El Norte de Castilla, 26.01.14 - 27 enero 2014
MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ | SEGOVIA
Una placa blanca, efímera, recuerda sus nombres. Los de 28 segovianos que murieron o sufrieron cautiverio en los campos alemanes de concentración y exterminio durante la Segunda Guerra Mundial. Junto al panel de bronce colocado junto a la fachada de la Biblioteca Pública de Segovia, en la calle de Juan Bravo, el Foro por la Memoria de Segovia ha conmemorado este domingo el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto con un sencillo homenaje en el que han participado medio centenar de personas para evocar la penuria de estos veintiocho hombres, «para que se reconozcan los hechos y no haya carencia de datos de la verdadera historia», ha indicado Juan Carlos García, uno de los organizadores.
Las banderas republicanas han presidido el homenaje «pendiente», ha declarado García, pues los segovianos internados en los campos del horror nazi, cuyos nombres han salido de una publicación editada por el Ministerio de Cultura, fueron todos defensores de la Segunda República española y de «los valores democráticos de libertad e igualdad y por luchar contra el avance del fascismo en toda Europa».
Entre los homenajeados hay hombres que salieron de España en el primer momento de la Guerra Civil, «huyendo del fascismo en España, y que caen en manos de la Wermacht, que en sus avances por Francia los interna primero en campos de concentración franceses y luego en los alemanes», y también algunos que lucharon contra el nazismo en la resistencia. «Entre los años 40 y 42, alrededor de 5.000 españoles fueron internados en los campos de concentración nazis –ha explicado García–, y unos se liberan cuando son liberados los campos por los aliados en 1945, y otros forman parte de la estrategia de concentración, trabajos forzados y exterminio de los campos». Gusen (un anexo de Mauthausen), KLM, Dachau, Harthhelm, Berger-Belsen y Wöbbelin fueron los lugares de la ignominia por donde pasaron estos segovianos, la mitad de ellos sin posibilidad de regresar.
En la lista de muertos por las precarias condiciones de internamiento, los trabajos forzados o asesinados están Teodoro Perlado Calleja, de Campo de San Pedro, muerto en el campo de Gusen en 1941; Félix Bartolomé Barreno, de El Espinar (Gusen, 1942); Joaquín Gil González, de Navafría (Gusen, 1941); Andrés Velasco Moreno, de La Granja (Gusen, 1941); Marcelino Vela Triviño, de Santa María de Nieva ((Gusen, 1942); Florencio Abad Albertos, de Segovia (Gusen 1942); Antonio Arranz Barrio, de Segovia (Gusen, 1941); Fermín Cristóbal López, de Sepúlveda (Dachau, 1945); José Herranz Pazos, de Sepúlveda (Harthhelm, 1941); Ovidio Pascual Martínez, de Sequero de Fresno (Gusen, 1942); Alejandro Real Puente, de Valverde del Majano (Gusen, 1941); Desiderio Aragonés Cubo, de Vegas de Matute (Gusen, 1941), y Fidel Barrio Carrasco, de Zarzuela del Monte (Gusen, 1941).
Los investigadores acaban de incorporar otro nombre a la lista de internos en campos de internamiento nazis, el de Agustín Herrero, de quien se desconoce su final, y han completado la relación de los segovianos liberados por los aliados, todos ellos en 1945: Regino González Cubo, de La Losa (Mauthausen); Ramón Membrado Bernat, de La Losa (KLM); Andrés Martín y Juan Sanz, de Nava de la Asunción (Wöbbelin); José Matesanz Yagüe, de Prádena (Mauthausen); Pedro Carrillo Pérez, de La Granja (KLM); Ángel García, de Santa María de Nieva (Berger-Belsen); Juan Benito Cabrero, de Segovia (Dachau); Manuel García, de Segovia; Miguel Ruiz Remondo, de Segovia (Dachau); Agustín Sanjosé Calasanz, de Segovia (KLM); Ángel Postigo Castro, de Sepúlveda (Mauthausen); Estanislao Domínguez Martín, de Turégano (KLM), y Francisco Sebastián Ramos, de Villeguillo (KLM).
Entre los asistentes al homenaje ha estado Cristina Cristóbal, nieta de Fermín Cristóbal, que fue secretario de la Casa del Pueblo de Segovia y de la Diputación Provincial y que, después de estar en varios campos de refugiados franceses, acabó viajando en el ‘tren de la muerte’ que le llevó al campo de Dachau, donde falleció en febrero de 1945, aunque su familia no conoció su muerte hasta julio de 1953.
Raquel Verdugo, sobrina nieta de Joaquín Gil González, fallecido en 1941 en el campo de Gusen, uno de los anexos del de Mauthausen, ha recordado que su abuela, que este mes cumple 90 años, estuvo 80 años sin saber qué fue de su hermano, y se ha preguntado «si es fácil investigar por qué nos intentan vender que es difícil», para concluir con unas frases del poeta argentino Juan Gelman: «Las heridas aún no cerradas laten en el subsuelo de la sociedad» y «la memoria lo es si está presente».
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