Sociedad
Ascensión Mendieta, con 90 años, está a pie de fosa esperando encontrar los restos de su padre en el cementerio de Guadalajara
La ARMH ha iniciado los trabajos este martes tras casi dos años de bloqueo institucional
Ascensión con su hija Chon y el presidente del Foro por la Memoria de Guadalajara.
“La señora Ascensión Mendieta se pasea nerviosa entre cámaras de fotos y curiosos que la rodean continuamente. Es hija de Timoteo Mendieta, asesinado el 16 de noviembre del 1939 en las tapias del cementerio de Guadalajara. Su cuerpo se encuentra en la fosa común de este cementerio. Bastó para su condena que fuese miembro de UGT y presidente de la Casa del Pueblo. Ni los 77 años transcurridos desde la finalización de la guerra, ni los 10.000 kilómetros de distancia que separan nuestro país de Buenos Aires ni los 88 años que recién ha cumplido le han impedido realizar este largo viaje para declarar ante la jueza argentina y solicitar justicia en nombre de su padre”.
Es un extracto de En la silla del criminal, un diario escrito a finales de 2013 por Paqui Maqueda, miembro de la Plataforma Andaluza de Apoyo a la Querella Argentina, durante el viaje realizado por víctimas del franquismo en busca de justicia. Hoy Ascensión Mendieta está mucho más cerca de esa justicia y de los restos de su padre. “Está en primera fila, al borde la fosa”, cuenta su hija, Chon Vargas, también presente en los trabajos iniciados este martes por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) en el cementerio de Guadalajara.
Es la primera exhumación que se realiza en España por orden de la jueza argentina María Servini, instructora de la única causa abierta en el mundo contra los crímenes del franquismo. A las décadas de espera se han sumado casi dos años más por el bloqueo institucional entre el Ayuntamiento y el Juzgado de Instrucción Número 1 de Guadalajara.
Ascensión, hoy con 90 años, no se separa de la fosa, cuya lápida ya ha sido retirada y donde el equipo, dirigido por el arqueólogo René Pacheco, ha comenzado a excavar. “Está triste. Se bajó del coche callada, en silencio, y caminó hasta la fosa”, añade su hija, también emocionada.
En ella esperan encontrar los restos de 23 hombres asesinados entre 1939 y 1940: Sabas López Tomico, Antonio Sierra Olivo, Juan Martínez Vivar, Timoteo Mendieta Alcalá, Eusebio Viñas Ibarra, Tomás Escamilla Rebollo, Manuel Escamilla Rebollo,Pedro Parra Toledo, Castro Mercado Molada, Fidel Serrano Mayo, Isidoro Lozano Moreda, Isidro Expósito Delgado, Feliciano Fernández Manzano, Martina García Alcalde, Tomás Vicente Lorente, Valentín Alcantarill Mercado, Ángel Ardiz Gil, Ciriaco Ecija Buendía, Ricardo Martínez López, José Rodríguez García, Jesús Barriopedro Santamaría, Julio Berges García y Andrés Carrascosa García. La ARMH, que costeará los trabajos, no ha podido localizar al resto de las familias.
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Comienza en España la primera exhumación de la "querella argentina"
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La primera exhumación realizada petición de la jueza argentina María Romilda Servini de Cubría, que instruye en el país latinoamericano la denominada "querella argentina" contra los crímenes del franquismo, ha comenzado este martes en España.
La exhumación del cuerpo de Timoteo Mendieta, fusilado el 16 de noviembre de 1939 (finalizada la Guerra Civil Española), ha comenzado a primera hora de la mañana de este martes en la región de Guadalajara (centro) en presencia de sus familiares.
La hija del fusilado, Ascensión Mendieta, ha acudido a la exhumación de los restos de su padre, junto a sus hijas y otros familiares, así como numerosos miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de España. "Hemos logrado lo que queríamos. Es una alegría muy grande para mí", ha señalado Mendieta, de 90 años, quien ha reconocido que era "uno de los momentos más importantes" de su vida.
Mendieta, quien vio a su padre por última vez con 13 años, le recuerda como "una persona buenísima, al que todo el mundo quería" y no ha ocultado su alegría por cumplir con la ilusión de tener sus restos "para que me entierren con él", después de que un juzgado español autorizara la exhumación pedida por la jueza Servini.
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"Mi madre luchó, pero no consiguió nada y mi hermana, que también ha muerto, tampoco", admitió Ascensión, que viajó a Buenos Aires en 2013 para declarar ante la jueza argentina y ha asegurado que volvería a viajar otros 10.000 kilómetros "si fuera necesario".
Un equipo de nueve personas, dirigido por René Pacheco, miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, a los que se han sumado tres forenses, son los encargados de realizar desde hoy los trabajos de exhumación.
Según los registros del cementerio en la fosa se encuentran 22 cuerpos, todos represaliados. "El trabajo va a ser un difícil porque hablamos de una gran cantidad de cuerpos (...) vamos a ir con mucho cuidado, sabiendo y teniendo en cuenta como están organizados (los restos)", ha explicado el responsable.
De estos cuerpos, el primero correspondería a "un asesinato" del 16 de noviembre de 1939, y el último al 3 de marzo de 1940, siendo el primero de un hombre "enterrado en un ataúd", y el segundo de una mujer.
El cuerpo de Timoteo sería el número 19 y "estaría en el penúltimo nivel", aunque el equipo analizará las características físicas de los huesos. Una vez el equipo averigüe quién es cada persona exhumada, no se podrá saber si uno de los cuerpos corresponden al padre de Ascensión Mendieta, según ha detallado el investigador, que ha confirmado que los análisis antropológicos se realizarán en el mismo cementerio.
"HAY QUE IR CON MUCHO CUIDADO"
"No sabemos si en un espacio tan pequeño pueden entrar 22 personas y, por tanto, hay que ir con mucho cuidado", ha agregado el responsable de la exhumación, quien ha asumido que en ocasiones, "lamentablemente, y pese a lo que esté documentado", no siempre se encuentran los cuerpos buscados.
Sobre este extremo, una de las nietas del fallecido, Chon Vargas, ha admitido que así se lo han comunicado a su madre, pero ella tiene "el convencimiento" de que su padre está ahí. La denominada "querella argentina" fue interpuesta en 2010 ante el Tribunal Oral Federal de Argentina -creado especialmente para la defensa de los Derechos Humanos- por parte de un grupo de víctimas de los crímenes cometidos durante la guerra civil española y el franquismo (1936-1975).
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