http://www.jornada.unam.mx/2013/02/20/cultura/a07n1cul
Presentan cajita con seis cuadernillos
Refugiado español, padre de Blanca Sánchez, escribió los relatos en la cárcel de Burgos
Ilustración de la portada de la cajita que contiene seis cuadernillos en edición facsimilar artesanal con los relatos de un refugiado español escritos para su pequeña hija, publicados por Juan Pablos, en el centenario de su autor
Alondra Flores
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de febrero de 2013, p. 7
Miércoles 20 de febrero de 2013, p. 7
En el encierro puede brotar amargura y dolor. También reflexiones, añoranza de libertad y sentimientos intensos hacia las personas amadas.
Alberto Sánchez Mascuñán escribióCuentos desde la cárcel, publicaciones facsimilares con dibujos dedicados a su pequeña hija, al otro lado del cautiverio y del océano. Para la niña Blanquita su padre le escribió cartas con historias, dibujos y muchos besitos. Para que supiera que aunque estuviera lejos no hacía más que añorarla y deseaba que ella tampoco lo olvidara.
Los cuadernillos artesanales escritos en la cárcel de Burgos, España, y enviados a su hija en México, fueron editados por Juan Pablos, en el centenario de Alberto Sánchez Mascuñán, refugiado español que llegó a nuestro país en 1939, se casó y procreó a su hija. Poco después regresó a su patria a continuar su lucha clandestina, fue apresado y condenado a muerte. Aunque gracias a peticiones diplomáticas, la pena fue conmutada por 30 años de prisión.
Nadie niega que la publicación de este libro es un chantaje sentimental, escribió Tomás Segovia en la presentación de los cuadernillos. “Aquí no se trata de unos relatos o imágenes de una crueldad insoportable, sino todo lo contrario: unos cuentos infantiles deliberadamente dulces e ingenuos, que a todas luces no fueron escritos para adultos.
Están escritos para una niña determinada, de cuatro o cinco años, por un padre encarcelado que dejó de verla cuando era todavía bebé y sólo volvería a verla con quince años cumplidos. Una vez caligrafiados, iluminados, ilustrados y encuadernados por todo un grupo de presos políticos que, en una cárcel española, se unían para ayudar a que una niña mexicana no olvidara a su padre.
En uno de los cuadernitos, de hermosa caligrafía bicolor, como se enseñaba en la escuela primaria, escribe el narrador: “Cuéntame cuando el papá de Finita se fue de viaje –pide la niña. Eso no es un cuento es una historia verdadera”, así escribe Alberto, y firma Copyrigt by Papá. 1949. La bandera tricolor impresa, acompaña el lugar de impresión: Talleres gráficos
Enfermería 3a y Barracones, Burgos, España.
Regreso a México
Los seis librillos, con sus dibujos hechos y coloreados a mano, ahora aparecen reunidos en una cajita de cartón. Dentro, cada cuento, tal como Blanca los guardó, fueron reimpresos en papel rústico, amarrados con listoncitos de color rojo. Cuentan historias, como la de Finita, una niña muy buena que vivía con su mamá y su abuelita, rodeada de muchos animales, o la de Xóchitl, la niña prietita, casi como un granito de frijol, que un día llegó al país de los niños rubios.
En 1964 el padre regresó de España, tras 16 años de encierro.
Llegó en barco a Veracruz, y después se alojó en la sala... y nunca más abandonó nuestra casa, relata la propia Blanca Sánchez, quien fue conminada por su hija menor a publicar los cuentos, sus propios tesoros.
Así surgió el proyecto que finalmente aparece publicado, en coordinación con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que hoy será presentado a las 19 horas, en el Ateneo Español de México (Hamburgo 6, esquina Berlín, la colonia Juárez).
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada