dilluns, 28 de maig del 2018

Nieta de Dióscoro Galindo, fusilado con García Lorca: «Necesitamos cerrar heridas y que mi abuelo esté en un cementerio».


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Nieta de Dióscoro Galindo, fusilado con García Lorca: «Necesitamos cerrar heridas y que mi abuelo esté en un cementerio»

La familia del maestro de Ciguñuela solicita que se excave un parque en Alfacar (Granada) donde podrían estar los restos

Lorena Sancho Yuste
LORENA SANCHO YUSTE
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El crimen fue en Granada. De noche, a los pies de un olivo de la sierra de Alfacar y en presencia de otras tres víctimas que también fueron fusiladas. La casualidad quiso que su mano quedara esposada a la del poeta Federico García Lorca. Y que su cuerpo, el de un maestro que entonces impartía clase en Pulianas, quedara grapado al del dramaturgo andaluz, emblema de la generación del 27, y al de dos banderilleros; Francisco Galadí Melgar 'El Colores' y Joaquín Arcollas Cabezas 'Magarza'. Dióscoro Galindo, natural de Ciguñuela, murió fusilado el 18 de agosto de 1936 y enterrado en un lugar que 82 años más tarde aún no se ha podido identificar. Muchos han sido los intentos que sus descendientes han procurado para intentar localizar sus restos. Al menos dos de ellos, con autorización judicial para excavar –aunque sin éxito– y buscar los cuerpos. Y ahora, diez años después de que Baltasar Garzón, entonces juez de la Audiencia Nacional, decretara la exhumación de una fosa, la familia de este maestro vuelve a la carga con una nueva solicitud para levantar un céntrico parque de Alfacar en el que tienen depositada su confianza. Lo hace a pesar de las «zancadillas» que desde hace décadas aseguran recibir de la familia de Federico García Lorca –siempre han querido evitar que la exhumación se convirtiera en un «circo»– y con la fe en que esta vez sea la definitiva. «Mi padre no quiso volver a Granada pero siempre pensó que mi abuelo estaba en esa zona. De hecho la primera excavación se hizo en el parque, pero faltó ampliarla hacia un trozo que hay dentro y que es donde suponemos que ahora están los restos», relata Nieves García, nieta de acogida de Dióscoro Galindo. Esta mujer enarbola desde hace décadas la bandera de la exhumación junto con una de sus hermanas, nieta directa del maestro de Ciguñuela. Y al parecer, según relata, en la construcción de ese parque aparecieron restos humanos y el trozo de una muleta de madera, que piensan que podría pertenecer a su abuelo (perdió una pierna en el tranvía de Madrid). «Pasó el georadar y en la zona de la Fuente se han detectado restos», comenta ahora esperanzada.

De veterinario a maestro
Dióscoro Galindo nació el 12 de diciembre de 1877 en el número 16 de la calle del Medio. Marchó pronto a Madrid, donde empezó sus estudios en Veterinaria. Aquí, tras un percance con un tranvía, quedó cojo y regresó a Madrid para estudiar Magisterio. Acabó su carrera en Pulianas, donde se le conoció como el 'maestro rojo' por la educación que impartía, especialmente a gente humilde.
Nieves García, tras ser conocedora de estos hechos, no se lo pensó. Y hace unos días solicitó a la Junta de Andalucía que autorizara una excavación en esa zona. «No, no hemos hablado con la familia de García Lorca, pero con una de las familias de los cuatro fusilados lo solicite es suficiente. Y en este caso no es a Lorca al que van a buscar, es a mi abuelo», precisa tajante. Porque en la batalla que desde hace décadas libra para recuperar los restos de su antepasado asegura que les salió un nuevo enemigo en la familia del poeta. «Está siendo muy duro, los Lorca se meten por el medio porque no quieren que esto sea un espectáculo pero nosotros necesitamos cerrar heridas y que mi abuelo esté en un cementerio».

Hasta el final

Dióscoro Galindo no conocía a Federico García Lorca con anterioridad. La noche que le fueron a buscar a casa lo llevaron detenido junto al poeta. Con él pasó sus últimas horas. «Y si no llega a ser por esa casualidad, mi abuelo habría sido uno de tantos en las cunetas, pero nadie se habría centrado en buscarle. Porque por el nombre del poeta sí se ha prestado más atención, pero por su familia se ha obstaculizado mucho», reflexiona.
A la espera de que la Junta de Andalucía se pronuncie sobre la autorización, Nieves García se muestra esperanzada de que esta vez pueda ser la definitiva. Por ella, que tanto ha luchado, y por su padre, Antonio, que falleció en 1989 sin poder si quiera tener una tumba donde depositar flores a su progenitor. «Ha habido momentos que he querido tirar la toalla y parar, pero siempre tengo ahí un Pepito Grillo que me dice que tengo que seguir, y es cuando recuerdo a mi padre en sus últimos momentos, con la cabeza perdida y hablando con él, con su padre, y le recuerdo con esa pena con la que siempre vivió de no haberle encontrado».
Nieves García.
Nieves García.
En el número 16 de la calle Mediana de Ciguñuela nació este maestro, al que un accidente ferroviario en Madrid le obligó a aparcar sus iniciales estudios en Veterinaria. Galindo, según recuerda ahora su nieta, marchó pronto de Ciguñuela para empezar una vida itinerante por distintos puntos del país como maestro. Hasta que se asentó en Pulianas, su último destino, donde hasta hace poco había gente mayor que le recordaba y donde el ayuntamiento le honró bautizando el centro social con su nombre. Allí, dice, previa consulta con su hermana, descansarían los restos de su abuelo en el caso de que esta vez la exhumación diera buenos resultados. «En Ciguñuela no conserva a nadie, pasó media vida en Madrid y después por varios sitios del país, y creo que lo más oportuno sería que descansara en el lugar donde estaba cuando le mataron». Es su deseo, porque lamenta que por el camino de esta lucha se hayan quedado personas importantes. Como su madre, su padre o su marido. «Ojalá sea ésta la última vez y todos podamos descansar».