18 agosto 2021 15:58
La representación legal de la nieta de Dióscoro Galindo, asesinado junto a Federico García Lorca en agosto de 1936 en el entorno de Alfacar (Granada), ha presentado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos una demanda contra el archivo del Constitucional para que se investigue su muerte y se localice la fosa común en la que yacen sus restos junto a los de los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas.
Lo hace, según ha conocido Europa Press en fuentes del caso, coincidiendo con el día en que se cumple el 85 aniversario del asesinato de Lorca y sus compañeros, y después de que, a mediados del pasado mes de julio, el Tribunal Constitucional inadmitiera el recurso de amparo presentado por ella tras la negativa de un juzgado de Granada y de la Audiencia Provincial a activar esta búsqueda.
La Sala Primera del Tribunal Constitucional acordó no admitirlo a trámite «por no apreciar en el mismo la trascendencia constitucional que, como condición para su admisión, requiere», según constaba en la resolución.
El abogado de la nieta de Dióscoro Galindo, Eduardo Ranz, explicó entonces en declaraciones a Europa Press que este recurso no buscaba «enjuiciar a nadie» sino investigar para que se pudiera, en última instancia, exhumar los restos, además de que la Audiencia Provincial de Barcelona ya tiene jurisprudencia contra el argumento para el archivo de que los supuestos autores de los hechos pudieran haber muerto.
Agotada la vía del Constitucional, ahora acuden al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, según ya avanzó el letrado, quien destacó que Lorca «no ha recibido a día de hoy el entierro cultural que un escritor de esas características merece» y censuró que el Constitucional no vea especial trascendencia en acudir a un juzgado y que éste remita a la vía civil, cuando está derogada desde 2016.
Lamentó así que la justicia «vuelva a sepultar Lorca» y ello ha hecho que acudan al Tribunal de Estrasburgo para que Europa les «dé la justicia que el Constitucional les niega» al no admitir su recurso.
En enero de 2020, García Catalán, que es nieta adoptiva de Galindo, y que fue acogida desde muy pequeña en la familia, presentó, junto con allegados, una denuncia ante un Juzgado de Instrucción de Granada en la que se solicitaba que se siguiera investigando el lugar donde se encuentra enterrado el célebre poeta tras la aparición, en 1986, de «huesos humanos» en el lugar donde fue asesinado, en el municipio granadino de Alfacar.
LA DENUNCIA
La denuncia, consultada por Europa Press subrayaba que «la sociedad española no ha tenido aún la oportunidad de dar sepultura digna a su andaluz más internacional en las letras españolas y andaluzas». Se aludía a una entrevista realizada en 2019 por el periodista Víctor Fernández Puertas, investigador de la figura de García Lorca, con José Antonio Valdivia, que en 1986 era diputado de Obras y Servicios de la Diputación de Granada, en la que éste señalaba que, en unas obras realizadas aquel año en el parque Federico García Lorca apareció «un fémur completo».
Por ello, se proponían como pruebas los testimonios del citado Víctor Fernández Puertas y del hispanista y experto en la vida de García Lorca Ian Gibson, así como que tome declaración a José Antonio Valdivia. Igualmente, se proponían una serie de pruebas documentales como «las hojas de servicio de la Guardia Civil en las zonas afectadas –Granada y Alfacar– los días 18 a 20 de agosto de 1936 –cuando se habría producido la ejecución del poeta–, así como, en los archivos de la Guardia Civil, las posibles órdenes de ejecución o similares».
También se pedía que «se investiguen las órdenes de puesta a disposición de Guardia Civil y Falange dadas por la autoridad militar golpista y se averigüe si fueron únicas, o bien si fueron sistemáticas», así como que «se investigue si éstas tenían su origen en el comandante militar o bien partían de instancias superiores», y «que se consulte a la Cruz Roja si existe, como en otros lugares, un posible listado de los asesinados que vaya acompañado de información complementaria».
De esta manera, la denuncia solicitaba «la exhumación de García Lorca» y «la debida inscripción de traslado de cuerpo, de desaparecido durante el golpe de estado, la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura posterior», así como que se procediera «a la reparación que hubiere en Derecho».
Y es que, según argumenta la denuncia, «hasta la fecha, los familiares de las víctimas que se encuentran en la fosa sita en el Parque Federico García Lorca (…) no han tenido oportunidad alguna de ser compensados por el daño sufrido», y, «tal y como estipula la norma, para conceder la exhumación, se hace necesario que lo haya solicitado al menos una persona con legitimidad para ello, como es el caso que nos ocupa».
Fuente: Agencias (Europa Press), Contrainformación
ANDALUCÍA | ESPAÑA 85 AÑOS DE SU FUSILAMIENTO
Dióscoro Galindo, el compañero de fosa de Lorca que sí tiene quien le busque
El poeta granadino comparte fosa común con un maestro y dos banderilleros. Nieves García, nieta del maestro Dióscoro Galindo, es la única pariente que aún reclama la búsqueda de los restos
El 18 de agosto de 1936 Federico García Lorca expiró su último hálito de vida en un paraje del camino que enlaza las localidades granadinas de Víznar y Alfacar. El poeta fue asesinado por los golpistas de madrugada. No fue, sin embargo, la única víctima de aquel pelotón de fusilamiento. Compartieron el mismo destino el maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Juan Arcollas. 85 años después, la fosa común donde yacen los cuatro sigue en paradero desconocido. Un agujero negro de la memoria que tiene a Nieves García Catalán, nieta adoptiva del maestro, como el último y solitario pariente que reclama su búsqueda.
“Voy a llegar hasta donde pueda”, reconoce Nieves en conversación con El Independiente. “Evidentemente no es una herencia que vaya a dejar a mi hija. Ni muchísimo menos, porque entiendo que todo tiene que tener un límite”, señala tras una sucesión de reveses judiciales, que han vetado su petición de buscar los restos de Dióscoro. La última negativa procede del Tribunal Constitucional, que ni siquiera ha admitido a trámite su recurso de amparo. “Dicen que por no apreciar en el mismo la especial trascendencia constitucional. O sea, que no tiene importancia que los restos de nuestros seres queridos estén en las cunetas y en otros lugares”, murmura.
La oposición de los herederos del poeta
“No entiendo su rechazo pero creo que nadie lo entiende porque no tiene ningún sentido. Han pasado ya tantos años que no sé qué beneficio sacan ellos ya con esto”, desliza. “Les hemos ofrecido incluso que si se llegaran a encontrar los restos y se confirmaran, mi hermana mayor y yo estaríamos dispuestas a dejarlos allí. La prueba de ADN ya está realizada. Ellos aseguran que esto iba a ser poco menos que un caos pero nuestra propuesta es saber dónde están realmente y dejarlos allí mismo”, subraya.
Una oposición que tampoco comparte Ian Gibson, el hispanista e investigador lorquiano que ha dedicado décadas a desentrañar el universo del “desaparecido más llorado del mundo” y las horas previas a su asesinato. “Laura García de los Ríos, presidenta de la Fundación Federico García Lorca, ha dicho no hace mucho, en el documental ‘Pero que todos sepan que no he muerto’ de la cineasta norteamericana Andrea Weiss, que ‘con suerte no encontrarán’ a su tío. Me parece incomprensible”, denuncia Gibson.
«Laura García de los Ríos, presidenta de la Fundación Federico García Lorca, ha dicho no hace mucho que ‘con suerte no encontrarán’ a su tío. Me parece incomprensible»
IAN GIBSON, HISPANISTA
“Yo sí quiero que lo encuentren y, como yo, miles y miles de personas alrededor del mundo que admiran profundamente su obra y lamentan su asesinato. En ello, además, va el buen nombre de Andalucía y de España. Y no olvidemos que también existe la asignatura pendiente del cercano barranco de Víznar, donde sabemos que hay centenares, quizás miles, de víctimas de los alzados contra la legalidad republicana. Tenemos que seguir, cada uno a su manera, con la lucha”, agrega.
En busca de Estrasburgo
A pesar de los obstáculos, Nieves está decidida a continuar su misión, «la de la búsqueda de la verdad». Hace dos años solicitó permiso para rastrear los restos de su abuelo por la vía penal ante un juzgado de instrucción de Granada y terminó recurriendo sin éxito la primera sentencia. Ahora, tras el varapalo del Constitucional, elevará su petición al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. “El 18 de agosto, la fatídica fecha en la que fusilaron a mi abuelo, presentaremos la solicitud. Veremos qué nos dicen”.
Nieves admite el desconcierto que le produce encadenar derrotas judiciales. “No lo entiendo pero no soy el único caso. Todas las personas que están involucradas en temas de búsqueda han sufrido muchos reveses judiciales. Algunos han llegado al final a un acuerdo pero la mayoría no”, comenta. “En el caso de mi abuelo, tiene un poco de nombre y sonoridad por estar con quién está, García Lorca. Pero hay tantas y tantas personas en las cunetas o debajo de las carreteras. Resulta increíble y es muy doloroso. Hay muchos restos que nunca se van a poder recuperar porque se han hecho mil barbaridades pero los que se puedan, deben ser buscados. Es una necesidad de las familias. Es que la historia se debe escribir al completo”.
La búsqueda de los restos de García Lorca y sus acompañantes ha resultado hasta infructuosa, lastrada -secundan desde las asociaciones de memoria- por la férrea negativa de los Lorca. “García Lorca y sus compañeros de muerte son un símbolo y lo que nos está frenando mucho y nos está perjudicando es, dicho sea con claridad, la familia Lorca, que no está por la labor. Si tuviéramos su apoyo, ganaríamos bastante”, señala a este diario Francisco Vigueras, portavoz de la Asociación Verdad, Justicia y Reparación y autor de “Los ‘paseados’ con Lorca: el maestro cojo y los dos banderilleros”. “La única que sigue buscando es Nieves, que está totalmente desamparada por la justicia”, apostilla.
Un maestro depurado
Dióscoro, nacido en Ciguñuela (Valladolid) en 1877, había llegado a Granada en 1934 y ejercía como maestro en la localidad de Pulianas cuando fue capturado y fusilado. Poco antes de su asesinato, fue sometido a un expediente de depuración por “negar la existencia de Dios en sus clases”. En febrero de 1936 había participado en una mesa electoral en nombre del Frente Popular.
Siendo estudiante en Madrid, había perdido una pierna atrapada en los raíles de un tranvía. “Mi abuelo se preocupaba mucho por sus alumnos y porque no hubiera analfabetos. Daba clases nocturnas a los adultos y, cuando un alumno estaba enfermo, iba a llevarle los deberes ayudado por mi padre porque él era cojo y no podía conducir”, relata Nieves.
Los tres compañeros de fosa de Lorca
Dióscoro Galindo González
Oriundo de Ciguñuela (Valladolid), era un maestro ateo y de izquierdas que tuvo como último destino Pulianas, en la vega granadina.
Francisco Galadí Melgar
Estaba afiliado al sindicato de la CNT y era banderillero de profesión. Lideró las batallas laborales contra la patronal taurina y la defensa del Albaicín, el único barrio de Granada que opuso resistencia.
Juan Arcollas Cabezas
Pertenecía al sindicato de la construcción de la CNT, por lo que debía haber sido albañil antes de conocido banderillero. Participó junto a Galadí en la defensa del Albaicín.
“Hablé con el hermano de un alumno de mi abuelo y me contó que en Pulianas era muy querido. Recordaba que en unos Reyes sus padres no tenían dinero para comprarle un regalo porque era el más pequeño de la familia. Mi abuelo se lo compró y se lo dio a los padres para que se lo entregaran”, evoca. Dióscoro, que tenía por aquel entonces 58 años, pasó sus últimas horas de vida en compañía de García Lorca en La Colonia de Víznar, un antiguo molino de agua que fue transfigurado por los sublevados en cárcel provisional.
Lorca ya sabe que le están buscando; sabe que le odian literalmente a muerte
IAN GIBSON
El autor de “Romancero Gitano” había llegado hasta allí en una rápida sucesión de desgracias. “Hace 85 años, los sublevados fascistas asesinaron contra las tapias del cementerio de Granada, antes del amanecer, a veintinueve republicanos locales, entre ellos Manuel Fernández-Montesinos Lustau, alcalde socialista de la ciudad y cuñado de Federico Garcia Lorca”, rememora Gibson. “El poeta, cobijado desde hacia ocho días en casa de la familia Rosales, se entera enseguida de la infausta noticia y se derrumba. Ya sabe que le están buscando; sabe que le odian literalmente a muerte”.
Lorca, escondido en el número 1 de la calle Ángulo, teme un desenlace similar. “Aquella misma tarde se presenta con una orden para su detención el ex diputado Ramón Ruiz Alonso, acompañado de varios correligionarios de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y el apoyo de un fuerte contingente de guardias y milicias que rodean la manzana. Se ha iniciado el calvario del poeta”, detalla el hispanista. Un vía crucis que concluye en la madrugada del 18 de agosto en un punto aún por determinar de la carretera entre Víznar y Alfacar, un páramo escurridizo para los arqueólogos que en la última década lo han horadado fugazmente.
“A ciencia cierta nadie sabe dónde se encuentran. La primera excavación fue dentro del parque Federico García Lorca de Alfacar y yo siempre he estado de acuerdo con que ésa es la zona en la que a mi padre le dijeron que habían fusilado a mi abuelo tres días después del asesinato. El lugar que también señala Manuel Castilla, Manolillo el Comunista, a Gibson”, sostiene Nieves. “Pero claro, la tierra cambia. Cambia tanto que entonces todo era un olivar y ahora vas y hay un olivo y todo lo demás son pinos. El paisaje ha cambiado muchísimo y entiendo que cuanto más tiempo pase, más complicado resultará”, añade.
Cumplir una promesa
Hace tiempo que ya no suena el “tictac” para hallar los restos de Lorca, sepultado por la falta de voluntad política, la falta de fondos para realizar catas arqueológicas o la negativa familiar. “Yo tengo a Nieves por una nieta coraje, una mujer que tiene claro que quiere localizar los restos de su abuelo”, afirma Vigueras. La protagonista que transita el campo de minas admite que convencer a los Lorca es “una batalla perdida” pero reivindica su derecho a restañar una página traumática de su pasado. A localizar unos restos óseos que podrían haber permanecido junto a las muletas que usaba Dióscoro.
“Cuando hay gente que te dice que remover todas estas cosas es abrir heridas, yo entiendo que mi herida está abierta y que lo que tengo que hacer es cerrarla. No es solo mi herida sino algo que yo arrastro de mi padre, porque lo recibí todo de él y murió todavía con miedo”, replica. “Tenía un miedo atroz a volver por Pulianas. A mi padre le obligaron a irse de Granada. Le tuvieron dos años encarcelado y, cuando le soltaron, le dijeron que tenía que irse a mínimo 300 kilómetros de Granada”.
«Si logro dar con su cuerpo, creo que sentiré consuelo. Reparación no. Quitarle la vida a una persona no tiene reparación alguna de ningún tipo»
NIEVES GARCÍA CATALÁN, NIETA DE DIÓSCORO GALINDO
Afincada en Guadalajara, Nieves ha regresado a Granada en ocasiones esporádicas desde que falleciera su padre. “Él no quería, por supuesto, que ninguna de sus hijas apareciera por allí, porque le detuvieron por ser hijo de maestro rojo. Le prometí a mi madre que encontraría los restos de Dióscoro. Fue la que empezó conmigo la búsqueda”, narra la nieta. “Yo recibí esta herencia directamente de manos de mi padre y luego de mi madre, pero a mi hija le pilla muy lejos todo esto. Yo no quiero dejarle el dolor que he sentido y que siento en este momento”, alega.
En sus viajes al barranco donde su abuelo aún permanece en paradero desconocido, Nieves dice haber experimentado “un vacío muy grande”. “Es la necesidad de saber dónde está”, barrunta. “Si logro dar con su cuerpo, creo que sentiré consuelo. Reparación no. Quitarle la vida a una persona no tiene reparación alguna de ningún tipo. El fusilamiento de mi abuelo no tiene reparación alguna. Simplemente sentiré el consuelo de saber dónde está y, en un momento dado, si me acerco a Granada, podré llevarle unas flores o estaré un rato allí cerca de donde está él”. Si lo consigue, quizás le lleve un racimo de esas rosas que Lorca describió “llenas de otoño, de tardes,/de pesares, de melancolía,/de tristezas, de amores fatales,/de crepúsculo gris de agonía…”.
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