diumenge, 2 d’abril del 2017

INFAMIA Y MEMORIA, EL CASO DE MANUEL RODRÍGUEZ LERET



Recibida y leída esta basura de MRL, me puse en contacto con Carlota Leret O'Neill, hija de Virgilio y Carlota, y no sólo desconocía esta iniciativa sino que le parece repugnante. Puedo aportar los mails que intercambiamos el jueves.

Sólo hay que leer el change.org para ver la basura que es. 
Este es el mail que ha hecho circular este personaje, sobrino nieto de Virgilio y de Carlota:

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Estimados compañeros y compañeras

Las últimas decisiones del ayuntamiento de Madrid sorprenden tanto en la forma como en el contenido. Tras desoír nuestras propuestas, el ayuntamiento ha decidido -entre otras cosas- mantener la calle del Comandante Zorita (renombrándola como Aviador Zorita). Pensamos que Virgilio Leret Ruiz, uno de los primeros fusilados de la guerra así como inventor del primer prototipo de motor a reacción, debería figurar en su lugar.

Por eso, los familiares de Virgilio Leret, hemos decidido iniciar una campaña de recogida de firmas



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QUE NADIE FIRME ESA TORTICERA E INFAME PETICIÓN. LA FAMILIA, LAS HIJAS, QUE SON LAS MÁS FAMILIARES DE TODOS, NO LA APOYAN.

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http://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2017/04/01/infamia-y-memoria-el-caso-de-manuel-rodriguez-leret/


01 Abr 2017


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de Antonio Pérez,
miembro de La Comuna



Circula por la plataforma digital change.org una petición firmada por Manuel Rodríguez Leret (MRL) en la que, bajo el engañoso título de “No más franquistas en el callejero de Madrid. Calle para Virgilio Leret Ruiz”, se deslizan unas infamias contra Carlota O’Neill, la viuda de este capitán de Aviación y primer fusilado por el golpe de Estado fascista. Son unos ejemplos de delirio psicopático que quiero y debo denunciar.
Por fortuna, hasta el día de hoy, el burdo panfleto de MRL ha sido suscrito por unas pocas decenas de firmas, seguramente de personas bienintencionadas que, habiendo leído sólo el encabezamiento, no han advertido el veneno destilado por MRL. Por ello, opino e informo:
1. Estoy absolutamente de acuerdo en que Virgilio Leret Ruiz merece no una calle sino una avenida y mucho más. El capitán Leret fue un militar, un gran intelectual, un ingenioso inventor y un republicano a carta cabal. Además de mártir pionero (protomártir, dirían ‘ellos’ con su rancio lenguaje) el mismo 18 de julio del 36, del genocidio fascista perpetrado por los golpistas nacional-católicos capitaneados por Franco y otros espadones asesinos.
2. MRL se permite usurpar su parentesco con el capitán Leret firmando como “Nosotros, la familia de Virgilio Leret Ruiz”. Falsa la firma, porque la familia más cercana a Leret, entre ella sus hijas, no pueden estar de acuerdo con el propósito apenas oculto de esta solicitud en change.org
3. La familia directa de Leret aborrece que se utilice la figura del mártir para, de tapadillo, difamar la figura no menos gloriosa de su viuda, la escritora Carlota O’Neill. MRL llega al incalificable extremo de acusar a O’Neill de ¡haber colaborado con el franquismo! Por fortuna, O’Neill se defiende por sí misma, pero es inaudito que se vierta tanta podredumbre sobre una señora a la que los fascistas, no contentos con torturar y asesinar a su marido, de milagro no la fusilaron también sino que sólo se limitaron a encerrarla durante largos años en el penal de Melilla para, una vez en libertad condicional, descubrir que le habían robado a sus dos hijas.
4. Pero O’Neill no era mujer que se arredrara ante el fascismo como, por ejemplo, puede leerse en uno de los últimos libros que se han escrito sobre ella (Rosana Murias, Carlota O’Neill. El impulso autobiográfico, Visor 2016) Al poco de estar en pseudo-libertad, O’Neill se jugó la vida al escapar con sus niñas hacia el exilio donde murió, pero donde todavía viven sus hijas.
5. ¿Quién estuvo detrás de todas las calamidades sufridas por doña Carlota tras el asesinato de su marido? Pues su suegro, el coronel Carlos Leret Úbeda, amigo íntimo de Mola y Sanjurjo, un desalmado que la veía como una arpía atea y republicana que había corrompido a su hijo, un sádico que pidió para ella la pena de muerte y utilizó su parentesco para robarle sus hijas.
6. Y la guinda del pastel: ¿quién es Manuel R. Leret, el solicitante en change.org? Pues el biznieto del susodicho coronel, un auto-erigido guardián de su herencia y, por ende, un falsario disfrazado para la ocasión como socialdemócrata.
Para finalizar: el movimiento memorialista ha crecido tanto que ahora hay personajillos que lo quieren utilizar para resolver sus inconfesables rencillas personales –por suerte, son inmediatamente denunciados-. Algunos casos, como este de MRL, llevan la infamia al límite de lo absurdo: ¿Acaso no resulta grotesco que un pretendido demócrata defienda la figura de su bisabuelo, connotado fascista, para calumniar a la parte noble de sus lejanos allegados? Y, encima, sin atreverse a mencionar el nombre del bisabuelo coronel. Conclusión: el daño psicológico y moral causado por el franquismo pervive hasta en las mejores familias.