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Muchas de nosotras tenemos la necesidad de saber y de conocer quiénes fueron los abuelos silenciados. Cada vez somos más las descendientes que andamos rebuscando en los archivos intentando recuperar la memoria.
Si tu abuelo (o tío, o abuela o bisabuelo) fue un represaliado por el franquismo o murió en la guerra, seguramente tú heredaste la desmemoria y el silencio. No te preocupes, es algo habitual. Los supervivientes a las purgas de la posguerra y los nacidos en dictadura generaron dinámicas y estrategias de supervivencia que implicaban el silencio sobre todo lo acontecido antes del 39, y ni la dictadura ni los cuarenta años de democracia han ayudado mucho a restablecer esa memoria.
Como dice Antonio Ansón en su muy interesante ensayo Hijos del agobio (Exit, 2019), “la cobardía y el silencio están en el ADN de la democracia que nos regalaron sin merecerla, y lo hemos transmitido a nuestros hijos por instinto de supervivencia, como animales heridos y acorralados. La cultura de la desconfianza y la delación no desaparece así como así. La tenemos parasitada en las entretelas del alma”. Pero la generación nacida después de la dictadura tenemos, muchas de nosotras, la necesidad de saber y de conocer quiénes fueron estos abuelos silenciados.
Nosotras ni tenemos ni compartimos ese miedo y sabemos que el anteproyecto de Ley de Memoria Histórica garantiza el derecho a la verdad de las víctimas y el acceso a los fondos y archivos públicos y privados... en teoría. Cada vez somos más las descendientes que andamos rebuscando en los archivos intentando recuperar la memoria de esas abuelas o bisabuelos republicanos olvidados por la historia.
Esta es una búsqueda que puede resultar un viaje emocionante y que restituye la memoria y la dignidad de las víctimas
A algunas nos mueve el deseo de entender a nuestras familias, a otras la mera curiosidad, pero la mayoría de las veces se trata de una especie de “memoria vicaria”, por la que la memoria de tu abuelo o abuela pasa a tu conciencia y ya no es solo del antepasado, sino que se convierte en tuya también. Sea como fuere, es una búsqueda que puede resultar un viaje emocionante y que restituye la memoria y la dignidad de las víctimas. Incluso no encontrar nada puede ser algo, es el caso de Sergi Pau, estudiante de periodismo, que ha realizado su trabajo de fin de grado en formato audiovisual contando la búsqueda infructuosa de su tío abuelo.
La guía práctica
Pero vayamos al lío. Lo ideal es empezar de menos a más. Por ejemplo, el archivo municipal, comarcal o de partido judicial, archivo cementerial si hubiera, el de la parroquia en pueblos pequeños, el archivo provincial (Diputación) y seguir por los archivos regionales. Una búsqueda en Google de ese tipo de archivos, a partir del pueblo o ciudad donde vivía nuestro antepasado, nos proporciona las direcciones de correo a donde solicitar vía email la información que posean sobre nuestro familiar, haciendo constar su nombre y dos apellidos, su mote si lo sabemos y nuestra relación de parentesco y DNI. También podemos saber qué archivos corresponden a nuestra Comunidad Autónoma en la web de Gestión de los Archivos en las Comunidades Autónomas del Ministerio de Cultura. Normalmente siempre contestan, aunque sea para decirnos que no tienen nada. En mi caso, en el Archivo del Reino y en el municipal la respuesta fue al día siguiente.
Tenemos que entender que toda la información no está centralizada en un único lugar. Por una parte está la relacionada con su actividad durante la República (si tuvo algún tipo de cargo político o en un sindicato, por ejemplo), luego lo relacionado con el ejército y su función durante la guerra, si huyó, emigró o estuvo en un campo de concentración y si sufrió represalias durante el franquismo.
En este último caso podemos encontrar el sumario del juicio, las fichas carcelarias, las responsabilidades penales (que son las penas impuestas a las familias de los fusilados o encarcelados), la Causa General, las fichas de depuración de maestros y las de la Brigada Político Social, entre otras.
Es un galimatías, por eso lo mejor es armarse de paciencia y pensar que si han transcurrido ya más de 80 años igual no podemos saberlo todo en un clic. Pero con perseverancia podemos ir descubriendo cosas.
Los archivos no oficiales
Hay varias páginas no oficiales que han intentado reunir la información de los diferentes archivos. Este puede ser un buen primer paso tras los archivos locales y regionales. Una de mis favoritas es Combatientes.es. También están muy bien documentadas las webs Todos los Nombres y la asociación Innovación y Derechos Humanos. Existen, además, numerosos grupos en Facebook de asociaciones memorialistas, donde de manera desinteresada con suerte encontraréis a alguien que os eche un cable y comparta sus experiencias de búsqueda con vosotros.
Luego podríamos seguir por el Portal de Archivos Españoles (PARES). Aquí se aglutinan varios archivos: Centro Documental de la Memoria Histórica (el archivo de Salamanca), el Archivo Histórico Nacional, los Tribunales Populares y Jurados de Urgencia y de Guardia de Madrid, la Fiscalía del Tribunal Supremo (donde está la Causa General), el Archivo General de la Administración, el archivo de la Corona de Aragón y la Junta Delegada de Defensa de Madrid, entre otros.
El motor de búsqueda es lioso y la web a veces falla, lo mejor es la búsqueda avanzada del Portal de Archivos Españoles. Si encontráis un archivo o más referente a la persona que buscáis, entonces copiar toda la información de la ficha y ponerla en un mail al archivo en cuestión solicitando esa información. En mi caso, el archivo de Salamanca tardó más de dos meses en contestarme y me pidió diez céntimos por cada página escaneada. Pagué a través del banco y envié firmada la hoja que me remitían. Ya hace diez días y aún no he recibido nada. Paciencia.
También podéis buscar en la Gaceta histórica del BOE anotando el nombre de vuestro abuelo en donde pone texto y no título, ojo, y seleccionar el periodo histórico II República, Guerra Civil o el franquismo. Está todo digitalizado, la búsqueda es rápida y te proporciona el pdf al instante. Otra cosa es que acierten, es decir, que pongas el nombre de tu abuelo y cuando te leas todo el BOE no aparezca. Eso pasa. Paciencia de nuevo.
Si tu abuelo fue juzgado en las Comunidades Autónomas de Extremadura, La Mancha, Madrid, Valencia o Murcia, puedes encontrar el sumario en el Archivo Histórico de Defensa en Madrid. Hay que buscarlo en unas hojas de cálculo larguísimas. Por suerte, los compañeros de la web Combatientes han hecho esa tarea más sencilla. Así que lo mejor es buscarlos primero en su página y cuando tengas el “Apellidos- Nombre- Fondo- Sumario- Año- Legajo” se lo pones al documento y se lo enviáis por mail al Archivo de Defensa.
Solo siete Comunidades autónomas cuentan con leyes autonómicas de memoria histórica y/o de búsqueda de desaparecidos y exhumaciones de fosas
En mi caso, me dijeron que “el expediente de su interés es muy voluminoso (en torno a 1.300 páginas) y no puede ser reproducido en el momento actual”. Insistí en un segundo correo y me enviaron un presupuesto de 0,36 euros por la página escaneada, dando un total de 458 euros y ocho meses para realizarlo. O me daban la opción de pedir cita para ir yo misma a verlo y tomarle fotografías. Recordemos que la Ley de la Memoria Histórica de 2007 en su artículo 22 determina “el derecho de los ciudadanos a la consulta de los documentos depositados en los archivos públicos y a la obtención de copias”. El viaje a Madrid me salió a cuenta ya que la lectura de ese sumario ha sido una de las cosas más emocionantes que me ha ocurrido en años, pero eso ya es otra historia. Si fue juzgado en otra Comunidad Autónoma, diferente a las citadas arriba, supongo que el Sumario lo tendrán en el Cuartel General de ese lugar.
Si murió o desapareció en la guerra o al finalizar esta, lo podemos buscar en la web del Ministerio de Cultura. La exhumación de las fosas comunes y la posibilidad de conocer el paradero de los desaparecidos de la Guerra Civil y del franquismo depende en la actualidad de si una Comunidad Autónoma ha asumido o no esta competencia; solo siete Comunidades Autónomas cuentan con leyes autonómicas de memoria histórica y/o de búsqueda de desaparecidos y exhumaciones de fosas. El gobierno de España tiene un mapa de fosas online y un buscador en la web del Ministerio de Presidencia y la Generalitat de Catalunya lo tiene más sencillo todavía.
Si fue brigadista internacional lo puedes intentar en el buscador de la Universitat de Barcelona, si huyó en un barco, la web Barcos del Exilio tiene mucha información, si en cambió estuvo en un campo de concentración, de nuevo en PARES o en la interesante web Deportados.es. Y si estuvo militando en algún partido político o sindicato podéis hablar con los archivos de esas organizaciones.
Como veis, un laberinto de archivos y un esfuerzo enorme que os recomiendo realizar a pesar de las dificultades y las trabas. Hay muchas más fuentes bibliográficas y archivos pero para empezar todas estas ya va bien. En mi caso está resultando toda una aventura y una fuente de conocimiento. No soy historiadora ni archivera, seguro que este artículo tiene numerosas carencias y lagunas. He querido volcar aquí lo que he ido aprendiendo en estos meses de búsqueda, espero que a alguien le sirva y que podamos ampliarlo con más webs, archivos y herramientas y que cada día estemos más cerca de la verdad, justicia y reparación de las mujeres y hombres que el franquismo y la transición intentaron enterrar en el olvido.
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