- Detenido por la policía franquista y acusado de asesinar al subinspector del Cuerpo General de Policía Francisco Anguas Barragán durante un tiroteo.
- El 31 de octubre de 2014, la jueza argentina María de Servini, instructora de la causa penal contra el franquismo –querella argentina-, y basándose en el Principio de justicia universal derogada por el Gobierno del PP ese mismo año, envió una orden de detención internacional contra varios cargos de la dictadura franquista implicados en su ejecución, solicitando su extradición con el objetivo de interrogarles. Imputados, entre otros delitos, por firmar la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich están los ex-ministros franquistas Antonio Carro Martínez, José Utrera Molina, Antonio Barrera de Irimo y Licinio de la Fuente.
Hace hoy 49 años que la dictadura franquista asesinó al militante libertario del MIL (Movimiento Ibérico de la Liberación), Salvador Puig Antich a la edad de 25 años. El 2 de marzo del 1974 fue ejecutado mediante garrote vil en su celda de la prisión La Modelo de Barcelona, en el barrio de l’Esquerra de l’Eixample, donde pasó sus últimos días de vida encarcelado, tras un juicio de los habituales del franquismo, sin garantías jurídicas.
Desde la CUP han querido homenajearle trayendo unos versos de la canción de Lluís Llach, «Abril 74»;
«Y si un triste azar me detiene y me caigo al suelo, traed todos mis cantos y un ramo de flores rojas a quien tanto he amado, si ganamos el combate.»
El fotógrafo del diario El Salto, Álvaro Minguito, ha recordado que «murió después de 20 minutos de agonía», y nos muestra una fotografía de su celda en La Modelo de Barcelona;
Fonsi Loaiza nos recuerda que «el juez Carlos Rey -que firmó la pena de muerte- es abogado de Alicia Sánchez Camacho del PP»;
El Colectivo Madres Contra la Represión nos ha recordado el destino de sus asesinos…
También se nos recuerda que «Carme Puig Antich sigue buscando Justicia casi medio siglo después, desde el convencimiento de que su hermano fue `un chivo expiatorio por el atentado de ETA contra Carrero Blanco´»;
Tras la sentencia de muerte, partidos políticos, colectivos de derechos humanos y mandatarios extranjeros, como el Vaticano o el canciller alemán Willy Brandt pidieron un indulto que, como tantos otros, nunca llegó.
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