Olatz, estudiante de Antropología, excava sin parar junto a la también antropóloga e historiadora Lourdes Herrasti en uno de los lugares señalizados de una fosa común de la Guerra Civil hallada en el cementerio de Amorebieta-Etxano, en Bizkaia. Bajo la lluvia, repletas de barro y con pequeñas palas de metal y sumo cuidado para no romper ninguno de los huesos encontrados, descubren algo que les llama la atención en uno de ellos. La estudiante quita la arena a uno de los huesos. Se trata de un fémur. “Es una pierna amputada”, asegura Herrasti. Ese descubrimiento confirma las sospechas de la decena de investigadores de la Sociedad de Ciencias Aranzadi que realizan este martes las labores de excavación en busca de víctimas de la Guerra Civil: que parte de los cuerpos hallados fueron combatientes fallecidos en el Hospital Militar de Amorebieta-Etxano.
En total, han encontrado tres fosas comunes, pero por el momento, solo han logrado excavar en dos de ellas, en las que han hallado “al menos” ocho cuerpos en cada una. “Son muertos de la Guerra Civil. En una de las fosas está claro que son muertos en combate porque vienen con la ropa, con los gabanes, con botones y con los zapatos de tachuelas que eran los habituales de milicianos y gudaris. Sin embargo, en la otra no hemos visto tanta ropa, hay pocos objetos y justo, ahora mismo, acabamos de encontrar que uno de ellos tiene la pierna amputada, lo cual significa que murió en el hospital y que le amputaron la pierna posiblemente porque tuvo una lesión en la pierna, se gangrenó seguramente y murió a causa de ello”, ha explicado Herrasti, que indica que en estos momentos desde la Sociedad de Ciencias (Aranzadi) están trabajando en descubrir qué hay en la tercera fosa, labores que realizarán a lo largo de esta semana.
Además de los cuerpos y su ropa, los investigadores han hallado una lata, una cruz que una de las víctimas llevaba en el cuello y dos chapas identificativas de combatientes en la Guerra Civil. La principal hipótesis es que se trata de combatientes fallecidos en los frentes de guerra de la zona próximos a Amorebieta-Etxano, como el monte Bizkargi o que fallecieron en el Hospital Militar. Según los investigadores, podría haber 300 fallecidos que respondan a esta casuística. “Por ahora hemos contado unos 20, pero sabemos que en la tercera fosa habrá más. Creemos que todos los fallecidos son hombres, pero nos consta que en la cárcel de mujeres de Amorebieta-Etxano fallecieron unas 50 mujeres y sus hijos. No sabemos dónde fueron enterrados esos cuerpos”, ha explicado la historiadora y antropóloga.
Las labores de exhumación en el cementerio de Amorebieta-Etxano comenzaron después de que el pasado mayo se percataran de que había una cruz que marcaba “muertos de guerra”. “Vinimos en mayo e hicimos una cata, una investigación. Descubrimos que había cuerpos con lesiones perimortem, es decir, lesiones que tienen que ver con la muerte y dos pesetas del Gobierno de Euzkadi de 1937. Eso nos dio la cronología. Eran de la época de la Guerra Civil. Entre abril y mayo de 1937 tuvieron lugar los combates más importantes en este lugar, por lo tanto, los muertos son de esa época”, ha detallado.
Este martes la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa ha visitado el cementerio junto a la alcaldesa, Ainhoa Salterain, y la directora del Instituto de la Memoria (Gogora), Aintzane Ezenarro. “Hace 86 años hubo una matanza en esta zona y estamos empezando a recuperar los cadáveres. Hemos recuperado 20 personas más o menos. Para nosotros es importante recuperar la memoria y realizar estas exhumaciones para que las familias puedan recuperar estos cuerpos. Por eso hacemos un llamamiento a las personas de la zona que sospechen que algún familiar pueda haber muerto en estas circunstancias para que desde Gogora puedan realizar un análisis genético y cotejarlo con los cuerpos encontrados”, ha señalado Melgosa, que ha descrito este como “un primer paso” para encontrar a las “más de 300 personas enterradas” en el cementerio de Amorebieta-Etxano.
El caso de Amorebieta-Etxano es particular puesto que al encontrarse cerca de Bilbao, para lograr la conquista de la capital vizcaína, antes tuvieron que recorrer ese territorio, que fue víctima de varios bombardeos. Además, en la localidad instauraron un importante hospital de sangre en aquella época y una de las más grandes cárceles de mujeres del país, ubicada junto a la plaza del Calvario en un edificio propiedad de los Padres Carmelitas Descalzos construido entre 1931 y 1934 que actualmente es el colegio El Carmelo. Ese edificio hace décadas albergó una de las cárceles franquistas de mujeres de Euskadi por la que, según asegura la doctora en Historia Contemporánea Ascesión Badiola, pasaron al menos 1.241 mujeres desde 1940 hasta 1947.
En mayo del año pasado, el Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano quiso saldar su “deuda con la memoria histórica” y encargó una investigación a la Sociedad de Ciencias Aranzadi para dar a conocer lo que pasó en la localidad en los años previos y posteriores a la Guerra Civil, de 1931 a 1945. “Éramos conscientes de la necesidad de un trabajo que recopilase lo que está documentado acerca de Amorebieta y Etxano [en aquellos tiempo se trataba de dos municipios separados], los hechos vividos en esa época tan convulsa y las violaciones de Derechos Humanos ocurridos”, señaló el por aquel entonces alcalde de la localidad Andoni Agirrebeitia.
La actual alcaldesa, Ainhoa Salterain, ha recalcado su colaboración para que las exhumaciones y la identificación de las víctimas se realicen de “manera respetuosa y digna”. “Se han descubierto varios cuerpos que están vinculados a este oscuro período de nuestra historia. Si bien ya se conocía la existencia de enterramientos relacionados con la Guerra Civil en nuestra zona, este hallazgo reviste una importancia particular en el marco de nuestra comprometida labor por preservar la Memoria Histórica. Este descubrimiento se inscribe en un proceso integral de recuperación, investigación y divulgación científica, que se lleva a cabo con la mayor consideración hacia la sensibilidad social zornotzarra, así como a la de todas las vascas y vascos en general. Es un testimonio de nuestro compromiso con la verdad, la justicia y la reconciliación”, ha concluido la alcaldesa.
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