Entre el 17 y el 18 de julio de 1936 comenzó la Guerra Civil con la sublevación de parte una parte del Ejército destinado en el norte de África contra la Segunda República
El general Francisco Franco tomó el mando de las tropas sublevadas, decretó el final de la Guerra el 1 de abril de 1939 y se convirtió en el dictador que gobernó España hasta su muerte, el 20 de noviembre de 1975
La guerra acabó con el Estado de Derecho de la Segunda República, causó cientos de miles de muertos y fue seguida de una represión aún no reparada
Andrés Gil
Andrés Gil
Empezó como un golpe; y acabó siendo una Guerra Civil que duró tres años, causó cientos de miles de víctimas y desembocó en la dictadura franquista, que se prolongó durante cuatro décadas.
Entre el 17 y el 18 de julio de 1936 arrancaba el fin de la Segunda República. Mussolini llevaba al frente de Italia desde 1922; Hitler gobernaba Alemania desde 1933; las democracias liberales vivían horas muy bajas entre la tensión del nazismo y el fascismo por un lado, y del comunismo por otro.
Esas tensiones se desataron en España, cuyo Gobierno nunca recibió ayuda de otras democracias europeas, como Francia o Inglaterra durante la Guerra Civil, sino de las voluntarias y voluntariosas Brigadas Internacionales, además del asesoramiento militar de la Unión Soviética.
Enfrente, el ejército de Franco contó con la complicidad alemana e italiana, que se tradujo en soldados, aviones y bombas.
Así, España se convirtió en el primer campo de batalla del fascismo. La Guerra Civil (1936-39) representó la lucha que luego se desarrolló en la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
La diferencia es que en España ganó Franco; y en Europa cayeron Hitler y Mussolini.
En España ganó Franco con ayuda, eso sí, de Hitler y Mussolini. Y la primera gran visualización de esa ayuda en el campo militar fue el bombardeo de Gernika, el 26 de abril de 1937, hace ahora 80 años.
Allí, la Legión Cóndor nazi y la Aviación Legionaria italiana bombardearon sin piedad, y arrasaron lo que quedaba de la ciudad tras los obuses. Y se perfeccionaron para lo que vendría después en la Segunda Guerra Mundial.
Los 30 fueron los años de la expansión japonesa en territorio chino –Manchuria–; de Italia en Etiopía; del auge del fascismo, el nazismo y el comunismo, y de la crisis de los regímenes liberales herederos del siglo anterior.
Los 30 eran los años de la revolución constante, de las vanguardias artísticas, y de las consecuencias del Tratado de Versalles con sus sanciones a Alemania tras la Gran Guerra –1914-18–, de la Gran Depresión y del New Deal de Roosevelt. También fueron los años de la fallida Sociedad de Naciones, que no consiguió aquello para lo que había nacido: resolver los conflictos internacionales por la vía pacífica.
Y si la Sociedad de Naciones fracasó fue porque su impulsor, EEUU, al final no formó parte de ella; y porque quienes sí participaron lo hacían mientras fabricaban carros de combate.
Lo que se vivió en la Guerra Civil y posteriormente en la Segunda Guerra Mundial no acabó en 1945; porque el mundo siguió viviendo en estado de guerra –aunque fuera fría en Europa pero caliente en Corea, Cuba, Vietnam, Afganistán, Irak, Siria–, en una carrera armamentística sin fin.
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