dissabte, 10 de febrer del 2018

MEMORIA / EL RETORNO. Francisco Pimentel

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MEMORIA / EL RETORNO
(Publicado en Ronda Semanal el Sábado 10.02.2018)
Dias antes y dias después de estas mismas fechas hace 81 años nuestra gente que había salido huyendo del terrorismo desencadenado por los fascistas a través de los bombardeos aéreos, de los bombardeos de artillería, de los ataques de la legión, de los moros, de los falangistas, de los camisas negras, de las violaciones, de las ejecuciones, habían sido interceptados por los franquistas. Unos antes de llegar a Málaga y otros después de haber hecho parte de la carretera de la muerte.
Los militares golpistas comandados por el duque de Sevilla coronel Francisco de Borbón y el general italiano Mario Roatta embolsaban y detenían a todos los que huían y les obligaban a retornar a sus pueblos con la promesa de Franco de que nada les pasaría.
Todas esas tropas fascistas que avanzaban por la costa, más las que venían por los montes de Málaga con artillería, más los bombardeos de la aviación, más los bombardeos de los barcos destruyeron Málaga, aunque no su resistencia. Las milicias populares organizaron la resistencia mientras organizaban también el éxodo, la huía, de mujeres, niños y mayores hacia Almería.
“La carretera era como una serpiente. Mucha gente se caía. Eran gritos, eran llantos, eran lamentos. El que quedaba herido, ése se desangraba. Ahí no había nadie que pudiera acudir. Yo, que tenía 10 años, vi a un matrimonio con un niño de pecho que se estaba muriendo. Hicieron un hoyo en la carretera y lo enterraron. Eso lo vi yo” ha contado Consuelo. Es una de las miles de las trágicas historias de aquello días cuando la gente de Málaga y refugiados de tantos pueblos huían por la carretera de la muerte.
Cuando los rondeños llegaban a la estación de Ronda, creyendo que lo peor había pasado, se encontraban con los falangistas y la guardia civil que iban deteniendo a los que les parecían sospechosos de haber estado en la resistencia de Ronda. Junto a falangistas y guardias civiles estaban la Clara y el Rúa, que eran dos personajes de la extrema derecha rondeña que movidos por el odio señalaron a cientos de haber sido partícipes de la muerte de familiares suyos durante los dos meses de la defensa de Ronda por los comités populares.
A tantos acusaron sin razón alguna, sólo porque eran trabajadores, que la misma Guardia Civil viendo que aquello era imposible, trazó un plan metiendo en el tren a un guardia civil vestido como los que venían de retorno de la huía. Cuando éste guardia civil bajó del tren también fue señalado como uno de los rojos que participaron en la detención y muerte de sus familiares.
Así terminaron aquellas acusaciones en el andén de la estación de Ronda, pero la pesadilla continuaba, y la promesa de Franco de que nada les pasaría fue como todas las promesas de éste mafioso asesino un truco para ir casa por casa secuestrando por la fuerza, con nocturnidad y alevosía, a todos los hombres y mujeres, jóvenes, mayores o muy mayores que eran socialistas, libertarios, andalucistas, masones, comunistas, librepensadores que defendieron la República.
Francisco Pimentel
Asociación Memoria Histórica de Ronda
asociacionmemoriahistoricaronda@yahoo.es