dissabte, 12 de juny del 2021

Antropólogo Jorge Moreno: «En España, según cifras públicas habría unas 3.000 fosas comunes con cerca de 115.000 cuerpos»

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El investigador habla del proyecto Mapas de Memoria como una iniciativa por reconstruir la memoria histórica de la Guerra Civil española y su impacto en la actualidad

Por Sofia Belandria

Hace 2 días

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Actualidad / Entrevistas

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Con Mapas de Memoria, un grupo heterogéneo de expertos españoles ha montado un portal para mostrar los lugares de esta provincia donde enterraron algunos cuerpos sin identificar. También cuentan su historia, después de años de documentación. Ya hay una placa en Piedrabuena y se ha iniciado la exhumación en Almagro, con 26 fusilados.

Una rosa destaca sobre el resto. Sus pétalos rojos saltan a la vista en un fondo blanco. En el ramo, un mensaje: «Tu hijo Dionisio nunca te olvidó. Tus nietas, tampoco». La plegaria no se dirige a un féretro, sino a un muro. En él, una placa recuerda a quienes yacieron en el abismo de una fosa común por culpa de la Guerra Civil española y la dictadura franquista. Abuelos, abuelas, padres, madres, hermanos o hermanas que no tuvieron el sepulcro donde redimir la pena.

Estamos en Piedrabuena, una localidad de la provincia de Ciudad Real. En su cementerio reposaban en el anonimato 48 cuerpos. 30 de ellos fueron fusilados a lo largo de 1939. El resto perdió la vida en prisión o en posteriores enfrentamientos. Hasta finales de 2020, nada les rendía el homenaje deseado por los familiares y que ninguna administración llegó a ofrecerles.

Señalización de la fosa en el cementerio de Piedrabuena (Ciudad Real) - Sputnik Mundo, 1920, 25.05.2021
Señalización de la fosa en el cementerio de Piedrabuena (Ciudad Real)
© Foto : Cortesía de Mapas de Memoria

Sin embargo, un grupo heterogéneo —formado por antropólogos, maestros o historiadores, entre otras disciplinas— ha querido reparar esa laguna. Con el proyecto Mapas de Memoria han investigado los crímenes de la contienda y han marcado los lugares donde aún había huesos que identificar. 43 puntos de esta región española donde, gracias a una labor de investigación, se han podido cauterizar las heridas abiertas por el olvido.

«Comenzó en 2009 o 2010 con el proyecto Todos los nombres de la represión de posguerra. Queríamos sacar a relucir las personas que se quedaron sin sepultura por la Guerra Civil en Ciudad Real, donde la represión fue muy dura», adelanta Jorge Moreno, el director del proyecto. Doctor en Antropología Social y Cultural de la Universidad de Educación a Distancia (UNED), el miembro de la plataforma se refiere a la idea como un «laboratorio» en el que se podían sacar conclusiones «con muchos matices» y «extrapolables al resto del país».

Las cifras que manejaban cuando se lanzaron a este trabajo eran de unas 2.500 personas represaliadas por el Régimen solo en esta provincia. Después aumentaron a 4.000. «Queríamos dignificarles y señalar algo tan básico como dónde fueron enterrados. El objetivo no es más que establecer puentes que nos permitan comprender la memoria, la violencia y el trauma», apunta Moreno, comentando cómo iniciaron el registro: «Tuvimos entrevistas iniciales con familiares y un proceso muy labor de investigación en documentos de la época».

En el portal creado en internet aluden a «una metodología etnográfica e historiográfica» guiada por «un constante diálogo entre familiares, investigadores y archivos». Así, se han basado en «líneas temáticas» como la «materialidad y afecto, representación y daño, archivos del terror o la memoria de los victimarios» para proceder a esta señalización y a su difusión a través de charlas, talleres o un libro. Se consiguió gracias al Centro Internacional de Estudios de Memoria y Derechos Humanos (Ciemdh) de la UNED y ha contado con el apoyo de la Diputación de Ciudad Real.

La sobrina de Alfonso Campos, asesinado durante la Guerra Civil, con una imagen suya - Sputnik Mundo, 1920, 25.05.2021
La sobrina de Alfonso Campos, asesinado durante la Guerra Civil, con una imagen suya
© Foto : Cortesía de Mapas de Memoria

«Lo más sorprendente es el desconocimiento de la sociedad española», subraya Moreno, nacido en 1981 en Ciudad Real. Se refiere a la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007 por el antiguo Gobierno socialista, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, como un impulso. «Estamos en colaboración con los responsables», anota el antropólogo, «y es una manera de hacer público el duelo». En España, según se ha publicó a raíz del decreto, habría unas 3.000 fosas comunes con cerca de 115.000 cuerpos. Entre 2000 y 2018, según expone el Ministerio de Justicia, se abrieron 740 y recuperaron más de 9.000 cadáveres.

Moreno, no obstante, se queja de las sucesivas trabas que se han ido poniendo para esta recuperación de la memoria. Los fondos destinados a lo largo de los más de 40 años desde que se acabó la dictadura han sido nimios. Nadie quería levantar la alfombra. Mientras, el duelo seguía latente y se perdían datos en las siguientes generaciones. «Muchos testimonios eran orales, no estaban registrados. Los asesinatos se hacían en secreto», afirma el profesor de la UNED, subrayando la dificultad de aclarar lo que ocurrió en un sitio determinado.

A la iniciativa todavía le falta materializarse en los 53 rincones estudiados. Aunque desde la web se pueden visitar virtualmente y leer la historia de cada uno. Incluso hay una exposición itinerante con algunos elementos encontrados en casas de allegados o en las propias fosas: cajetillas de tabaco, fotos remendadas con hilo, misivas en billetes de lotería… Objetos cotidianos que esconden una historia detrás de terror o nostalgia: Petra, por ejemplo, encargó un marco de 10.000 pesetas para inmortalizarse con su padre. A costa de arrancar garbanzos un verano y de perpetuar la pobreza.

Pero la placa de las fosas y los nombres —con un código QR para acceder a la información— solo se ha colocado en Piedrabuena. De este pueblo con menos de 4.500 habitantes se transita por la provincia hacia Tomelloso, en el este, o a Puerto Lápice, en el sur. Aquí, por ejemplo, se enfatiza que la represión se sintió “con intensidad” sobre sus vecinos. «La muerte en prisión o ante pelotones de fusilamiento en las inmediaciones de los cementerios de Alcázar de San Juan o Ciudad Real será el destino de muchos de ellos», anotan, resaltando la historia de Santiago Vaquero Alba.

«Tenía 41 años, estaba casado y se ganaba la vida como cartero. Fue asesinado el 5 de abril de 1939 y su cuerpo arrojado a la fosa del cementerio de Puerto Lápice, una fosa que aún no ha sido posible localizar. Dos días después de su muerte, su nombre, esta vez sí, fue inscrito en el Registro Civil de esta localidad», esgrimen.

En Solanilla del Tamaral, por ejemplo, relatan la trayectoria de la fosa. «Fue exhumada parcialmente el 11 de diciembre de 2003, a raíz de la investigación realizada por el historiador jienense Luis Miguel Sánchez Tostado», adelantan. «El lugar exacto donde se hallaban los cuerpos fue indicado por la misma persona que los enterró, Santiago Poyatos Morenas, conocido como Cigüeño«, narran.

Libro de enterramientos en Almadén (Ciudad Real) - Sputnik Mundo, 1920, 25.05.2021
Libro de enterramientos en Almadén (Ciudad Real)
© Foto : Cortesía de Mapas de Memoria

Francisco Pacheco Moreno se encontraba en este sepulcro. Jornalero de 33 años y militante del Partido Comunista de España en Andújar (Jaén), fue enlace entre el comité provincial del PCE y la guerrilla, explican. «Arriesgó muchas veces su vida. Cuando llegaba la noche salía a escondidas con comida que su mujer preparaba para los guerrilleros y cargado de noticias para ellos. Lo detuvieron durante una redada contra los integrantes del PCE de Andújar», prosiguen.

«La Guardia Civil lo llevó al monte para que les indicara dónde se ocultaban los de la sierra. Se zafó de ellos y alcanzó a la guerrilla de El Gafas para advertirles del peligro que corrían. Sus compañeros sospecharon de él al descubrirle, escondido en una alpargata, un salvoconducto de la Guardia Civil y lo sentenciaron a muerte», resumen. Lo ejecutaron a mediados de septiembre de 1945 y la familia no volvió a tener noticias suyas. Pensaron que había logrado exiliarse.

Y no era así. Cuando abrieron el hoyo, entregaron sus restos María, Dolores y Francisca, sus hijas. Ellas los llevaron hasta el cementerio de Andújar, donde reposan por fin junto a los de su esposa, Dolores Capilla. El acto, describen, estuvo cargado de emoción. Como el caso de Doroteo Cerro Carnero, en este mismo enclave. «Era un vecino de Argamasilla y minero en Puertollano», recuerdan, «un enlace de la guerrilla en la zona».

Un exguerrillero colaborador de la Guardia Civil les tendió una trampa y propuso reunirse con el grupo. Todos lo rechazaron. Solo Doroteo, su amigo, se ofreció voluntario. Y cayó en la trampa. Al ponerse al descubierto en el llano fue acribillado a tiros por la Guardia Civil. Todos sus compañeros lograron huir ilesos. Era el 20 julio 1948. La emboscada acabó con su vida. Su cuerpo fue cargado en un burro. Doroteo nunca supo que su hermano, Vicente, había muerto en el campo de concentración de Gusen, campo anexo a Mauthausen, seis años antes.Otra paradigmática es la de Almagro. Conocida como el «corral de los desgraciados», resguarda 26 cuerpos. Casi todos, según Moreno, a partidos como el PSOE o el PCE y a sindicatos como UGT o CNT. «Son jornaleros, campesinos. Hay un sastre, un médico, un albañil…», enumera el director del proyecto. Se llamaba así en contraposición al corral de comedias del centro de la localidad, lugar de espectáculos teatrales. Aquí, adyacente al cementerio, no había risas: enviaban a «los fusilados que no habían confesado, las personas que se habían suicidado y bebés sin bautizar», según explicaba María Benito, directora de la excavación, en el acto público de apertura: «Como estaba prohibido entrar, los familiares lanzaban flores».

Hija de Santiago Ruiz, asesinado por el régimen franquista - Sputnik Mundo, 1920, 25.05.2021
Hija de Santiago Ruiz, asesinado por el régimen franquista
© Foto : Cortesía de Mapas de Memoria

Familiares como Regina Robledo, a punto de cumplir 86 años. Su padre, Emilio, reposa bajo tierra. Lo mataron cuando ella era una niña y aún recuerda cómo se agarró a su pantalón cuando lo detuvieron.

«Yo, cuando venía, miraba por el agujerito», relataba al diario El País: «Mi madre nunca se atrevió a venir. Soñaba con mi padre, por las noches creía que la llamaba… Esto le destrozó los nervios». Se lo llevaron con 35 años y 80 después podrá cerrar ese duelo. Antes, le extraen muestras de su ADN y ella repite: «Gracias, gracias, gracias».Cada testimonio es un pedazo de un tiempo descifrado por entregas. «Nos ha interesado mucho ver cómo se ha mantenido la memoria y cómo se transmite el duelo», sostiene Moreno, hablando de «prudencia» a la hora de seguir dando pasos. «Siempre van saliendo problemas. Lo importante es continuar haciéndolo y hacerlo bien», arguye.

Fosas marcadas por el proyecto Mapa de Memoria en la provincia de Ciudad Real (España) - Sputnik Mundo, 1920, 25.05.2021
Fosas marcadas por el proyecto Mapa de Memoria en la provincia de Ciudad Real (España)
© Foto : Cortesía de Mapas de Memoria

Muchas veces, ese obstáculo es sencillo: no queda nadie que pueda rememorar a la persona fusilada. También hay trabas técnicas, como conseguir los permisos para exhumar, o la oposición de esa fracción del país que suele alistarse en el bando de «no remover» el pasado. «Uno de los inconvenientes es que no sabemos nada. Según vamos trabajando se va adivinando la dimensión del drama», sentencia Moreno.

Esa tragedia es la que Machado simbolizaba con el famoso «corazón helado» y que desde Mapas de Memoria quieren atenuar. Aunque sea colocando una placa en un cementerio donde cicatrizar la tristeza o mostrar el cariño retenido. Ya sea con un ramo de rosas o, simplemente, con el suspiro de un consuelo liberado.

Cortesía de Alberto García Palomo Sputnik