divendres, 26 de setembre del 2014

LAS TRES MUERTES DEL HIJO DEL MAESTRO DE PULIANAS, D. DIÓSCORO GALINDO, FUSILADO CON GARCÍA LORCA

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sábado, 20 de septiembre de 2014


 
Hoy, cumpleaños de mi amiga Nieves García Catalán, nieta del maestro de Pulianas fusilado con Federico García Lorca, Dióscoro Galindo, reproduzco el artículo que el 18 de agosto de 2009 publiqué en IDEAL de Granada sobre su padre Antonio Galindo.
Le deseo tenga un día estupendo y respondo a los deseos de mi amigo Rafa de conocer que oculta el tapiz de la escalera de la Facultad de Derecho de Granada, facultad que ha sido noticia desgraciadamente en estos días.
 
LAS TRES MUERTES DEL HIJO DEL MAESTRO DE PULIANAS, D. DIÓSCORO GALINDO, FUSILADO CON GARCÍA LORCA
 
 
Ironías del destino, tras el mal rato pasado la noche del 15 de agosto de 1936 cuando algunos falangistas registraron su casa, la noche del 16 escuchaba D. Dióscoro Galindo junto a su esposa e hijos la charla de Queipo: “Tengan en cuenta … que no debe usarse el color negro para recordar al que muere por la Patria, porque el que muere defendiendo cosa tan sagrada, no desaparece, sino que nace a mejor vida”, tras oírla y con lágrimas en los ojos recordó a los maestros de Huetor Vega, de Alhendín, de Tiena, de La Zubia, a Ambrosio, … a todos aquellos compañeros suyos, maestros, de los que tras su detención no se había vuelto a saber nada, ¿permanecerían detenidos? ¿habrían muerto? ¿ni siquiera dejarían a sus viudas llevar luto por ellos?, recordó el artículo de Ideal del día 1 del mismo mes, “Es escuela sin Dios la escuela laica”: “Os dieron corazones e inteligencias jóvenes que educar … no obstante, ¡maestros laicos! … dejasteis crecer al discípulo … en sus perversos instintos … ¿ Y habrá quien no considere a tales mentores cómplices de la impiedad y buenos conductores de la irreligión?”.
D. Dióscoro no podía imaginar que el día siguiente, el 2 de agosto, el maestro de Huetor Vega sería el primer fusilado en Viznar y que el 18, dentro de esa absurda represión que cayó sobre los maestros laicos, también en Viznar, casi al amanecer, él mismo sería fusilado junto a García Lorca y dos banderilleros, pasando su mujer a engrosar el capítulo de viudas a las que se les negaba el luto.
Pero lo que nunca pudo imaginar es que su hijo Antonio moriría tres veces y que en dos de ellas sería recordado como un mártir por cada uno de los bandos enfrentados desde el 18 de julio.


 
  
PRIMERA MUERTE: ANTONIO GALINDO, VÍCTIMA DE LOS “ROJOS”

La primera muerte de Antonio Galindo fue en 1940, el nuevo régimen, con la doble intención de lograr la máxima adhesión de la población al mismo y de justificar la rebelión, había implantado, ya desde 1936, una cultura de la muerte: “¡Caídos por Dios y por la Patria, Presentes!”, … para ello llenaba nuestras plazas, centros públicos e iglesias de monumentos o inscripciones sobre piedra relativas a los caídos. Para el Régimen las Universidades no debían vivir ajenas a esta “cultura de la muerte” y Granada que ya organizó en febrero de 1938 un solemne funeral por los estudiantes caídos en la Virgen de las Angustias, decidió en 1940 colocar una gran lápida que conmemorara a los estudiantes granadinos “que ofrecieron a Dios y a España el supremo holocausto de su existencia”, a aquellos que fueron “levadura de la Universidad Imperial”; para su colocación se llevó a cabo una reforma de la escalera principal de la Universidad. actual Facultad de Derecho, donde, en el paño central, de piedra elvira, “se han grabado los nombres de los 144 alumnos de la Universidad granadina caídos durante la Cruzada, obtenidos después de concienzuda investigación”. La lápida estaba encabezada con una inscripción latina en tres dípticos en los cuales se desenvolvía “la triple idea de la muerte heroica de los caídos por la honra de España, la presencia de ellos como vencedores y la inmortalidad que con el laurel de la victoria, la madre Universidad les promete”. Venían después los nombres y apellidos de los caídos.
Antonio Galindo Monge, el hijo de D. Dióscoro, era uno de ellos, los papeles de la “concienzuda investigación”, guardados en la actualidad en el Archivo Central de la Universidad a cuyo personal debo un especial agradecimiento por facilitarme tanto esta documentación como el expediente personal de Antonio Galindo, lo recogen: “Número 24. D. Antonio Galindo Monje.- Su padre fue maestro nacional en Pulianas”.
El 4 de octubre de 1941 fue descubierta solemnemente la lápida por el rector de la Universidad, señor Marín Ocete, con emocionadas palabras del jefe del Distrito Universitario del S.E.U., Jacinto Martín, “de la semilla que ellos sembraron con riesgo han surgido las magníficas legiones que desde el primer momento cambiaron los libros por el fusil, para marchar a los frentes de combate y ser honra de nuestro Ejército, de nuestra Universidad y del S.E.U.” y aún hoy, 2009, permanece la placa en la escalera principal oculta tras un tapiz con el escudo de la Universidad. Pocopodía imaginar el hijo de D. Dióscoro que cuando él, esa fría mañana de octubre, en la prisión de Santa Ursula de Guarromán, al oír su nombre de labios de sus carceleros contestaba ¡Presente!, a pocos kilómetros, cientos de estudiantes de su Universidad, la de Granada, al oírlo contestarían ¡Presente!, llorando su muerte por la Patria.

Diario Patria, Octubre de 1941
 
Cuando años después, en Diciembre de 1947, Antonio Galindo solicita el traslado de su expediente académico a Madrid nadie recuerda que en la escalera principal, grabado “en bellos caracteres de letra capital romana en color rojo”, figura como caído ese estudiante de Medicina al que se le traslada el expediente. Por desgracia, Antonio Galindo no finalizará sus estudios en Madrid, las distintas ocupaciones que debe desempeñar para mantener a su familia o, quizás, el miedo a las represalias le llevan a tomar esa decisión.
Allí se cerró la aventura académica en la Universidad de Granada del hijo de Galindo; iniciados sus estudios en la Universidad de Granada en 1925, en 1930, al ser trasladado su padre como maestro a Santiponce (Sevilla), traslada su expediente a la Universidad de Sevilla, en la que hasta 1934 cursa con buenos resultados nueve asignaturas; en octubre de 1934, el traslado de su padre a Pulianas provoca un nuevo traslado de expediente a Granada, dónde finalizará tres asignaturas en el primer año, no pudiendo acabar la carrera en el curso 1935-1936, dados los acontecimientos que en julio de 1936, tras la revuelta de los militares, cerraron el curso.

SEGUNDA MUERTE: ANTONIO GALINDO, VÍCTIMA DE LOS “NACIONALES”

La segunda muerte de Antonio Galindo se produce en 1975, bueno para ser exactos como en la primera no es esa la fecha de la muerte, realmente se produjo también en 1936, pero esta segunda muerte no la causaban las balas de los “rojos” sino de los “nacionales”. En 1975 José Luís Vila-San-Juan publica su obra “García Lorca, asesinado: toda la verdad” (Planeta, 1975), en la misma narra como en el coche que desde Pulianas condujo a D. Dióscoro a Viznar viajaba también su hijo Antonio que fue fusilado junto a García Lorca, Francisco Baladí, Joaquín Cabezas y su padre Dióscoro. Posiblemente el error se debió a los recuerdos ya difuminados por el paso del tiempo de los testigos, quienes confundieron las circunstancias en que murieron D. Ángel Matarán, maestro de Alhendín, y su hijo Alfonso con las de D. Dióscoro.

Ángel Matarán fue detenido el día 13 de agosto, cuando la guardia civil le ordenó subiese al vehículo con ellos uno de sus hijos, Jesús, propuso al mayor, Alfonso, lo acompañara. Ambos subieron al vehículo que los esperaba para llevarlos al cuartel de las Palmas, Jesús intranquilo por la suerte de su padre y hermano los siguió corriendo hasta dicho cuartel. Ángel y su hijo Alfonso serían fusilados en Nigüelas ese día o el día 14. Dióscoro Galindo fue detenido el 18 de agosto, cuando le ordenaron subiese al vehículo su hijo Antonio, intranquilo por la suerte de su padre, los siguió corriendo en bicicleta, minutos después los policías que llevaban a su padre a Viznar pararon el coche y lo amenazaron con matarlo. Las semejanzas entre ambas muertes y la persecución infructuosa de sus hijos pudo ocasionar, cerca de cuarenta años después, esta confusión.  
Como en la primera muerte de Antonio por las balas de los “rojos” en ésta su segunda muerte, por las balas de los “nacionales”, nadie usó el color negro para recordar al que muere por la Patria.

TERCERA MUERTE: ANTONIO GALINDO FALLECE DE MUERTE NATURAL

El 2 de septiembre de 1989, a los 80 años, de una parada cardiopulmonar, fallece Antonio Galindo Monge en Madrid, junto a su mujer e hijas revive los últimos momentos de su padre con el que pronto se unirá. Luchador incansable, teniente de sanidad durante la guerra civil, preso en Jaén y Guarromán, peón de albañil, conductor, administrativo, …; esposo y padre ejemplar, como recuerda su hija Nieves Galindo, no acabaron con él las balas de los “rojos” ni de los “nacionales” y ese día de septiembre pudo abrazar por fin a su padre. A pesar de Queipo, su viuda e hijas usaron el color negro para recordar al ser querido que las abandonaba.
En su tercer muerte Antonio Galindo recibió la mejor de las recompensas a una vida de trabajo y amor a su familia, el cariño de su mujer Genoveva e hijas; por su segunda muerte, la narrada por Vila-San-Juan, recibió las disculpas del autor; posiblemente ya es hora de que por su primera muerte, grabada “en bellos caracteres de letra capital romana en color rojo”, la Universidad de Granada rectifique el error.

Escalera principal de la Facultad de Derecho de Granada, detrás la placa.
 

 

Escrito en 2009, hoy Antonio Galindo aún figura en la lista de estudiantes caídos por la patria.

Paz y santa Alegría.