Resaltamos estos dos monumentos por su tamaño, aunque todavía quedan muchos lugares homenaje del franquismo por estas tierras La semana pasada hablamos de Bricia, ahora volvemos a esta zona occidental de Las Merindades, por dos restos especialmente monumentalesfranquistas que aún perduran por la zona. Hoy, 42 años más tarde de la muerte del dictador Francisco Franco, seguimos sin revisar nuestra reciente historia y el punto de vista impuesto por los vencedores aun prevalece y es dado por válido por un sector de población desinformada.¿Mantendríamos en pie un monumento en Auschwitz en homenaje a las SS que ejecutaron de forma a impune? La pirámide y el águila, que se alzan como mudos testimonio s de una guerra fratricida, y que aún no ha sido demolida.
MONUMENTO DE HOMENAJE A SAGARDÍA
Este monumento a Sagardíay de la 62 Divisiónse encuentra a mano izquierda yendo por la N-623 dirección Orbaneja del Castillo, frente a la localidad de Cilleruelo de Bricia. En el puerto de Carrales (km 73-74), en medio del páramo a unos 15 km del Puerto del Escudo
Dos columnas de piedra, águila en el escudo, 62D que indica que el monumento está dedicado a la 62 División del ejército. Se trata de una gran mole de hormigón y mármol que representa al águila imperial, una lápida conmemorativa en el suelo y dos columnas que dan entrada al mismo.En los laterales del monumentos una sucesión de repetición del “PRESENTE. Los arquitectos guipuzcoanos Eduardo Olasagasti y José Antonio Olano diseñaron el monumento a mayor gloria de la Columna Sagardía. La obra corrió a cargo de construcciones Altuna.
Antonio Sagardia Ramos nacido en Zaragoza, en una familia de hidalgos navarros, era un comandante retirado -acogido a la “ley Azaña”- que residía en Francia. Tras la toma de San Sebastián es mandado a reforzar el sector de Soncillo a Palencia, se envían 750 voluntarios falangistasal mando de Antonio Sagardía . Su actuación fue importante en la Loras de la zona, en el puerto del Escudo, Valle de Sedano, etc., en coordinación con otros militares golpistas de la zona como el comandante Luis Moliner o el teniente-general Gerardo Mayoral.Su misión era bloquear cualquier avance republicano desde Santander. Murió en Madrid el 16 de enero de 1962.
Sagardía fue otro de los criminales y genocidas durante la Guerra Civil, tanto en el frente norte como en el exterminio que realizó en Cataluña. En esa zona norte de Burgos se recuerda los fusilamientos en el kilómetro 14 de la carretera de Covanera o las ejecuciones en la Torca Palomera de Mozuelos de Sedano. Una parte importante de la represión de la zona contó con la participación de la Columna Sagardía.Posteriormente se desplazaron hacía Cataluña. En la comarca del PallarsSobirà, la represión que las tropas franquistas llevaron a cabo en 1938, bajo las órdenes de Sagardía, fue muy dura. La represión se cebó con la población. Numerosos militantes de organizaciones de izquierdas y sindicales fueron ejecutados de forma arbitraria por los integrantes de las fuerzas de Sagardía.
PIRAMIDE DEL ESCUDO.
Las tropas invasoras que lucharon contra el gobierno legitimo fueron muy homenajeadas por la España de Franco, así que este no fue el único monumento erigido por el fascismo italian. Los lugareños lo llaman el cementerio de los Italianos y se encuentra en Burgos (Valle de Valdebezana) y no en Cantabria. Se encuentra en el km 93 de la N-623.
El diseño, el dinero y la dirección fueron italianas y la mano de obra prisioneros republicanos.
En el Escudo se libró una de las batallas más cruentas de la contienda. En agosto de 1937, en este puerto del Escudo, 22 batallones republicanos de la División 55 Montañesa de Choque, que esperaban atrincherados el ataque de las fuerzas nacionales, apoyadas por tres divisiones italianas. Entre los días 14,15 y 16 de agosto de 1937 se produjeron unos combates de lo más sangrientos en el Escudo. Tres divisiones italianas consiguieron tomar el puerto el 17 de agosto. Fue una carnicería para los dos bandos. El puerto tenía un valor estratégico por su proximidad a Santander. Tras caer Bilbao en manos de las tropas sublevadas, el objetivo de Franco era conquistar la totalidad de Cantabria.
Sobre el embalse de Corconte en en medio de un prado, se levanta esta construcción piramidal de 20 metros de altura, de cemento revestido con placas calizas, construida en el año 1937. Aseguran que es una réplica en menor escala de la pirámide Cestia (año 12 a. c), que se alza junto a la vía Ostiense de Roma. Señala Maider Beldarrain que la pirámide es uno de los mayores símbolos funerarios de la historia y fue muy utilizado por nazis y fascistas por su afán de magnificencia. El conde GaleazzoCiano, yerno de Benito Mussolini y ministro de Exteriores de Italia, se acercó en 1939 a este paraje entre Burgos y Cantabria al entierro de los legionarios fascistas.
La puerta es identificada por la gran “M” que la encuadra y que parece un homenaje a Benito Mussolini, para los especialistas es sólo un indicador de Moritorio (cementerio en italiano) o Monumentum. El proyecto tenía diseñado rematar la pirámide con una estatua de la Victoria alada.
Por fuera tiene una base cuadrada pero por dentro es redondo. En la parte trasera hay un tragaluz en forma de cruz que ilumina las palabras “presente, presente, presente”, que era el lema del fascismo italiano. Cuando pasaban revista y nombraban a un soldado caído en la batalla, el resto respondían con esas palabras.
Dentro hubo un altar de mármol.Su interior albergaba los cuerpos de los 372 soldados italianos del CTV (Corpo Troppe Volontaire) que cayeron entre el 15 y el 17 de agosto de 1937 en el asalto a las posiciones de republicanas. Sobre las cuatro paredes fueron recogidos los 360 “loculi” con unas pequeñas lápidas individuales con el grado, nombre del caído, unidad a la que pertenecía y fecha de su muerte. Los 360 nichos están dispuestos de manera radial. Por otro lado bajo este espacio hay una pequeña cripta que contiene 12 nichos más espaciosos, zona privilegiada que se reservó para los oficiales caídos del CTV. Los cuerpos fueron exhumados en los años 70 y trasladados a la iglesia italiana de San Antonio, en Torrero, Zaragoza.
80 años después de aquella guerra no es normal que se mantengan, aún deteriorados, homenajes a tan nefastos actores y que acabaron con las libertades en nuestro País.
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