“Los bebés robados durante el franquismo es un crimen de lesa humanidad”. Esta fue la presentación del caso por parte Baltasar Garzón, en el Parlamento catalán sobre los bebés robados en España.
El presidente de FIGBAR, Baltasar Garzón, en su comparecencia ante el Parlamento Catalán, el pasado 18 de Julio, como experto del grupo de trabajo de la cámara sobre los bebés robados durante la época del franquismo, dejó bien claro, lo que para él significó este acto, que sufrieron miles de familias del territorio español.
Así de contundente y pragmática fue su primera declaración: “El robo de bebes es un crimen horrendo con prolongada presencia en la historia de España. Un crimen de lesa humanidad”
Tras la Guerra Civil Española y hasta la década de los años 90, se calcula que un total de 30.960 bebés fueron robados de sus madres al nacer, sin que las instituciones mediaran ante la fragilidad familiar que supone la pérdida de un recién nacido, y más aun teniendo en cuenta, que fueran sustraídos, ante la mentira de que habían fallecido al nacer.
Garzón, arremetió contra las instituciones, ya que estas, parecen no prestar atención de ningún tipo a las víctimas, que han sido ellas mismas, las que han tenido que censar el número de casos sucedidos en el pasado siglo.
Ante esto, el grado de desesperación de las familias es total, más todavía, por ejemplo, como el caso de Ascensión López, una bebé robada que ahora se enfrente a una posible pena de injurias y calumnias al acusar a la sobrina de su padre putativo, una monja católica, que presuntamente medió en su transacción cuando López no era más que un bebé.
¿Cuál fue el origen de los bebés robados por el Franquismo?
En los primeros tiempos del franquismo, se trató de probar pseudocientíficamente la maldad e inferioridad mental del disidente, el rojo, en una tesis ejecutada y sostenida por el psiquiatra Antonio Vallejo Nájera desde el Gabinete de Investigaciones Psicológicas, constituido en 1938 por orden expresa del general Francisco Franco.
Esta tesis sostenía que el Estado salvaba a los recién nacidos del “demonio rojo” haciéndoles desprenderse del seno materno para criarlos en instituciones católicas, falangistas o entregándolos a familias afines al régimen que representaran mejor el ideal fascista de la raza española”.
Bajo lo que parecía ser una cruzada “salvadora”, para estos bebés robados, se convirtió y corrompió para devenir en una práctica lucrativa, un negocio que se prolongó en algunos hospitales e instituciones que albergaban ya el acervo y la experiencia de la política sistemática del régimen franquista en los bebés robados, y que se extendió hasta los últimos casos que datan del año 1992, poco antes de que se introdujera el tipo penal del art. 221 del Código Penal de 1995.
Uno de los últimos casos, acaecidos en el año 1992, que hoy investiga ILOCAD, el Despacho de Abogados de Garzón, es el de una ciudadana británica, Ruth Appleby, cuyo relato encaja perfectamente con una posible sustracción de su bebé, nacido en el año 1992 en un Hospital de Galicia.
Desde entonces, y a pesar de sus esfuerzos por hallar una respuesta judicial a su caso, Ruth se ha encontrado con que ningún tribunal ordinario realizó ninguna investigación, es más, vulneraron su derecho a tomarle declaración y testimonio sobre lo ocurrido.
Interesándose por este caso, ILOCAD, presentó una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ya ha aceptado examinar el asunto superando así el primer filtro hasta llegar al análisis del fondo del caso.
Por todo ello, el presidente de FIBGAR concluyó en el Parlamento catalán que “olvidar esta realidad por más tiempo y poner trabas a la investigación, sería tanto como contribuir a la perpetuación de los efectos del delito y ello, además de injusto, sería cruel para las víctimas y contrario a los más elementales derechos humanos de toda la sociedad española y de la comunidad internacional.”
Garzón, además comentó; “Son múltiples los obstáculos a los que se han tenido que enfrentar cientos de madres que en algún momento sospecharon del relato que recibieron en el hospital después de dar a luz por el que, después de un embarazo sano, la criatura moría en el parto y ni siquiera le permitían ver su cadáver. El más frustrante de todos es probablemente la inacción de la justicia que hace pocos o nulos esfuerzos por buscar en la ley soluciones. Más bien todo lo contrario.
Se escudan en ella para legitimar su pasividad”, declaró el juez en el Parlamento catalán, para calificar a continuación los hechos de delito permanente e incluso crimen de lesa humanidad “ya que encaja en lo prescrito en el artículo 25 de la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas de 2006”, crimen de naturaleza continuada por la que no cabe prescripción hasta que se encuentra a la persona desaparecida o sus restos, en cuyo caso es cuando debería empezar a contabilizarse dicha prescripción.
Son muchas las condenas acumuladas contra España, por este delito que, durante muchos años, no era además de frecuente, sino una fuente de ingresos para muchos, entre ellos, personas ligadas a la religión católica, como el caso de la madre Asunción Vivas, cuya trama de bebés robados, fue destapada por el reconocido periodista del Heraldo de Aragón, Ramón J. Campo.
“Abrió una casa para niños y facilitaba la adopción de niños porque quería evitar que las madres solteras fueran a abortar a Londres.” Así explica Ramón J. Campo, que destapó la trama de bebés robados relacionada con la madre Asunción Vivas, el negocio que montó está monja, que fue condenada únicamente a cuatro meses por la sustracción de niños.
Garzón, enumeró ante el Parlamento Catalán, denuncias como las que provienen de Organismos de Naciones Unidas, entre las que cabría destacar, el Informe del Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias (Misión a España. 23 a 30 de septiembre de 2013), el Informe del Relator Especial sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff, (del 22 de julio de 2014) o las Observaciones finales del Comité contra la Desaparición Forzada sobre el informe presentado por España del 12 de diciembre de 2013.
¿Cuánto vale un bebé robado?
Hay casos, como los de Juan Luis y Antonio, cuyos padres, eran gente humilde, que en la época no podían hacer frente a las 150.000 pesetas que les pedían por adoptarlos, así que, y como si de una hipoteca se tratara, durante 10 años, estuvieron pagando esa cantidad a una monja de Zaragoza para poder llevar a cabo una adopción tan deseada como infortuita.
Juan Luis, presente en el lecho de muerte de su padre, fue entonces cuando supo de esta treta, intentó informarse en el hospital dónde supuestamente ingresó su madre y el nació, pero no pudieron librarle ningún tipo de documentación, porque él ni nación allí, ni su madre había estado jamás embarazada. Entonces recordó el nombre de una monja, que, de pequeño, visitaba a él y su hermano, Montserrat Rius, que, al parecer, trabajaba con la hermana Asunción Rivas, encargada de facilitar dos bebés para esa familia.
Con este pequeño fragmento de esta “triste” historia, pueden llegar a imaginarse cuál sería la situación de ambos hermanos al enterarse de toda esta trama. Preguntas sin responder, dudas sí como pensamientos inquietantes, son cosas que se pasan por la cabeza en un caso como este.
¿Facilitaba esta práctica las adopciones?
Tristemente, y tras convertirse en un negocio, que se llevó a la práctica durante muchos años, sobre todo por Clínicas regentadas por religiosas, era más fácil obtener un bebé robado, que llevar a cabo un tedioso proceso legal de adopción.
Había clínicas que acogían a madres solteras, cuyos bebés jamás veían tras nacer, y que eran entregados a cambio de entre 200.000 y 400.000 pesetas a familias que deseaban tener un bebé, y no podían. Estas madres no reclamaban a sus hijos, pues les decían habían fallecido, y los nuevos padres, obtenían un bebé, con todos sus papeles obtenidos por un abogado del Registro Civil.
Nuestra opinión, no puede estar más de acuerdo con Garzón, así que todos estos crímenes, deberían estar penados, llevando a la cárcel a todas las personas que practicaban en su día esta desalentadora acción de vender niños a padres como si de un coche o una bicicleta se tratara.
Desalentador es, el hecho de mentirle a una madre, tras un parto, diciéndole que su bebé a muerto, pero más desalentador es todavía, enterarse años después, de que eres un niño, que has sido comprado, sin saber, cuál es tu historia en esta vida.
Fuente: Figbar e Ilocad
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