INTRODUCCION
Neruda tuvo una relación muy estrecha con los poetas andaluces, en especial, con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Alexandre, Pedro Garfias, Luis Cernuda entre otros, es la denominada “ Generación del 27”.
De acuerdo a lo que le explicó García Lorca, torear al alimón se denomina en el arte taurino cuando dos toreros torean el mismo animal simultáneamente con el mismo capote. Lo cual es muy riesgoso, por la exacta coordinación que debe existir entre los toreros.
Una vez Neruda y García Lorca junto a otros poetas fueron invitados a comer a la mansión de un millonario argentino, magnate de la prensa. Después de la fastuosa comida, los dos poetas acompañados de una poetisa rubia y alta salieron a recorrer el parque que rodeaba la mansión, y subieron a una torre blanca que se elevaba hacia las estrellas cerca de la piscina.
Al llegar arriba de la torre embriagado por el resplandor del cielo estrellado, Neruda abrazó y besó apasionadamente a la bella poetisa, cayendo luego ambos al piso donde dieron paso a su ardiente pasión. Entre tanto, García Lorca sorprendido por la fogosidad del encuentro, había sido enviado por Neruda a bloquear la escala para que nadie pudiese interrumpirlos, lo cual llevó a cabo alegremente el poeta andaluz.
La amistad que tiene Neruda con García Lorca en Buenos Aires fue muy estrecha. Realizaban frecuentes reuniones con los poetas argentinos. En las reuniones destacaba García Lorca con su alegría, su risa, sus cantos y bailes. García Lorca disfrutaba tocando el piano junto a sus amigos.
Pocos meses después, a comienzos de 1934, Neruda es enviado a Barcelona y luego a Madrid como cónsul de Chile.
En Madrid, Neruda conoce a todos los innumerables amigos de García Lorca y Rafael Alberti, siendo a los pocos días uno más de ellos. Neruda encontraba diferencias entre los poetas españoles y los latinoamericanos. Encontraba más fraternales y alegres a los españoles. A los latinoamericanos los encontraba más universales, metidos en otras culturas y lenguajes.
Neruda vivió en el quinto piso de ese edificio. Le agradaba recibir a sus amigos en el balcón del apartamento donde había colocado una mesa de centro y numerosas sillas donde compartía vino, queso, jamón y agradables veladas con sus amigos andaluces García Lorca, Alberti, Manuel Altolaguirre, Antonio Aparicio, José Caballero y numerosos otros.
Otro centro de reunión de Neruda y sus amigos andaluces en Madrid, lo constituye el hogar formado por el diplomático chileno Carlos Morla Lynch y su esposa Bebé Vicuña, grandes amigos por muchos años de García Lorca y Alberti. Los Morla eran tíos del pintor chileno Roberto Matta. Cabe destacar que, incluso, García Lorca dedicó varios de sus poemas a miembros de la familia Morla Vicuña.
También en esa época Neruda, Alberti y García Lorca entre otros, eran asiduos visitantes al apartamento que el legendario pintor y empresario Fernando Gerassi tenía junto a la plaza de toros de Madrid.
Neruda se reune diariamente con los poetas García Lorca, Rafael Alberti, Manolo Altolaguirre, Bergamín, Vicente Alexaindre, Miguel Hernández, Luis Cernuda, y tantos otros. El célebre pintor andaluz José Caballero formaba parte del grupo de amigos de Neruda. En sus Memorias, Neruda se refiere a este último como “pintor de deslumbrante talento y gracia”. Formaban bulliciosos grupos que salían a comer, beber y cantar, para después reunirse en la " Casa de las Flores". Neruda recibe en su casa a Antonio Aparicio que llega directamente desde Andalucía.
A Neruda le seducía el gran poder metafórico de García Lorca y le interesaba todo lo que escribía el gran poeta andaluz. A veces, éste le pedía a Neruda que le leyera sus últimos poemas y a media lectura, García Lorca lo interrumpía gritando “No sigas, no sigas, que me influencias”.
Neruda y García Lorca pasan mucho tiempo juntos en Madrid reunidos con sus amigos, ya sea en la Casa de las Flores de Neruda, en la casa de Carlos Morla, diplomático y escritor chileno o en el apartamento de Fernando Gerassi, al lado de la plaza de toros. Los que animaban las reuniones con una imaginación desbordante eran García Lorca y el compositor chileno Acario Cotapos. García Lorca tocaba el piano y cantaba.
García Lorca no hace caso a los consejos de sus amigos chilenos. Decide viajar a Granada. Pocos días después, es apresado por los nacionalistas y fusilado el 19 de Agosto de 1936.
La muerte de García Lorca en Granada, impacta fuertemente a Neruda. El cual comenta en sus Memorias:
La guerra civil comenzó a inclinarse a favor de Franco. En el viejo monasterio de Monserrat, próximo a Gerona, cerca del frente de lucha del Este, funcionaba una imprenta primitiva que databa del año 1499. El editor circunstancial de la imprenta, utilizada por el Ejército Republicano del Este, era el poeta Manuel Altolaguirre.
Un ejemplar de esta insólita edición se exhibe en Washington, en la Biblioteca del Congreso, como uno de los libros más raros que se haya editado en la época reciente.
Poco tiempo después de terminado el libro, se precipitó la derrota de la República. Cientos de miles de fugitivos, hombres mujeres y niños llenaban los pasos fronterizos huyendo de España. Las columnas eran bombardeadas constantemente por la aviación franquista. En Francia trataron cruelmente a los derrotados asilándolos en campos de concentración.
Dado el estrecho compromiso de Neruda con la derrotada República, el Gobierno de Chile lo retira del cargo consular. Neruda queda cesante y decide viajar a París con su esposa.
Neruda y su mujer, Delia del Carril, arriendan un departamento en el Quai de L´Horloge donde viven con Rafael Alberti, el gran poeta andaluz del Puerto de Santa María, acompañado de María Teresa León, su mujer.
Gracias a Picasso y Neruda, Alberti y su mujer, María Teresa León, pueden trabajar como locutores en Radio Paris Mondiale en un programa que se emitía en español para América.
También coleccionaba cosas insólitas como aquella vez que caminando junto a Alberti, por las calles de París, se enamoró de una gran llave de hierro que adornaba una zapatería. Por varios días insistió con el dueño de la zapatería en la compra de la gran llave, hasta que la consiguió y tuvo que traer un albañil para desprenderla de la pared. Neruda coleccionaba las cosas más increíbles.
Luego de un año de exilio en París, Alberti y su mujer se embarcan para Argentina. Proyectan luego radicarse en Chile junto a su gran amigo Neruda. Sin embargo, Neruda es designado cónsul de Chile en México y Alberti desiste de viajar a Chile, permaneciendo 24 años en Argentina.
En 1946, Alberti viaja a Chile para encontrarse con Neruda. Lo acompaña a Isla Negra, hermoso y tranquilo balneario, en la costa chilena cercana a Santiago de Chile. Neruda y su mujer Delia del Carril comenzaban a construir la casa de Isla Negra. La construye “verso a verso”, como decía, con lo que ganaba con sus libros de poesía.
También existen bosques de hermosas araucarias, a las que Neruda dedicó más de un poema.
Años después, en Roma, Alberti recordaba con Neruda aquel viaje y la belleza y energía que emanaba de los milenarios bosques sureños de Chile.
Sobre Alberti, su gran amigo, Neruda escribió lo siguiente:
“Para los que tenemos la dicha de hablar y conocer la lengua
de Castilla. Rafael Alberti significa el esplendor de la poesía
en la lengua española. No sólo es un poeta innato sino un
sabio de la forma. Su poesía tiene, como una rosa
roja milagrosamente florecida en invierno,
un copo de la nieve de Góngora, una raíz de Jorge Manrique,
un pétalo de Garcilaso, un aroma enlutado de Gustavo
Adolfo Becquer. Es decir, en su copa cristalina
se confunden los cantos esenciales de España “
Neruda era íntimo amigo de Alberti, incluso le regaló en España, la perra Niebla, que acompañó al poeta andaluz durante la guerra civil “como el mejor soldado, pasando hambre y las mismas penalidades de los soldados” como lo reconoce Alberti.
En 1965, Alberti residía en Roma y viaja a Moscú a recibir el premio Lenin de la Paz. En aquella ocasión, entre otras personalidades, se encuentra su amigo Pablo Neruda, el cual recita su poema “Canto General “ en homenaje a Alberti.
Un gran andaluz y poeta, amigo de Neruda era Luis Cernuda, de Sevilla.
En aquella oportunidad García Lorca se refiere en esta forma a la obra de Cernuda y de sus amigos :
Andaluz y poeta, amigo de Neruda, era Pedro Garfias. En realidad, Garfias nació en Salamanca, pero se formó en Andalucía y adoraba Andalucía. El “joven sevillano de Osuna“ lo llamaba Rafael Alberti. Garfias fue formado en Andalucía de donde tomó la cosmovisión del paisaje y ese “lastre sentimental“ que le criticaba Guillermo de la Torre.
En el destierro este poeta andaluz vivía en un castillo de un lord, en el pueblo inglés de Eaton Hastings. Garfias, como buen andaluz, se aburría en el solitario castillo y se iba en las noches a beber a la taberna cercana. El tabernero no hablaba castellano y Garfias tampoco hablaba inglés. Pero se hicieron muy amigos y bebían juntos. Se contaban mutuamente sus historias favoritas y mientras uno hablaba y gesticulaba el otro lo escuchaba atentamente, pero sin entender absolutamente nada, por supuesto.
Cuando Garfias debió partir al exilio a México se despidieron hablando, bebiendo y llorando porque se habían hecho muy amigos. Al conocer esta historia Neruda le preguntó a Garfias qué creía que le contaba. Garfias le respondió “Nunca entendí una palabra, Pablo, pero cuando lo escuchaba, tuve siempre la sensación, la certeza de comprenderlo. Y cuando yo hablaba, estaba seguro que él me comprendía a mí.”
El término de la Guerra Civil Española, entre nacionalistas y republicanos, se precipitó a pasos agigantados. Las tropas nacionalistas avanzaron con gran rapidez en los primeros meses de 1939, hasta que se puso fin a la Guerra Civil el 1 de Abril de 1939.
Desde los primeros días de Enero de 1939, varios cientos de miles de republicanos, con sus familias, cruzaban la frontera con Francia buscando salvar la vida. Llegar a Francia no fue fácil, era invierno y los Pirineos estaban totalmente nevados. Muy pocos pudieron utilizar vehículos, la mayoría cruzó los Pirineos a pie, cargando los niños algunos, sus pocos enseres otros, la mayoría con la nieve hasta la rodilla. Los caminos por los cuales avanzaban penosamente las columnas que huían de las tropas nacionalistas eran frecuentemente bombardeadas y ametralladas por la aviación, haciendo más lento aun su penoso desplazamiento. El frío y la escarcha calaban los huesos.
La historia del exilio republicano se inició en los Pirineos. Más de medio millón de republicanos con sus familias lograron llegar a Francia. Para los menos, Francia significó el refugio y la libertad. Pero para la gran mayoría de los refugiados significó otra etapa de penurias y sacrificios sin límites. Con los refugiados había del orden de 200.000 soldados republicanos que debieron entregar sus armas al ingresar a Francia.
La sorpresa para los refugiados españoles que buscaban la libertad en Francia fue tremenda. Francia los enviaba a campos de concentración carentes de las mínimas condiciones higiénicas, escuálidos refugios y sin el menor abrigo. Una veintena de enormes campos de concentración se establecieron en Francia y en sus territorios de Argelia y Marruecos, en los cuales fueron hacinados los refugiados republicanos.
El techo, abrigo y alimentación eran desconocidos.
Los refugiados desfallecían de hambre, de frío y por las enfermedades derivadas de las pésimas condiciones higiénicas en que eran mantenidos por las autoridades francesas. Comenzaron a brotar de la arena, como hongos, extrañas estructuras y carpas que improvisaban los refugiados en busca de una mínima protección contra el viento helado y la lluvia. Las condiciones de vida en estos campos de concentración eran lastimosas e infrahumanas.
Nacían criaturas que eran paridas sobre la arena húmeda y protegidas en cajas de cartón, mientras cientos de enfermos de disentería agonizaban y contagiaban a sus compañeros de infortunio.
El espacio vital era mínimo, la promiscuidad enorme. Las condiciones de vida eran imposibles de imaginar hoy día. Las instalaciones sanitarias inexistentes. Areas abiertas de los campos de concentración se convirtieron en estercoleros en que hombres, mujeres y niños concurrían a defecar. En tal deplorables condiciones higiénicas, las heridas de los refugiados se gangrenaban con facilidad y las amputaciones eran frecuentes. No existían medicamentos ni anestesia. Incluso, en la mayoría de los campos, el agua para lavarse era inexistente, sólo había agua, en pequeñas cantidades, para beber, que llegaba en camiones cisterna.
El Gobierno francés, dada la gravedad de estos problemas, convirtió dos buques en hospitales flotantes para que atendieran a los refugiados más graves. Estos buques estuvieron anclados cerca de Marsella.
Un número menor de refugiados tuvo mejor suerte, ya que no fueron enviados a los campos de concentración, sino que fueron albergados en casas de muchos franceses de buena voluntad y de españoles residentes.
Neruda había regresado a Chile, en 1937 y se había aislado en el hermoso país austral, donde continuó escribiendo sus poemas.
Puerto Varas y Volcán Osorno - Sur de Chile
Sin embargo, las trágicas noticias de la emigración española, hacinada en los campos de concentración franceses, llegaron hasta Neruda, quien abandona su obra literaria decidido a hacer algo que permita ayudar a los refugiados españoles.
Por otra parte, en esos años ya estaba clara la inminencia del estallido de la segunda guerra mundial, dado el comportamiento de la Alemania hitleriana cuyo poder amenazaba a Europa en forma directa. De caer en manos de los nazis, el destino de los refugiados españoles prisioneros en los campos de concentración franceses hubiera sido siniestro.
En 1939, Neruda, apoyado por sus amigos, plantea al Presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerda, la idea de traer a Chile la mayor cantidad posible de refugiados españoles junto a sus familias.
No era tarea fácil lo que planteaba Neruda, ya que incluso él mismo estaba casi inválido, con una pierna enyesada.
Sin embargo, Neruda logra convencer al Presidente de Chile quien decidió enviarlo a Francia a fin de organizar la emigración a Chile de los refugiados españoles. A Neruda se le otorgó el título diplomático de Cónsul Especial para la Inmigración Española con sede en París.
Neruda se organiza rápidamente y parte enseguida para Francia, semi inválido, aun con el yeso en su pierna lesionada. Ante la amenaza que acechaba a los refugiados españoles no había tiempo que perder.
Cabe destacar que este esfuerzo que hacía Chile para albergar a los refugiados españoles que tenían sus vidas en peligro era doblemente meritorio ya que, en Enero de 1939, un gran terremoto asoló la zona central de Chile, la más poblada, provocando una gran destrucción de viviendas y matando a decenas de miles de chilenos. Y en medio de tanta tragedia, Chile ofrece el asilo generoso a varios miles de españoles.
El “Winnipeg“ se mueve lentamente con todas sus luces encendidas, por el estuario de la Gironda, alejándose de Trompeloup – Pauillac. Acelera su andar al salir a mar abierto. Días después pasó cerca de las Azores, isla portuguesa, dirigiéndose hacia la Isla Guadalupe, isla francesa de las Pequeñas Antillas, en el Caribe, a fin de reabastecerse de agua, alimentos y combustible.
Iglesia de San Francisco - Cordillera de los Andes al fondo - Santiago de Chile
Imposibilitados durante largos años de regresar a España, los inmigrantes se van enraizando cada vez más profundamente a la sociedad chilena que los acoge con afecto.
Como en todas las actividades humanas, la suerte fue distinta para los inmigrantes. Hubo algunos que fueron muy destacados desde el comienzo y que encontraron trabajos al día siguiente a su llegada a Santiago de Chile, otros que sufrieron penurias y que sólo después de un tiempo lograron ubicarse en trabajos adecuados y formar familias en Chile.
Santiago de Chile
En general, los inmigrantes se integraron con firmeza en Chile. Estaban agradecidos del país que les dio refugio cuando nadie los quería y formaron familias que se enraizaron en Chile.
“Nosotros somos los hijos de Neruda” me decía con orgullo y agradecimiento una chilena, hija de uno de los inmigrantes. Efectivamente, en la actualidad, varios miles de chilenos descendientes de los inmigrantes del Winnipeg son “hijos de Neruda “. Deben su existencia a esta gesta del poeta chileno que posibilitó el rescate de tantos inmigrantes españoles y posterior formación de los matrimonios hispano-chilenos y su descendencia que, sin la intervención de Neruda, no existiría..
Estos “hijos de Neruda“, además de integrarse en forma excelente a la sociedad chilena, en una enorme variedad de actividades, tales como las artes, la literatura, el periodismo, la abogacía, la ingeniería, la historia, etc. son un valioso aporte al avance sociocultural de Chile.
Pero también hubo muchos otros, un tanto olvidados, que no fueron brillantes ni destacados, pero que con esfuerzo y tesón formaron valiosas familias chilenas, como el caso de aquel jardinero mallorquí, Jaime Cardona Tur, que cuidaba los jardines de una mansión en la hermosa Comuna de Providencia de Santiago de Chile.
Este jardinero, es todo un símbolo, de aquellos inmigrantes del Winnipeg que, sin destacar, se integraron en forma laboriosa y abnegada a la sociedad chilena y constituyeron familias que ahora recuerdan y veneran esta gran gesta nerudiana a la cual, sin lugar a dudas, deben su existencia. Todos son ahora “Los hijos de Neruda”.
AGRADECIMIENTOS El autor agradece la colaboración recibida de diferentes personas, chilenas y españolas, que apoyaron con entusiasmo la realización y publicación de este relato, que aceptaron ser entrevistadas, proporcionaron sus historias y material. La mayoría de ellos pasajeros del “Winnipeg” o sus descendientes.
Especialmente valiosa fue la colaboración de don Ovidio Oltra y doña Mercedes Corbatto, quienes viajaron en el "Winnipeg"; doña María Teresa Cardona; doña Carmen Orrego viuda de Leopoldo Castedo; don Darío Pavéz Basso; doña Gabriela María Cantos Almeyda; don Tomás Balaguer, todos ellos de Chile; los Srs. José Manuel Molina de Málaga y Jaime Cardona Jansenwirth de Mallorca, España.
Basílica de los Sacramentinos - Santiago de Chile
También debo agradecer a mis hijos Javier Alberto y Cristobal Ignacio quienes transformaron el texto literario en el presente sitio web.
Fernando de la Sierpe agradecerá igualmente comentarios sobre este relato, los cuales pueden ser enviados al correo : sales@sierpecorp.com
BIBLIOGRAFIA
1. CONFIESO QUE HE VIVIDO – MEMORIAS Pablo Neruda Editorial Planeta Chilena S.A. Santiago de Chile - 1997 2. RAFAEL ALBERTI – DE LO VIVO Y LEJANO María Asunción Mateo Editorial Espasa Calpe S.A. Madrid 1996
3. LOS ESPAÑOLES DEL WINNIPEG
Jaime Ferrer Mir Ediciones CAL SOGAS Santiago de Chile - 1989 4. NERUDA Volodia Teitelboim Editorial Sudamericana Santiago de Chile, 1996
5. CONTRAMEMORIAS DE UN TRANSTERRADO.
Leopoldo Castedo Fondo de Cultura Económica Santiago de Chile, 1997 |
Blog d'en Jordi Grau i Gatell d'informació sobre les atrocitats del Franquisme..... "Las voces y las imágenes del pasado se unen con las del presente para impedir el olvido. Pero estas voces e imágenes también sirven para recordar la cobardía de los que nada hicieron cuando se cometieron crímenes atroces, los que permitieron la impunidad de los culpables y los que, ahora, continúan indiferentes ante el desamparo de las víctimas" (Baltasar Garzón).
dilluns, 20 de febrer del 2017
LOS ANDALUCES, NERUDA Y EL WINNIPEG Por Fernando de la Sierpe
http://www.andalucia.cc/winnipeg/
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