Ésta es la historia de Benito Velasco Iglesias y de su hermano, Heliodoro, los dos de Aranda de Duero (Burgos).
Benito murió en Valdenoceda el 20 de octubre de 1942. Hoy, 20 de octubre de 2014, se cumplen 72 años de su muerte en la cárcel.
Hace poco más de un año, el 1 de junio de 2013, el diario El País publicaba el resultado del estudio antropológico que realizó un antropólogo de Aranzadi y la Universidad Autónoma en 2008. El estudio reflejaba, entre otras muchas cosas, que 18 restos tenían identificación osteológica. Por sus características físicas, edad, causas de la muerte…. los antropólogos fueron capaces de determinar a quién correspondían 18 restos, después de contrastar cada uno de esos restos con los expedientes penitenciarios. Pero nos faltaban las familias (y por tanto el ADN) para confirmar su identidad con absoluta certeza. (ver noticia). Uno de los restos pertenecía a Benito Velasco Iglesias.
Al día siguiente, un familiar de Benito, aficionado a la genealogía y a elaborar árboles genealógicos, leyó la noticia. Y se puso en contacto con nosotros vía mail.
Cuando comentamos con los antropólogos de Aranzadi este encuentro, Jimi Jiménez, de Aranzadi, recordó que en la fosa de Andaya había otro VELASCO IGLESIAS sin identificar (por falta de familiar para hacerle el ADN).
Pues bien, se lo comentamos a la familia y no daban crédito. En pocos días habían localizado, casi por casualidad, a sus dos tíos, BENITO y HELIODORO, hermanos, desaparecidos tras una durísima represión en Aranda de Duero.
Uno, Benito, se lo llevaron preso a Valdenoceda, donde murió hace 72 años. El otro, Heliodoro, fue fusilado con decenas de personas más en La Andaya (Lerma) y enterrado en una cuneta. Tenía entonces 19 años (ver información). La exhumación de La Andaya se realizó en 2006. Ante la falta de familiares descendientes, muchos de los fusilados en Andaya fueron enterrados en un panteón en el cementerio de Aranda de Duero. Entre ellos se encontraban los restos de Heliodoro.
Localizada la familia, se les pidió una muestra de saliva. El laboratorio pudo extraer el ADN familiar y lo contrastó con los restos de Benito (en Valdenoceda). El análisis fue positivo. Posteriormente, el antropólogo, Luis, viajó a Aranda, entró en el panteón donde están enterrados los fusilados en Andaya y obtuvo una muestra de cada uno de los cuatro restos más jóvenes enterrados en el panteón. Unos meses después, tras las pruebas de ADN, el laboratorio confirmó que ya tenía identificados los restos de Heliodoro Velasco Iglesias.
Hoy, por fin, los dos reposan en su pueblo, en Aranda de Duero, en su pueblo, enterrados dignamente, después de 72 años en sendas fosas, separadas entre sí unos pocos kilómetros.
Queremos dar las gracias a la familia VELASCO IGLESIAS, a los sobrinos de BENITO y HELIODORO, por mantener viva su memoria y por querer recuperar sus restos para que reposen en su pueblo.
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