Casi cuarenta años después de su muerte, el generalísimo Francisco Franco sigue presente en España. De poco ha servido la Ley de Memoria Histórica, aprobada por el Gobierno socialista en el 2007 para deshacerse de los vestigios franquistas. El ministro de Justicia del actual Gobierno, Alberto Ruiz-Gallardón, ha reconocido recientemente que las autoridades todavía no han eliminado, al menos, un centenar de los setecientos símbolos de la dictadura inventariados para desaparecer por una comisión de técnicos. Más aún, Ruiz-Gallardón advirtió que no cabe esperar la próxima eliminación de los últimos recuerdos de franquismo que aún perviven. “Eso requiere un proceso largo y complejo”, sentenció sin ofrecer más detalles.
Según el titular de Justicia, el Gobierno sí que está cumpliendo la Ley de Memoria Histórica. Culpó a los alcaldes y a los responsables de administraciones locales de que el listado de vestigios no retirados sea aún tan largo. Pero muchos en España consideran que la razón de esa evidente dilación reside en la falta de voluntad por parte del Gobierno para deshacerse de la imagen de Franco que sigue siendo un resorte partidista. Según diputado del Congreso del Partido Nacionalista Vasco, Emilio Olabarria, las autoridades se resisten a cumplir la legislación en materia de memoria histórica, porque se dan cuenta de que hasta ochocientos mil de sus votantes "pertenecen a un franquismo residual" al que no piensan renunciar.
“Franco todavía es noticia, no ha desaparecido. Está más de moda que nunca con la Ley de Memoria Histórica y el nuevo Diccionario Biográfico Español”, explica el artista madrileño Antonio Merino, que nació unos meses antes de que el generalísimo muriera en 1975. En su reciente obra Always Franco, Merino ha metido una escultura de poliéster del dictador en un frigorífico decorado con el diseño de Coca-Cola. “Franco en una nevera es la imagen de su permanencia en nuestra cabeza”, explica el artista.
Merino opina que España no ha sido capaz de superar la figura del dictador. Justo en el momento en que las plazas deberían ser vaciadas de su presencia, el artista duda que Franco haya desaparecido para siempre. Para el director del cine español Pedro Temboury, el generalísimo también es un “fantasma congelado que no se marcha”.
Tan solo hace unos años en España había al menos una docena de monumentos a Franco. Solo en el 2006 el Ministerio de Fomento retiró la última estatua ecuestre del generalísimo en el centro de Madrid. Tras largos y acalorados debates, las autoridades decidieron que era inapropiado que un símbolo de la dictadura se encontrase frente a las instituciones del Gobierno.
La crisis económica al parecer ha hecho que más españoles añoren la época de Franco. “Seguro que han quitado todos los símbolos de Franco. La fábrica Pegaso, la SEAT, que ya no es española, todas las empresas que daban empleo a cientos de miles de personas; la Tabacalera, vendida a los ingleses. Las placas de las casas, reafirmando que fueron construidas para que la gente venida de fuera no viviera en barracas. Las pagas extras. Los puntos de los hijos. Y sobre todo el empleo estable. ¿Os parece poco? Ahora no hay símbolos, hay crisis”, escribió en su comentario un lector del Periódico de Catalunya.
La oposición socialista a su vez aprovecha la crisis económica para atacar el símbolo más sagrado de los seguidores de Franco justificándolo con la necesidad de reducir el gasto público. El Partido Socialista Obrero Español registró una iniciativa en el Congreso en la que pide exhumar los restos mortales de Franco, sacarlos del cementerio del Valle de los Caídos y enterrarlos en otro lugar donde decida la familia. El Valle de los Caídos es el conjunto arquitectónico más notorio referido a la dictadura franquista. “No hay ningún otro conjunto patrimonial e histórico de estas características”, señalan los socialistas, que en su iniciativa avisan que actualmente el complejo “presenta graves deterioros de conservación”.
La oposición insiste en que aunque en la actual etapa de crisis económica no se pueden hacer las obras necesarias para que el conjunto monumental deje de ser un espacio exclusivo de homenaje a las víctimas de una de las partes implicadas en la Guerra Civil, sí pueden llevarse a cabo “decisiones simbólicas” que se refieren a los restos del general Francisco Franco y del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera.
El abogado de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, Pedro Cerracín, ha afirmado en varias ocasiones que la hija de Franco, Carmen Franco, no está dispuesta a trasladar los restos de su padre de la basílica del Valle. Mientras el principal monumento a Franco presenta graves deterioros, sus numerosos descendientes se han mantenido inmunes a la crisis económica. El patrimonio que aflora en las empresas que controla la familia Franco ronda los ciento cuarenta millones de euros. Apenas se resienten, cuando han quebrado grandes empresas del sector de construcción, y las que quedan han perdido buena parte de su valor y sobreviven a duras penas.
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Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.