dilluns, 8 de maig del 2023

Nuevas investigaciones buscan a los otros olvidados de la Memoria Histórica

 

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Entierro de milicianos asesinados en Fonsagrada en 1937 y exhumados en 2008.

Entierro de milicianos asesinados en Fonsagrada en 1937 y exhumados en 2008. /MANUEL FERNÁNDEZ GÓMEZ

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Juan José Fernández

Un entuerto municipal mantiene sin tumba al soldado desconocido de la Guerra Civil española, una osamenta sin nombre aparecida, como otras, con su cartuchera y sus balas de mauser, en una sierra de lo que fue frente de la batalla de Levante. Una granada le quitó la vida, y 85 años después no encuentra la caridad de una sepultura, ni el homenaje de un monumento.

No se trata de un fusilado por el franquismo, ni reposaba en una fosa de paseados, y ni siquiera se sabe bien a qué bando pertenecía. La cresta ilíaca de su pelvis emergió al sol en la Sierra del Toro (Castellón) en el verano de 2013, cuando los expertos de la sociedad Arqueoantro investigaban el escenario de los combates. Estaba tapado por apenas unos centímetros de tierra y hojarasca arrastrada por las lluvias y el aire.

El informe Los Olvidados de los Olvidados -recientemente publicado por el equipo científico de los profesores Javier Iglesias-Bexiga y Miguel Mezquida y con ayuda de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática- da un nombre técnico a este soldado muerto: UF-3001. O sea, Unidad Funeraria 3001.

UF-3001 murió en el que fue uno de los frentes más duros y menos conocidos de la Guerra Civil, los escarpes de piedra de la Línea XYZ, conjunto de fortificaciones y trincheras con el que la República defendió Valencia en puertas de la batalla del Ebro.

UF-3001 era un muchacho joven, bajito, de no más de 1,59 de estatura. Su cuerpo apareció junto a los huesos desordenados de otro combatiente, quizá enemigo, quizá compañero. El informe antropológico de UF-3001 cuenta que sufrió “heridas compatibles con impacto de metralla en las vértebras torácicas", que "afectaron también a las costillas izquierdas 2 a 6 y a la clavícula izquierda”.

Su hallazgo constituye parte de otro flanco de la Memoria Histórica, el de profesores y voluntarios que investigan contra los otros olvidos de este país. La memoria de los combatientes emerge cuando ya está más normalizada y subvencionada la búsqueda de la memoria de los fusilados.

Otros olvidos

Aflora esta arqueología con toda su didáctica política entre otros estudios y pesquisas que aprovechan la experiencia acumulada de un decenio de trámites y excavaciones en cunetas y fosas comunes.

Es el tiempo de otras memorias, aunque no todavía de otros reconocimientos. Con investigaciones como esta despunta en España una nueva acuñación científica de la Arqueología de Guerra. Pero al ribete humanitario que la acompaña aún no se le da hospitalidad institucional.

Sostiene el informe del hallazgo que también los soldados que perdieron la vida en la Guerra Civil tienen derechos, al menos un “efectivo derecho a la verdad de lo acontecido”. Y ese derecho es previo a cualquier garantía de reparación y, sobre todo, de no repetición.

Restos de un soldado que combatió en la sierra de El Toro (Castellón) durante la batalla de Levante de la Guerra Civil.

/GRMH COMUNITAT VALENCIANA

En torno al cuerpo de UF–3001 ideó Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valencia, que se le diera descanso en un panteón que sería el primer monumento al soldado desconocido en España. El proyecto contó con el visto bueno de la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco. La ciudad podría albergar el monumento, pero la normativa legal le da prerrogativa de enterramiento de un cadáver al municipio del término en el que aparece.

Sin el OK de El Toro, con alcaldía del Partido Popular, no se puede inhumar en Castellón, con alcaldía socialista. Pero El Toro tampoco lo entierra. Desde septiembre pasado espera Alonso respuesta municipal a una solicitud para darle "un sitio con una cierta dignidad", pero "nada, ni una palabra". El soldado desconocido permanece en una caja en el Instituto Pluridisciplinar de la Universidad Complutense de Madrid.

Este cadáver fue rescatado con otros 41 en la campaña de pesquisas que hizo Arqueoantro en el marco de una disciplina científica cuya principal característica es, cuenta Iglesias-Bexiga, “la precariedad. Para que te hagas una idea: empezamos con 300 euros”. A pesar de ello se han ido popularizando trabajos como el de Levante o como los del profesor Alfredo González Ruibal en las trincheras de la Ciudad Universitaria de Madrid.

Familias

Hay detrás un caldo de cultivo de familias, como lo hubo en los inicios de las excavaciones de fosas comunes de fusilados, y empiezan a contactar entre sí la Asociación de Familiares de Combatientes del Frente de Extremadura con, por ejemplo, la plataforma Familias del Frente de Levante. A raíz de las peticiones de familias, se iniciará este mes de mayo una intervención arqueológica en escenarios madrileños de la batalla de Brunete.

Hay más voluntad de las familias que dinero para investigar, pero ayuda la memoria de los vecindarios y las aldeas, aunque poco a poco se vaya borrando mientras la muerte, ley de vida, clarea las filas de quienes vieron o sintieron aquella guerra y su negra represión posterior.

Una arqueóloga, en la excavación de una zona de combates de la Batalla de Levante de la Guerra Civil, en el término de El Toro (Castellón).

/ELOY ARIZA

Materia para esta nueva actividad de la Memoria Democrática no falta en las montañas de Lugo, por las que se retiraron desordenados y hambrientos soldados republicanos del Batallón Galicia, procedentes de la caída de Asturias ante el avance franquista.

Trece de aquellos soldados fueron tiroteados en su retirada por falangistas lucenses. Rescatar sus cuerpos fue una “de las intervenciones más emocionantes” de la Agrupación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) en Galicia. Lo cuenta su presidenta, Carmen García Rodejo. Las muertes se perpetraron entre A Fonsagrada y El Acebo. “Un romance popular guardó en la comarca la memoria de estos muertos, y dónde fueron enterrados, repartidos en tres fosas”, cuenta García. “Los mataron como conejos”, canta el romance. Los lideraba el comandante Moreno. El romance que se cantaba en secreto, recuperado por la ARMH, termina: “Falanges de Fuensagrada, no podréis subir al cielo, porque está de portero el comandante Moreno”.

Depuración en grupo

La memoria de los combatientes se estudia mientras se recopila también la de los colectivos civiles. De represión de posguerra hay muchas referencias en un listado de 92.000 nombres, el de la represión en los ferrocarriles, fenómeno con el que se encontró el exministro José Luis Ábalos a su llegada a Transportes, en 2020.

Un colaborador de su gabinete le habló de un grueso manuscrito sin publicar, una tesis del historiador Miguel Muñoz Rubio, sobre la purga sistemática que hizo el franquismo sobre 92.000 de los 125.000 trabajadores ferroviarios que había en España en 1939. De la lectura de aquellos folios -que pasaron de estar guardados en un cajón a publicarse y a servir de base para el video documental Hijos del Hierro- le nació a Ábalos un compromiso que le hace acudir allí donde la UGT organiza una charla sobre este caso. Hace poco estuvo en Santander y en Galapagar (Madrid), y el próximo 12 de mayo acude a Carballo (A Coruña).

“Era un colectivo muy sindicalizado, muy combativo, por eso lo reprimieron -cuenta el exministro-. Además, la de los ferrocarriles era una actividad estratégica que los militares del franquismo no se podían permitir no controlar. Fue una represión que al principio incorporó depuración, cárcel y asesinatos arbitrarios”.

Trabajadores ferroviarios en la II República.

/FUNDACIÓN FERROCARRILES ESPAÑOLES

Una estatua en la estación madrileña de Atocha recuerda hoy a aquellas víctimas, y también el dolor de las familias “que a veces me encuentro todavía en los actos a los que voy”, relata Ábalos.

En 2023, tres estudios subvencionados por el Estado indagan en esta franja de la historia política de España. Uno de ellos, del Institut Catalá de Recerca en Patrimoni Cultural, examina los procesos contra agentes de la Antigua Compañía General de los Ferrocarriles Catalanes.

Presidios y cautivos

Otros mandatarios políticos se implican en la pelea contra los otros olvidos, pese a que esa liza cuente aún con más voluntad privada que ayudas públicas.

El pasado día 3, los ministros de Presidencia, Félix Bolaños y de Transportes, Raquel Sánchez, homenajearon a los españoles deportados al campo de concentración de Mauthausen. Y cuando colocaron una corona de laurel en el monolito que los recuerda en los jardines del complejo Nuevos Ministerios de Madrid, estaban ritualizando otra de las memorias que afloran en esta etapa de la recuperación de la Memoria Histórica en España.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, en el acto homenaje a las víctimas españolas del nazismo el pasado 3 de mayo en los jardines del complejo madrileño de Nuevos Ministerios. Junto a ellos Concha Díaz Berzosa, vicepresidenta de la Amical Mauthausen.

/DAVID CASTRO

Los campos de concentación franquistas son objeto de seis proyectos subvencionados por la Secretaría de Estado de Memoria Democática. Se han llevado 12.000 euros de subvención proyectos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas para estudiar los campos de prisioneros del Bajo Guadalquivir, en Sevilla, y de Casa del Guarda, en Guadalajara.

Se investigan también con fondos estatales lo que fue destacamento penal de Bustarviejo (Madrid) y los destacamentos penales mineros de Asturias y León.

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Al tiempo se abren paso poco a poco otras iniciativas para otras memorias, como la investigación del tardofranquismo, sus cárceles y sus luchas obreras, la reconstrucción de la historia de la guerrilla o maquis, la intervención de los nazis en España (hay un proyecto en marcha de la Fundació Carles Pi i Sunyer), o los crímenes de guerra durante la contienda civil.

Sobre esta última materia hay un trabajo en marcha de la Federación Asturiana Memoria y República. Se titula ‘Antes Trubia que Gernika: los bombardeos de la Legión Cóndor en Asturias. El Estado les ha dado 10.000 euros.