El 5 de mayo de 1945 los miembros de la 11 División acorazada de los EEUU que llegaron hasta la puerta principal del campo de exterminio de Mauthausen se encontraron con un pancarta longitudinal que abarcaba todo lo largo del arco de la entrada. En ella se podía leer: “Los españoles antifascistas saludan a las tropas liberadoras”.
Ondeaba la bandera republicana en el lugar donde hasta entonces había estado la bandera nazi con la cruz gamada. Hoy se cumplen setenta y dos años tras la liberación de Mathausen donde fueron asesinados más de la mitad de los republicanos españoles que fueron enviados a campos de concentración. La inmensa mayoría de ellos terminaron en esta pequeña localidad austríaca alejada de grandes urbes y a 165 km de Viena.
El motivo por el que de los más de 9.000 españoles enviados a campos de concentración, 7.500 fueron conducidos a Mauthausen, se debió a la política de agrupamiento por nacionalidades que tenía como costumbre el gobierno nazi. Sin llegar a las monstruosas cifras de Auschwitz, Mathausen fue en el momento de su construcción un campo (posteriormente se iría ampliando con pequeños campos anexos) catalogado como de grado III.
El nivel más duro donde eran enviados a los prisioneros políticos considerados más peligrosos y sin redención posible, es decir, un campo de exterminio. Prácticamente todos los republicanos españoles detenidos y enviados a ese campo habían sido previamente capturados en Francia. O bien porque se habían incorporado a la resistencia francesa para combatir al fascismo, o porque se unieron al ejército francés en unidades como la Legión Extranjera y cayeron prisioneros bajo la ocupación alemana. Franco se negó a acogerlos pese a que Alemania solicitó su deportación y algunos investigadores como Carlos Hernández afirman que el destino de Mauthausen fue pactado por los dos países como solución al problema de los exiliados españoles.
La construcción de Mauthausen se remonta a agosto de 1938, es decir incluso antes del comienzo de la 2º Guerra Mundial. Pero si bien inicialmente su finalidad era la de albergar a presos comunes, con el conflicto bélico pronto necesitó de reformas de ampliaciones para alojar a miles de prisioneros políticos que iban llegando desde los distintos países conquistados por Hitler. Tras la escalada de invasiones alemanas en 1940 (Holanda, Bélgica) en junio le llegó el turno a Francia donde se encontraban refugiados miles de españoles que desde Cataluña habían huido de la guerra civil por los Pirineos.
Buena parte de los combatientes españoles quisieron seguir luchando contra el fascismo y por ello se alistaron al ejército de Francia. Cuando Francia es derrotada en junio de 1940 la mayoría de los republicanos que ingresarían en Mauthausen lo harían ese año después de ser apresados junto con sus camaradas franceses. Comenzaron a llegar los primeros españoles llegando a convertirse en auténticos veteranos de supervivencia, ya que se trataban de los primeros de los muchos que seguirían llegando hasta su liberación en 1945. En Mauthausen los españoles eran distinguidos del resto de prisioneros era una estrella azul de tres puntas con la inicial S de “Spanien”, español en alemán. La estrella azul significaba que era apátridas al contrario que las demás que eran rojas ya que Franco no reconocía oficialmente españoles fuera de sus fronteras y negaba su existencia, aunque en secreto negoció con Hitler el destino de todos ellos.
En los dos años siguientes se sumaron varios cientos prisioneros españoles más procedentes de los comandos de la resistencia francesa que iban siendo descubiertos y detenidos. Sin embargo existe una excepción a la naturaleza de los prisioneros republicanos, el famoso convoy de los 927. Se trató de un convoy ferroviario compuesto por hombres mujeres y niños que en el momento de ser detenidos se encontraban simplemente en Francia en calidad de refugiados pero que no habían participado en la guerra. No es difícil suponer que si más de la mitad de los hombres fallecieron, los niños y las mujeres pocas posibilidades tenían en ese infierno.
Fueron casi años de pesadilla para algunos de los que pudieron contarlo. Gracias a los testimonios de los supervivientes sabemos qué sistemas de ejecuciones eran utilizados habitualmente por los miembros de las SS; existían trabajos forzados en canteras en cuya cima muchos eran arrojados al vacío en el llamado salto del paracaidista. Otros fallecían sumergidos en agua helada hasta la muerte, o flagelados mientras debían contar en alemán los latigazos sin equivocarse o se volvía a empezar de cero. Otro morían desangrados a la fuerza para donar plasma a los heridos en el frente de guerra o devorados por los perros de los guardianes, sin que faltara la inyección de bencina en el corazón o las cámaras de gas. Casi 5.000 prisioneros de los 150.000 que perecieron fueron españoles. Un final dantesco para quienes habían combatido durante la Guerra Civil. ¿Sus verdugos? El nazismo con el beneplácito franquista. Aquellos pocos afortunados que consiguieron seguir vivos en mayo de 1945 no llegarían a ver liberada su patria por las fuerzas aliadas. Algunos se quedaron aún durante varias semanas en Mauthausen sin saber hacia dónde dirigirse aunque la mayor parte terminarían rehaciendo su vida en Francia. El testimonio de los supervivientes ha sido crucial para los historiadores a la hora de reconstruir lo sucedido en Mauthausen. Las fotografías que el prisionero español Francisco Moix, que había sido reclutado para el taller fotográfico por los responsables del campo con fines policiales, suponen un documento gráfico incomparable ya que pudo ocultar un buen número de ellas que permanecieron ajenas al conocimiento de los nazis hasta la liberación del campo.
Un horror que como sucede con demasiada frecuencia en nuestro país no tuvo la merecida atención ni consideración durante décadas. Tuvieron que transcurrir 65 años hasta que España viera un homenaje de reconocimiento institucional de aquellos héroes cuando hasta Mauthausen se desplazó en 2010 la entonces vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega. Fue durante la segunda legislatura de Rodríguez Zapatero. Un emotivo acto donde en su discurso afirmó algo que a día de hoy parece hasta una broma:
“El Gobierno al que representó se ha esforzado, se esfuerza y se esforzará cada día para honrar a todos cuantos sufrieron por la sinrazón, la violencia y la tiranía”
Me pregunto cuántos monumentos en recuerdo de los que murieron en Mauthausen se han erigido desde entonces en España…
Autor: Jordi Pedrosa
Recuperando Memoria T2-14 #RmCallejeroFranquista
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