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Daniel Serrano, resistente en París: “El pueblo español debe elegir libremente y elegirá República”
– 13 OCTUBRE, 2014PUBLICADO EN: ENTREVISTAS
Historias de lucha y exilio desde Francia (I)
Enriqueta de la Cruz
Periodista y Escritora
Detrás de su cabeza, cada día, cuando desayuna, come y cena, tiene un paño de cocina, sí, detrás de su cabeza, con una receta de migas extremeñas. En otros rincones está la de pulpo a la gallega o un platito donde se ve a dos flamencos bailando. Por toda su casa, acogedora, cálida, culta, llena de libros y más libros (que se ha leído, no como otros…) está España. En el baño, en el salón, en las habitaciones… Él no la ha olvidado; España, la que quedó maltrecha, sí le ha olvidado a él. Pero somos muchos, miles y millones los que no consentiremos que ese exilio inhumano quede bajo la losa del olvido. Como dijo Pedro Garfias, “España que perdimos, no nos pierdas”. No, no dejaremos que pase, no os perderemos, Daniel.
Daniel Serrano, como tantos españoles republicanos, salió un día pero no perdió para siempre: insiste en su idea, en la República de reformas increíbles en tan poco tiempo que vivió y que quiere volver a ver, y, de momento, contar. En su Torre de Esteban Hambrán (Toledo) y en tantos otros sitios de homenajes, cuando vuelve, nota algo extraño: mucho mirar para otro lado, mucho callar las bocas, pasar de largo, muchos silencios y mucho facha. Él estuvo tres años en prisión; su hermano Eudaldo fue fusilado. Luego vivió destierro y más tarde buscó una vida digna donde se lo permitieran: fuera. Marchó a París, ha trabajado mucho y sigue luchando. Nos cuenta aquí su historia que ya forma parte de la mía después de unos días compartidos en su casa, que yo he de reflejar porque la siento en carne propia. La III República ha de incorporar el exilio, a nuestros españoles ahí afuera, o no será la de todos.
Sí, se llama Daniel Serrano. Vive en Bobigny. Ha luchado en Brunete, Teruel, Belchite. Ha estado preso, ha vivido el destierro, sigue batallando cada día, a sus 94 años, por la III República española, por nuestra República necesaria, próxima. Es un resistente. Ne pas s´avouer vaincu (No admitir la derrota) es el nombre de una película de la que es protagonista, un film-reportaje de Susana Arbizu y de Henri Belin, que recuerda a su hermano Eudaldo y todo lo sucedido con palabras claras y sencillas. El film es uno de los más clarificadores que conozco en cuanto a Memoria Histórica. Ha sido reconocido y premiado en Francia, México, Nueva York, Cádiz y debe ser visto en toda España.
Daniel Serrano, testigo de un tiempo mejor, más humano; un hombre claro, firme, inteligente y formado. Tierno y paciente, anima a seguir porque él no se da por vencido y eso nos enseña. Hombre con la bandera tricolor a cuestas, siempre que hay que rendir honores merecidos a un brigadista, por ejemplo, como hicimos con Henri Rol-Tanguy, que tiene calle en Francia, en Bobigny; siempre que hay que recordar a las víctimas o hablar con los resistentes de las batallas pasadas o del presente, o del porvenir, o pedir fuera lo que aquí, dentro, se nos niega: ¡Verdad, justicia, reparación! Rememoramos con él ese mundo mejor que ya existió: el de la II República, llena de conquistas y también de fascismo que ponía todos los palos en la rueda, hasta romper el progreso, hasta hoy. Es bueno recordar lo que no se debe olvidar.
Daniel, ¿cómo empezó todo?
Yo vivía en La Torre de Esteban Hambrán (en la provincia de Toledo), en un barrio que le llaman La barrera y cuando se proclamó la República tenía 11 años. Y estábamos los muchachos por allí, jugando, y pasa Arturo, El conejo, que tenía una finca por allí y tenía habas sembradas y nos dice: “¡Hala muchachos!, ya podéis ir a comer habas, que ya llegó la República”. Fíjese bien en el significado de esto: como queriendo decir que ya todo el mundo podía hacer lo que le diera la gana, es decir, burlándose…
Pero la cosa iba en serio, porque la gente comió pese a los señoritos que querían la tierra quemada, muerta, y estudió. ¿Qué me dices de las escuelas?
¡Ah, las escuelas…! Fue un progreso enorme. Antes de la República, con la Monarquía, íbamos a la escuela, unos por la mañana y otros por la tarde, porque los maestros no podían recibir a todos y nos dividían. Pero cuando se proclamó la República se doblaron los maestros: tuvimos dos maestros y dos maestras. Entonces ya íbamos por la mañana y por la tarde. Y es mentira que se persiguiera la religión, lo único que hizo el gobierno es que las cuestiones de religión había que limitarlas a su ámbito y eliminarlas de las escuelas: por ejemplo, los crucifijos. Teníamos uno en la pared y, claro, el maestro recibió la orden de retirarlo, como explicó cuando se presentaron cuatro viejas a protestar… Pero no se prohibió el estudio de las religiones; era voluntario y la religión la podía aprender quien quisiera, libremente.
Y los chicos cambiabais…
Todo cambió. Los muchachos aprendíamos más. La enseñanza era muy elevada cuando antes no interesaba que aprendiera nadie, para que los chicos que pudieran permitírselo tuvieran que tomar clases particulares. Nos enseñaban la regla de tres, reglas de interés, en fin de todo. ¿Es que enseñan ahora estas cosas? Porque no lo parece…
Antes de esto que cuentas, la Iglesia y la Monarquía no querían que aprendiera el pueblo.
Ah, nada, nada. Mira si se aprendía que el maestro estaba obligado a llevar a misa, a la iglesia, a los chicos… Y con esto se acabó. La República, no obstante, cometió errores: por ejemplo, eso de que pudieran seguir en las escuelas estudiando religión. Si a la Iglesia lo que le interesa es la torpeza; crean todos los cuentos y las fábulas inventadas. Porque, vamos a ver, crucificaron a Jesucristo, bueno, porque la cruz era un invento de sacrificio romano, pero ahora bien, de ahí a que si luego resucitó, etc., va mucho…, que si resucitó y que si subió al cielo y todos esos cuentos chinos… Eso son fábulas que ni debían existir siquiera.
Y sobre la reforma agraria ¿qué?, ¿fuiste testigo también?
Sí, claro. Otro gran progreso de la República, que cuando se realizó de verdad fue en el 36. En mi pueblo hay un latifundio de más de 3.000 hectáreas de terreno, casi 4.000, enorme, que coge varios pueblos alrededor y que estaba para que llegaran los señores a divertirse, a cazar perdices y conejos y darle un poco de tierra a los labradores para que pagaran por trabajarla y luego: fuera, márchate. Esas tierras iban pasando, sin dividir, de duques a condes, de éstos a marqueses, y así siguen… Nunca las dividían, para explotar mejor a los labradores de los pueblos, obligados a pagar para sembrar un poco de trigo… y ya está. Las encinas ni se podían tocar. Bueno, pues con la República, todo ello fue incautado por el Estado y se acabó el latifundio, que fue dividido para los labradores de los cinco pueblos que rodean esa tierra. Se formó una colectividad de obreros, de braceros, que no tenían propiedades y, para que pudieran cultivarla, se les dio 40 pares de ganado, fíjese lo que esto significa, porque no tenían nada más que sus brazos para trabajar y, ¿cómo iban a cultivar la tierra? Necesitaban sus aperos de labranza y su ganado y no solo eso, porque había que alimentar ese ganado y hacer un barbecho, porque desde febrero o marzo (que se empieza a cultivar la tierra) hasta noviembre (en que se sembraba), esto es obligado en tierra de secano, si no, no se puede sembrar trigo… Entonces, se le dio un sueldo como si estuvieran trabajando a jornal para que aguantaran ese tiempo y pudieran vivir hasta que cogieran los frutos y pudieran devolver el dinero al Estado: se les dio un sueldo, el ganado, las tierras, los aperos. Esto era la reforma agraria, algo grande, algo sublime. Y todo se vino abajo. Hasta los más imbéciles del pueblo sabían que algo se estaba preparando en contra. Porque se reían: “Ya veremos a ver quién siembra esos barbechitos”, decían algunos. Y les contestaban otros: “Pues quién va a ser, nosotros, ¿no?…”. Y efectivamente, no los sembró nadie porque llegó la Guerra. ¿De dónde dimanaba eso? Pues hasta los más tontos lo sabían, que se estaba preparando algo, y era un golpe, porque los jefes de Falange y otros lo sabían y se les escaparía algo. Sanjurjo lo intentó primero, pero fracasó totalmente.
Tú saliste entonces de tu pueblo.
Salimos en octubre, porque Yagüe, que era el más criminal de todos, entró en Talavera, matando a todo el que le daba la gana. Bueno, bueno, corría la sangre por las calles… Y fueron debilidades de la República el no enterarse y el no ver qué mandos tenían en el ejército, qué calidad de algunos, porque ya en la huelga de Asturias del 34, ya algunos matando obreros, demostraron quiénes eran y de lo que eran capaces, como Franco y Yagüe. Y la República tenía que haber tomado medidas serias y lo único que hizo Azaña fue mandar a Franco a las islas Canarias y decirle: “Yo no tengo miedo a los golpes de Estado, ¿sabe usted?”. Y Franco agachó la cabeza, sí…; se la preparaba bien.
UÑA Y CARNE
Franco y la Monarquía, uña y carne hasta nuestros días.
Franco era un privilegiado de la Monarquía, siempre lo fue de Alfonso XIII. Su hermano Ramón se rebeló contra la Monarquía cuando se cantaba aquello de: Viva Alcalá Zamora, Queipo de Llano, que con Franco se muestran republicanos… Pero luego se volvió la chaqueta y se fue con su hermano. Como era aviador, cayó mientras volaba en las Baleares, no sé si por sabotaje o qué. Luego el pueblo, cuando despertó, tampoco quería a Alcalá Zamora, un hombre más bien de derechas y muy católico, republicano, sí, pero de derechas, y llegó Azaña.
También hubo canciones para las mujeres que votaban.
Sí: -Ay que guasa, -pues ¿qué pasa?, -que a votar se ha marchao la Tomasa, no sabemos cuándo volverá y mientras yo voto a Pepe o a Luis, le coses el roto que lleva el mandil. -Ay qué lío -dice el tío-, este mundo se ha vuelto al revés, ahora sí que estoy perdido, que no sé si soy hombre o mujer. Era una crítica que sacaron los que no querían y que sacaban coplas: “¡Ya tien voto las mujeres… El divorcio en España!” ¿El progreso de la República?: Le dio el voto a las mujeres, que aquí en Francia no lo tenían aún, ¿eh?, que fue en el 45 y allí en España fue reconocido en la Constitución del 31. Y antes de la República no había divorcio tampoco; era obligatorio casarse por la Iglesia; de otra forma no se podía. ¡El juez tenía que ir a la iglesia! Era un poderío enorme el de la Iglesia. La República todo eso lo fue eliminando.
Ay, Daniel, ¿y el franquismo cómo lo viviste después de ver todo esto?
Yo el franquismo lo he vivido en la cárcel. Primero: yo en la Guerra tenía 16 años. Y en el 37, con 17 años, ya me alisté; me admitieron. La primera batalla fue en Brunete. Luego intervine en Teruel y Belchite. Recuerdo que por la parte de Zaragoza los anarquistas ganaron las batallas y prohibieron el dinero; en fin, medidas precipitadas que no iban a ningún sitio. Fui a un comercio y no nos dejaron pagar. Porque yo no digo que el dinero sea imprescindible, puede sustituirse, pero claro, ya cuando un pueblo está avanzado, entonces puede sustituirse, como muchas cosas que existen en el capitalismo. Pero para eso se necesita un avance muy grande del pueblo y de la economía y de todo. Me acuerdo de que pasamos el Ebro con una barca y empezaron a disparar muy cerca, las balas caían, aunque no nos afectaron. Yo no me podía tirar al agua porque no sabía nadar y lo pasé muy mal; me quedé allí con la barca zigzagueando hasta que con las manos pude acercar la barca a la orilla; eso fue allí, cerca de Belchite. ¡La guerra!
Muchos recuerdos. Qué mal fin…
El Partido Comunista no quería entregarse así como así, con los brazos cruzados y ¡hala!, que hagan conmigo lo que les dé la gana, que fue lo que pasó. Hubo una división política y siempre hay gente medio traidora o traidora del todo. Besteiro, que era un dirigente del Partido Socialista de primer orden, y Casado, un militar de carrera, al que lo que le importaba era su carrera… Se juntaron los dos e hicieron negociaciones que pasaron por mi pueblo, por la central de teléfonos que había, y que nada,que vamos a hacer la paz con Franco… Y Franco dijo que no había condiciones que aceptar, sino rendición sin condiciones, lo dijo claro y neto. Pero ellos creían que iban a poder poner condiciones y eso llevó consigo, en fin, lo que pasó… El Partido Socialista fue engañado y apoyó a Casado y a Besteiro, que hicieron los apaños con Franco y así fue como entraron en Madrid con el fusil al hombro los fascistas, anda, ya entramos… Madrid que ha estado tres años deteniéndonos, en fin, un desastre… Y claro, como el Partido Comunista no lo aceptó, pues lo primero: había que comenzar a luchar contra él y yo en aquel entonces estaba en Almadén y me llegó que se habían sublevado los comunistas en Madrid y era eso que no querían aceptar una rendición así… Y entonces, pues, anda, que se acabó la guerra… y ahí tienes a socialistas y a comunistas a tiros… Luego pasé a Ciudad Real y vi todas las ventanas de la sede del Partido Comunista acribilladas…
Pues vaya manera… ¿Qué hiciste después?
Claro, después de lo que te cuento me fui a mi casa, un error que cometí. Y en un tren de mercancías vi que había miembros del Partido Comunista, pero iban detenidos, no nos dimos cuenta hasta después de lo que pasaba. Yo estaba en las Juventudes Socialistas Unificadas, como mi hermano, que vivía en Madrid. Se pusieron contra ellos en Madrid con lo de Casado y se extendía aquello de que los comunistas se han sublevado… Mi padre y mi hermano estaban, como te digo, en Madrid; él en carabineros y yo temía por él, que fue un gran dirigente siempre, fue teniente de alcalde del pueblo. Pregunté por él: ¿Y Eudaldo? A todos los de Madrid los habían concentrado en los campos de futbol y a los pocos días se presentó en casa. Los habían soltado, pero era una trampa. Que lo que tenían que haber hecho es eso, soltar a todos, decirse: nos hemos sublevado, hemos ganado la guerra, se han defendido que es lo que legalmente hay que hacer, que está justificado, y se acabó; eso, si Franco hubiera sido un ser normal, pero no: era un salvaje, era una bestia, un monstruo que no hizo más que matar, toda su vida. Entonces, los soltaron pero para ir luego a casa a detenerlos y a los pocos días, el 13 de abril, se presentan en mi casa los falangistas y nos llevan a los tres a la comisaría, a la checa que le decíamos, que estaba en la calle de La bola, donde daban palos a granel y allí vivía una individua de mi pueblo a la que mi hermano había salvado la vida, Josefa, La pepita, hermana de Juan Aguado, el jefe de Falange del pueblo, que era el que removió todo. Mi hermano, con sus ideas, dijo: “a las mujeres no hay que tocarlas porque la mayoría, si no todas, no ha hecho más que obedecer a sus maridos o a sus padres, no son responsables, no saben de política ni nada”, y era la realidad entonces, porque sus padres o maridos influían sobre ellas. Y a esta Josefa mi hermano se la llevó a Madrid en un coche, porque allí en el pueblo peligraba. Bueno, pues esta señora, cuando nos detuvieron a nosotros, estaba allí, voilà, y a mi padre le salvó, dijo que no se había metido en nada y le soltaron. Le salvó porque mi padre a la edad que tenía ya si cae en la cárcel muere. Pero a Daniel y a Eudaldo, a la cárcel, a Porlier. A mi hermano le sacaron y le fusilaron en 1941. Si ella se opone, pues no habría ocurrido, no le habrían fusilado, hubiera estado en la cárcel, hubiera pasado mucho, pero no lo habrían fusilado. Y Juan Aguado es el nombre ahora del colegio público de La Torre, por ese Juan Aguado… Y hay una calle de José Antonio, de las primeras calles…
Y después, para ti fue la cárcel…
Tres años. Y salí con destierro, a 250 kilómetros del pueblo tenía que estar. Yo había pasado casi toda la guerra en Valencia, en Levante y en Cullera conocía a una persona y allá que me fuí. Y allí conocí a mi mujer. Sabía lo de las naranjas, que habría posibilidades, pero cuando llegué allí había 30 o 40 personas o muchas más en la plaza, para que los contrataran y dije: “bueno, ¡pues sí que he caído bien! Si estos que son valencianos y hablan el idioma, no tienen trabajo, ¿qué es lo que voy a hacer yo aquí?”. Entonces se lo expuse al alcalde, le dije que me habían destinado allí y cuál era la situación y me recomendó a los que recogían naranjas y eso. Entonces las naranjas estaban por la tierra, por el suelo; se las llevaban los alemanes pero nos las pagaban porque en parte las habían pagado ya, ¿comprende? Y tenían razón: todas las armas que mandaron a Franco había que cobrarlas y los agricultores no podían coger las naranjas y por eso estaban por el suelo… ¡Y tantas personas sin trabajar…! Yo pasé así algunos meses y luego trabajé varios meses haciendo tubos de cemento con otra persona que los fabricaba, para el riego. Y luego en Valencia, en Mislata, hicieron un hospital militar y necesitaba tubos; entonces solicité entrar ahí y lo hice, ahí me tienes, fabricando tubos y allí metí a dos de La Torre que estaban escondidos y eso. Pero era duro y difícil ese trabajo y yo me fui a una compañía de seguros.
Y más adelante, a Francia.
Aquí estaba mi cuñado; había nacido en Argelia, y claro, tenía trabajo y me escribía contándolo y la familia fue algunas veces a España de vacaciones y me contaban la vida de aquí (se refiere a Francia), que era muy diferente a la de allá (se refiere a España) y que aquí había trabajo y, claro, me vine. Y, efectivamente, aquí no me faltó el trabajo desde que llegué. Como digo, yo conocí a mi mujer en Valencia; ella sabía francés. Cantaba: La fleur palisse et le jour s´eteint, yo no comprendía nada, ¿y usted? Bueno era: La flor palidece y el día se está acabando, ¿comprende?
Y ¿cómo se ve desde aquí hoy que todavía tengamos un rey después de Franco?
Franco, como le digo, siempre fue un privilegiado de Alfonso XIII y no me extraña nada que se dijese: pues voy a meter a los Borbones otra vez. Tenía que haber dicho: yo muero y ahora el pueblo español que elija su gobierno, su jefe, que hubiera sido suyo. Pero él, como hacía lo que le daba la gana y todo se le admitía, pues aquí nos tienes, con los Borbones que eran de origen de Francia, donde se los eliminó, y en España, aquí los tienes.
Sí, los vamos a devolver a Francia, ¿eh? No, pobre Francia… Por aquí ni pasan… ¿Y qué más debemos saber, Daniel?
España necesita elegir libremente qué quiere. Para elegir quién la gobierna, necesita unas elecciones completamente libres y supongo que si se le diera a elegir, la Monarquía sería eliminada. No sé si me equivocaré, pero creo que no me equivoco. Si se le diera a elegir libremente, elegiría República, porque eso de la Monarquía es un sistema ya caduco. ¿Por qué tiene que ser el jefe del Estado uno que “ha venido del cielo”, hijo del rey y heredero ya desde que nace? ¿Por qué?, si eso es de la antigüedad; debe desaparecer como en casi todos los países de Europa. Es el pueblo el que debe elegir al gobernante de la nación.
MONARQUÍA A LA FUERZA, EXCEPCIÓN EN EUROPA
Y produce dolor, ¿verdad? Comprobar cómo, tras la muerte de Franco los partidos de izquierda, como ahora algunos todavía (PSOE), aceptan la bandera monárquica, al rey; y cómo algunas personalidades comunistas fueron a recibir los restos de Alfonso XIII para llevarlos a El Escorial…
Fue una debilidad muy grande del Partido Comunista: nunca debió aceptar esos tratados que se hicieron, tenía que haber dicho: No, ahí os quedáis con eso, yo no quiero saber nada de eso, ahí os quedáis vosotros y el Partido Socialista, no podemos aceptar esto; es el pueblo el que debe decidir. Y aquí lo tenemos, ese régimen, que no progresa, porque no puede progresar, porque no les interesa progresar, porque la Monarquía es un sistema que está completamente aliado con la Iglesia y a la Iglesia no le interesa la instrucción del pueblo, sino que el pueblo sea torpe, analfabeto. Cuanto más torpes son las personas, mejor para la Iglesia, más creen en todas las fábulas que ellos cuentan. Y todas esas fábulas son muy peligrosas y muy malas, porque, vamos a ver, ¿está Jesucristo ahí en un nublao, ahí, y los santos? ¿Y cómo es que se ha ido a la luna y todo y no se les ha encontrado? En fin, tendrían que darse cuenta de esos peligros…
Pero ahora se apuesta por la República desde muchos frentes, se ha roto el pacto de la Transición; el capital ha engañado de nuevo y ha roto todos los pactos…
La II República vino sin violencia. El rey Alfonso XIII, se tiene que marchar porque ya fusiló a los capitanes FermínGalán y García Hernández, en el año 30, y de ahí ya vinieron movimientos: el mismo hermano de Franco y Queipo de Llano (el señor ese también) se sublevaron contra la Monarquía y luego se proclamó la República en el 31. Fue el pueblo mismo que la instaló y eso es lo que debiera haber ahora: que el pueblo vote libremente, sin coacciones, sin presiones, qué régimen quiere.
Y a los jóvenes que de nuevo tienen que luchar, que están excluidos, ¿qué les dirías?, ¿qué es lo más importante?
Pues eso mismo: que el pueblo debe elegir. Necesariamente, esto, un día u otro, tiene que llegar. España no puede seguir así con un rey y ahora el hijo del rey que ya es el rey, así, haciendo lo que le da la gana y lo que quiere. Hay que darse cuenta de esto, de la excepción que representa en Europa, es el único país en estas circunstancias. A su padre le puso Franco. Están gobernando por la fuerza. Eso en Europa ya no existe. La fuerza es la que gobierna, la que domina desde el Golpe de Estado de Franco, no la democracia. Eso no es democracia ni nada, es una imposición y ha habido errores de los partidos, entre ellos, como le digo, del Partido Comunista que no debió aceptarlo. La marcha que lleva España no es la que lleva el resto de Europa y un día u otro, por fuerza, la república ha de llegar.
¿A ti no te parece una burla cruel y asquerosa que diga el Gobierno al requerimiento de la ONU de verdad, justicia y reparación que la conciliación ya se ha dado porque lo que se quería era democracia y ya la tenemos. ¿No suena a amenaza también? Tú que has sufrido tanto, ¿mereces esto, este trato?
Todo es mentira; ni se ha hecho justicia ni se ha hecho nada. Ya digo, si Franco hubiera sido sensato, un hombre verdaderamente así, no hubiera fusilado a todos los que siguió fusilando, porque se acabó la guerra, se acabó la sangre. Pero no, era un monstruo. Desde que fue mayor de edad, se puede decir, y fue a Marruecos, no hizo más que matar, cuando el movimiento de Asturias, llegó a matar a todos los que pudo y así, España tuvo que darse cuenta de eso, y tiene que darse cuenta: ése no es el camino de un país civilizado. Si hubiera continuado la República, que fue un progreso enorme…
Llegará de nuevo, llegará, porque si no, alianzas de la cruz y la corona otra vez nos llevaría al retraso, al retraso de nuevo, ¿no?
¡Pero si el retraso está! España no puede adelantar ni progresar porque a este Régimen no le interesa que el pueblo estudie adecuadamente. Pero llegará un día en que se den cuenta de que esto no es marcha… Porque me supongo que el Monte Alamín, ese latifundio de mi pueblo del que le hablaba, uno de los más grandes de España, que cubre cinco pueblos alrededor, seguirá igual, sin partir y así, del duque al conde, del conde al marqués, y siempre hacen lo que les da la gana…
Ay, el pueblo despierta ya, creo que despierta, así, como tú dices, nos resulta imposible seguir. España no aguanta ya tanta corrupción y tanto Borbón. ¡Salud, Daniel! y que la veas pronto. ¡Viva la República!
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