voz en la capital europea y estamos trabajando para que así sea.
¿Cuáles son vuestras principales necesidades para salir adelante?
La necesidad primordial es seguir trabajando y que no haya una "descapitalización humana" término del antropólogo Francisco Ferrándiz. Se han creado procedimientos y estructuras de trabajo durante que ahora están en peligro. Durante estos años, con una mínima financiación pública, se ha conseguido la formación de investigadores muy especializados agrupados en equipos estables con protocolos consolidados. Con ello se ha conseguido desarrollar un trabajo necesario y urgente con una garantía técnica. Una exhumación genera horas y horas de trabajo de profesionales plasmado en unos informes que están a disposición de todo el mundo, pasando por estudiantes hasta jueces, si algún día los necesitan.
Evitar que todos estos profesionales no dejen de aplicar sus conocimientos, pasa por tener una financiación estable que nos permita trabajar sin plantearnos limitaciones por causas económicas y que estas causas no dilaten los plazos de identificación de los restos exhumados.
No deja en buen lugar al Estado español que una exhumación se tenga que suspender o aplazar porque no hay dinero para pagarle al maquinista de una retroexcavadora. La ARMH, tiene un compromiso firme con los familiares de las víctimas y haremos lo posible para poder seguir trabajando donde el Estado se niega a actuar.