El libro 'La Doble Transición', de Raúl Solís, recoge el testimonio de ocho revolucionarias que fueron perseguidas,
vejadas y encarceladas durante el franquismo y los primeros años de la democracia. Hoy siguen luchando por la plena igualdad de derechos
Silvia Reyes tiene 68 años. A los diecisiete consiguió una beca para estudiar medicina, pero nunca pudo empezar la carrera: "Los profesores dijeron que no podía depilarme las cejas y que me tenía que vestir de hombre para ir a la universidad. Y yo me negué completamente.
Determinada a no renunciar a su identidad pese a los malos tratos físicos y psicológicos a los que la sometía su famila, Silvia escapó de su casa en Canarias y se instaló en Barcelona. Y no encontraba trabajo. "Me daban negativas. Me pedían que me cortase el pelo, que me quitase las tetas. Así sí me darían empleo, disfrazada de hombre. Y no tuve más remedio que dedicarme a la prostitución. Para sobrevivir".
Y después de aquello, Silvia sufrió detenciones, vejaciones y hasta un encarcelamiento. La Ley de Peligrosidad Social de 1970 establecía para los homosexuales penas que iban desde multas hasta penas de cinco años de internamiento en cárceles o centros psiquiátricos para la 'rehabilitación' de los individuos. Esta ley no se derogó por completo hasta 1995. Las mujeres transexuales la sufrieron con mayor brutalidad porque no escondían su identidad.
Esta misma suerte corrió Miriam Amaya. Ella es gitana y aunque su familia nunca le dio de lado, sufrió la represión de toda una sociedad. "Peor que los palos o que la prisión era lo que psicológicamente sentías. Porque la primera palabra que te decían era maricón, degenerado, qué asco... vas en contra de la naturaleza... Son palabras que se te quedan dentro, y eso te dura años". Miriam reconoce que el apoyo de su familia fue determinante en su decisión de no rendirse y seguir luchando por sus derechos.
En su libro 'La Doble Transición', el periodista Raúl Solís recoge las historias de Miriam y Silvia, además de las de otras seis mujeres transexuales que se levantaron contra la represión de la sociedad española durante el franquismo y hasta bien entrada la democracia. Y que siguen peleando por la plena igualdad. Aún hoy. las mujeres transexuales necesitan un informe médico para cambiar el sexo en su DNI. Y mayoriamente siguen viviendo en exclusión.
"Esto lo está permitiendo este estado con personas que han conquistado la democracia y que se merecen una reparación. Pero el estado se ha desentendido de ellas", lamenta el periodista.
"Las suyas han sido vidas muy duras, de desgarro, de apartheid laboral y abandono familiar. Pero también han sido vidas muy divertidas, inteligentes, muy irreverentes, muy de hermanamiento entre ellas... y se han burlado del franquismo. Habrá gente que quiera resucitar al tito Paco, pero Franco está muerto y ellas son la prueba de que no ha vencido", sentencia Solís.
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