La anciana juzgada en Consejo de Guerra Sumarísimo en el pueblo de Hinojosa del Duque (Córdoba) narra la evidencia del terror vivido por la represión franquista en la provincia, donde hubo durante toda la guerra un frente estable republicano. Cinco mil fusilados en la capital y alrededor de 18.000 procesados por tribunales militares en Consejos de Guerra.
En un pueblo de apenas 5.000 habitantes durante la guerra, Hinojosa del Duque (Córdoba), vivía Isidora Márquez Herrador. Era una más de aquella lista, una de las condenadas por rebelión militar que dejó casi una treintena de fusilados en el pueblo y cientos de procesados en el Juzgado Militar instalado en el municipio. El 7 de junio de 1939, Isidora es denunciada por una vecina. No se trata de un caso aislado. Es una historia sangrante. Isidora es anciana y tiene 97 años de edad. Su delito de adhesión a la rebelión por el ‘chivatazo’ de su vecina doña Jesús Ramos la condenó a un periplo carcelario hasta los 100 años de edad durante los primeros años de posguerra.
“Podríamos hablar con pruebas documentales de una de las provincias más represaliadas por el franquismo, de Andalucía e incluso del resto de España”. Julio Guijarro, investigador de los crímenes cometidos durante la dictadura y la represión judicial militar en Córdoba es contundente con las cifras que maneja.
Desde el inicio de su investigación, en el año 2013, ha localizado más de 3.600 procedimientos judiciales militares solo de esta provincia. La mayoría Consejos de Guerra. “El caso de Isidora me llamó muchísimo la atención, demuestra los odios y rencillas que había entre los vecinos de un pueblo que había tenido un papel destacado para los dos bandos”, destaca a Público.
Guijarro lleva más de un lustro investigando entre legajos y documentos judiciales históricos. El número de procesados, vecinos de la provincia de Córdoba -y del resto de la geografía nacional- que ha podido localizar hasta el momento supera las 5.000 personas, de las que 432 son mujeres. “De otras provincias llegaron a ser procesados en Córdoba 685 personas; 2.115 resultaron condenados: 952 a muerte y 1.163 a prisión”. Y aclara que se podrían llegar a los 18.000 procesados en Córdoba capital y provincia, tal y como afirma el catedrático de la Universidad de Córdoba Antonio Barragán Moriana.
Además, Barragán aclara que existen unos 11.000 vecinos a los que se les aplicó la Ley de Responsabilidades Políticas a partir de 1939, una norma que atentaba contra el escaso patrimonio que poseían los encausados. Por su parte, el historiador Francisco Moreno Gómez ha declarado en una reciente entrevista que las víctimas enterradas en las fosas comunes de la capital podrían superar la cifra de 5.300, frente a los 4.000 que se suponía hasta el momento.
Informaciones, diligencias previas, causas, consejos de guerra sumarísimos de urgencia y ordinarios, correspondientes a la represión ejercida por los golpistas y la dictadura durante la guerra, la inmediata postguerra y los años 40 y 50, los procesados por la guerrilla. Es la ingente documentación que se encuentra depositada en el Archivo Histórico del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.
“Los últimos fusilados cordobeses localizados hasta el momento están relacionados con la resistencia guerrillera antifranquista en esta provincia, vecinos de Hinojosa y Villaviciosa, juzgados y fusilados en Sevilla en el año 1953”. Pero sin duda el caso más espeluznante hallado hasta el momento por Guijarro ha sido el de Isidora Márquez, sometida a un Consejo de Guerra en su mismo pueblo, Hinojosa del Duque.
Viuda, sin instrucción, 1,52 metros de estatura y 97 años
Hinojosa estuvo dividida por la línea del frente durante los tres años de guerra. En 1938 la aviación franquista sometió a la comarca de los Pedroches a un incesante ataque de la aviación golpista. A principios de 1939, se libra la última batalla de la República para la recuperación de este territorio. El frente se estabiliza entre Hinojosa y Villanueva del Duque. Y las rencillas no se hacen esperar. En Hinojosa son fusiladas 30 personas en 1939, desde abril a diciembre. Entre los Consejos de Guerra abiertos en el mismo pueblo se encuentra el de la anciana Isidora.
Guijarro relata a Público que “la generalización de los consejos de guerra sumarísimos provoca la proliferación de la conocida justicia invertida o justicia al revés. Los militares golpistas acusan de rebelión a los defensores del orden democrático”. En estas graves circunstancias se encuentra el caso de Isidora, condenada a los 97 años de edad.
Carmen Jiménez, profesora de Historia de la Universidad de Córdoba, afirma en su investigación ‘Pasionarias en Córdoba. Mujer y represión franquista’ cómo la tipología de delitos es variada en los procesamientos a mujeres en la provincia de Córdoba, que van desde “la filiación política, la participación activa en la vida política del pueblo, la presencia en el frente como milicianas, actos anticlericales, el espionaje, el amancebamiento o los relacionados con hombres cercanos a las mujeres juzgadas”.
Sin embargo, la investigadora aclara que “para que el proceso militar se iniciara bastaba una denuncia de alguna persona de derechas o bien de la propia Guardia Civil”.
En medio de aquella sed de venganza, Isidora Márquez, conocida como la Peperreta, según consta en el procedimiento, es denunciada por una vecina cercana a su vivienda. Doña Jesús Prados, que la acusa de haber informado en julio de 1936 a un grupo de milicianos de la columna minera llegada desde Pueblonuevo, pueblo central de la comarca. La vecina revelaba que Isidora había comunicado la presencia de un fascista en su casa. El falangista sería detenido por la columna minera y fusilado en una zona del pueblo conocida como Cruz de la Torrecilla.
La instrucción describe los rasgos físicos de la anciana: “Ojos color zano, pelo blanco, estatura 1,52 y estado civil viuda” Tras las diligencias previas, la anciana ingresa en la cárcel de Hinojosa el mismo día de su detención, el 7 de junio de 1939. Tres meses más tarde, la Auditoría Delegada de la Segunda Zona de Justicia de Pueblonuevo emite orden para el procedimiento sumarísimo de urgencia. Fernando Hens Dugo es el juez militar que instruye la causa en febrero de 1940. Mientras tanto, Isidora sigue en prisión por un mero chivatazo.
La anciana no recibe declaraciones de ningún testigo a favor. Sin informes contrastados por parte de las autoridades locales militares, el escrito de oficio ratifica su “filiación izquierdista y gran propagandista de estas ideas, y que intervino en infinidad de saqueos en casas de personas de derechas”. Isidora no presta declaración antes del auto de procesamiento por parte del juez Dugo.
Condenada a reclusión perpetua, una pena de 30 años
El 1 de marzo de 1940, Isidora es procesada por el delito de rebelión militar “en base a los artículos 237 y 238 del Código de Justicia Militar y al Bando Declarativo del Estado de Guerra”, tal y como aclara el investigador Guijarro, que dio con la causa en el archivo.
El Consejo de Guerra la condena a una pena de reclusión perpetua (30 años de prisión, en la práctica) el 29 de marzo de 1940. Su delito, adhesión a la rebelión militar.
La anciana no es solo condenada a la pena de 30 años de cárcel. Guijarro señala que “como es habitual, la pena lleva añadida la inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena y la declaración de responsabilidad civil en la cuantía que estime el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas”. Una pena añadida para los condenados, por cuanto supone despojarles de una parte de sus bienes. Gracias a la investigación de Antonio Barragán, se conoce el expediente de responsabilidades políticas de Isidora Márquez Herrador.
El 9 de julio de 1940 la sentencia se hace firme. Isidora reanuda su recorrido carcelario ingresando en la Prisión Provincial de Córdoba. Más tarde es trasladada a la Prisión de Mujeres de Gerona y posteriormente a la Prisión de Mujeres de Málaga.
En aquellas viejas cárceles saturadas de condenadas, la vida cotidiana de las presas se encontraba marcada por un fuerte ejercicio de limpieza psicológica por parte de las autoridades franquistas, ya que eran calificadas como seres inferiores y perversos, tal y como destacaba en los informes el psiquiatra Antonio Vallejo Nágera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del aparato franquista, que trabaja en la cárcel de Málaga.
Además, en la prisión provincial de Córdoba, las mujeres estabas sometidas a una dieta estricta de menos de 800 calorías diarias. La anciana soportó estas pavorosas condiciones hasta que se redujo su pena y pudo salir en libertad condicional. Guijarro aclara que “se dictan normas que favorecen la excarcelación de los prisioneros: indultos y conmutación de penas; con lo que finalmente muchos rematados no cumplirán en su totalidad las penas establecidas”.
Isidora vuelve a su pueblo a los cien años, de vuelta a Hinojosa
El 26 de junio de 1943, la Comisión Central de Examen de Penas, en Madrid, propone la conmutación de la pena de la anciana Isidora, de 30 a 15 años.
Es a partir de 1940, cuando la justicia militar empieza a revisar los procedimientos ante el hacinamiento en las prisiones. Aunque muchas mujeres fueron condenadas a cadena perpetua, sus penas fueron muy rebajadas. El problema persistió después, en sus pueblos, donde fueron humilladas y señaladas por sus vecinos.
Isidora volvería a su pueblo. El comandante de puesto de la Guardia Civil de Hinojosa informa que la Prisión de Mujeres de Málaga le ha concedido la libertad condicional. El 28 de octubre de 1943 Isidora logra volver de nuevo a Hinojosa, ya cumplidos los cien años de edad. A pesar de la búsqueda de documentación, no se conoce la fecha de defunción de esta mujer, que resistió con vida hasta el último momento.
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