El Comisionado ha dado un paso exponencial revalorizando la dictadura, prostituyendo la historia, vejando a las víctimas del franquismo, mintiendo sobre sus propias gestiones y dando un golpe de mano contra los principios por los que fue creado
La derecha de Madrid, a diferencia de la de otros territorios de este país (pocos, a decir verdad) y la de cualquier democracia europea, parece asentar aún sus principios en materia de Derechos Humanos en las condenas emanadas de la justicia militar de la dictadura franquista y en la defensa, por tanto, de sus crímenes de lesa humanidad. Y, para ello, no escatima esfuerzos, desde la demagogia y la mentira hasta la ofensa y la vejación a las víctimas. Pero qué podríamos esperar de su discurso cuando, en la actualidad, sus dirigentes y medios de propaganda emplean los mismos términos despectivos que acostumbraba el franquismo contra sus enemigos para referirse hoy a quienes se oponen a sus políticas reaccionarias.
Memoria y Libertad, colectivo de víctimas del franquismo en Madrid, comenzó hace casi tres lustros su labor para saber qué había sucedido a sus seres queridos, recuperar su historia y demandar verdad, justicia y reparación. En este largo periodo, en el que han ido falleciendo y desesperando muchas víctimas y familiares que confiaron en esta democracia para resolver esta deuda pendiente con los Derechos Humanos, las instituciones no solo han puesto trabas a nuestra investigación personal, sino que han hecho dejación de sus obligaciones, ignorando (cuando no despreciando) la búsqueda de miles de personas desaparecidas en la historia bajo la acción de la dictadura franquista.
Fue la coalición de gobierno del Ayuntamiento de Madrid surgido en las últimas elecciones municipales la que abordó por primera vez estas demandas y la necesidad de actuar en consonancia con ellas para dignificar, de paso, a toda la sociedad. Pero el balance de este compromiso se ha traducido en tres largos años de esfuerzos titánicos y espartanos de los colectivos de víctimas y asociaciones memorialistas que fueron colocados a los pies de los caballos para sufrir de nuevo los pisotones y las coces del fascismo.
El vehículo imprescindible, el 'Dragón Rapide' que han empleado para sus golpes quienes, en minoría, se oponen a las políticas de memoria democrática, incomprensiblemente ha sido facilitado en esta ocasión desde la propia alcaldía bajo la denominación de "Comisionado de la Memoria", cuyos miembros lo fueron a voluntad de los partidos políticos sin tener en cuenta su vinculación con los colectivos implicados y sus demandas, sino, más bien, por lo que se está demostrando en estos días, por su labor incuestionable como disciplinadas correas de transmisión de sus valedores, relegando incluso el sentido común y la ética personal y profesional al servicio de burdas estrategias electorales y luchas de poder.
Este órgano creado con la clara intención de servir de parapeto entre las demandas memorialistas, las reacciones de una oposición de escasa raigambre democrática y la alcaldía, también ha servido para emprender actuaciones inauditas y equidistantes con la dictadura que ningún gobierno anterior, por muy conservador que fuera, se atrevió siquiera a plantear.
Ayer no solo se plasmó todo lo expuesto anteriormente, sino que el Comisionado dio un paso exponencial revalorizando la dictadura, prostituyendo la historia, vejando a las víctimas del franquismo, mintiendo sobre sus propias gestiones, cuestionando la correcta labor de los responsables de memoria del Ayuntamiento y, en definitiva, dando un golpe de mano contra los principios por los que fue creado. Motivos más que suficientes para que sea neutralizado y disuelto antes de que prosigan con sus juicios sumarísimos de urgencia y con el doble fusilamiento de las víctimas de la dictadura y sus familiares.
Los familiares de las víctimas del franquismo en Madrid, Memoria y Libertad y todas las asociaciones y colectivos memorialistas, no vamos a consentir que nada ni nadie cuestione la condición de víctima de la dictadura a ninguna persona que la ostenta, ya fuera por defender a la II República del golpe de estado fascista con los medios a su alcance o por ser agarrotados por delitos comunes aun siendo falangistas. Este criterio es tan sencillo y universal como su enunciado: víctimas del franquismo. Pero para mejor entendimiento de quienes acostumbran a mentar y exigir 'Derechos Humanos' solo para determinadas personas y casi siempre con visos de aprovechamiento electoral, les refrescaré la memoria citando un nombre: Melitón Manzanas.
Ni el pleno del Comisionado se ha dignado a recibirnos en todo este tiempo, ni tampoco ha tenido la profesionalidad requerida para documentarse debidamente y evitar este sinsentido ridículo y colaboracionista con los sectores más antidemocráticos de este país. Tampoco han tenido siquiera la deferencia de consultar al equipo de historiadores encargados de elaborar con criterios historiográficos el listado de personas ejecutadas en el Madrid de la posguerra por la dictadura franquista. Entre ellos, Manuel García Muñoz, investigador y buen conocedor de todo lo sucedido, y cuya perplejidad y malestar por el uso torticero de su trabajo habría servido para deshacer muchos entuertos. Como él mismo manifiesta, “ni se han molestado en leer la introducción de mi libro” que, entre otras cosas dice:
“Primera: los hechos por los que estas personas fueron juzgadas y condenadas tuvieron lugar durante los años de guerra y no son producto de ninguna mixtificación, sino que constituyen una espantosa realidad: en la retaguardia republicana hubo millares de asesinatos de personas que fueron víctimas de la violencia sectaria.
Segunda: los juicios a los que fueron sometidos durante los años 1939-1944 (objeto de nuestro estudio) carecieron de legitimidad democrática (por lo tanto, fueron ilegítimos) y no respetaron la legalidad penal internacional (fueron ilegales). Los tribunales militares ni siquiera respetaron el sistema legal del bando vencedor: prevaricaron. Incurrieron en el más execrable de los delitos que pueda cometer un juez, al aceptar pruebas que sabían falsas y obtenidas de manera ilegal, y, a continuación, dictaron sentencias siguiendo las indicaciones de sus jefes.
Tercera: hoy día, aquellos juicios pueden ser considerados nulos, como lo admite nuestro Estado de derecho.
Cuarta: aquellos juicios, y los correspondientes sumarios, no contienen ningún elemento probatorio que pueda ser admitido en un sistema democrático. No son materiales judiciales y sí documentos históricos, puestos a disposición de las personas interesadas, cualquiera que sea su motivación.
Así, pues, no considero admisible ninguna de las condenas de culpabilidad y sé que las personas que fueron procesadas y condenadas no pueden ser, en la actualidad, consideradas culpables de los hechos que las sentencias dan por probados.” (“Los fusilamientos de la Almudena” Manuel García Muñoz. Introducción).
Tomás Montero - Colectivo Memoria y Libertad
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