Durruti y Orwell: el flujo de la conciencia frente al capitalismo y la autoridad. George Orwell llegó a Barcelona en diciembre de 1936, para luchar contra el fascismo, y fue testigo de las tensiones y luchas en la retaguardia republicana. Buenaventura Durruti ya había muerto en el Madrid sitiado por los franquistas cuando Orwell se incorporó a la guerra y a la revolución en el frente de Aragón. Los dos personajes representaron distintas voces y acciones de aquellas batallas ideológicas que buscaban alternativas al fascismo y al comunismo. Cuando Orwell regresó a Inglaterra, a finales de la primavera de 1937, tras pasar seis meses de guerra y revolución en Cataluña y Aragón, advirtió el contraste entre las luchas en España y la indiferencia de las democracias. Lejos ya “de las bombas y de las ametralladoras, de las colas para comprar comida, de la propaganda y de las intrigas”, en Londres encontró “los carteles anunciando partidos de cricket y bodas reales, los hombres con sombrero hongo, las palomas de la Plaza de Trafalgar, los autobuses rojos, los policías azules (…) todos durmiendo el profundo, profundo sueño de Inglaterra, del que a veces temo que no vamos a despertar hasta que nos sacuda el estrépito de las bombas”. 1937 visto desde 2013
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