dijous, 27 de juliol del 2023

Monasterio de San Miguel de los Reyes, una prisión franquista hasta 1966

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Una Guía publicada por la Generalitat Valenciana detalla los recursos sobre cerca de un siglo del penal


Fuentes: Rebelión [Imagen de Damián, presos en el penal de San Miguel de los Reyes (1939-1945)]

Una aproximación posible a la represión franquista es el libro Castigar a los rojos (Ed. Crítica 2022), de los historiadores Francisco Espinosa Maestre y el Ángel Viñas, y el jurista Guillermo Portilla; está dedicado al fiscal militar Felipe Acedo Colunga, al que califican como “gran arquitecto de la represión”; firmó la denominada Memoria del fiscal del ejército de ocupación (enero de 1939).

El volumen cifra en 140.159 las víctimas de la represión fascista en la guerra de 1936 y la posguerra; destaca el número de represaliados en Andalucía (51.090), seguido de Castilla y León (16.252), Castilla-La Mancha (13.604), Extremadura (11.551), Asturias (5.952) y el País Valenciano (5.265).

Escenario de los castigos fue el Monasterio de San Miguel de los Reyes, actual sede de la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu, ubicada en Valencia y de la que es titular la Generalitat; su nombre tiene origen a mediados del siglo XVI, cuando se establece –en la casa religiosa- la orden de los Jerónimos. “En 1874 el Estado decidió acondicionar San Miguel de los Reyes como Presidio Nacional”, detalla la página Web de la Biblioteca.

El cómic Sant Miquel dels Reis (Ed. Camacuc, 2018), de Manel Gimeno, J. Fonollosa, Pau Valls y Burguitos, recuerda usos en el pasado como asilo de mendicidad, prisión de mujeres, después para presos comunes y, en 1936, como cárcel de la II República; durante unos años también colegio, almacén municipal y –hasta 1966- prisión de la dictadura franquista.

Declarado en 2008 Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno Valenciano, el edificio monacal (establecimiento carcelario durante los años 40 del siglo XX), acogió acciones como la de El túnel: “Parece que cuatro presos huyeron de las celdas en los años 60; después de otra huida, se puso en cuestión la seguridad del recinto y cerró definitivamente”, cuenta el texto ilustrado.

El pasado 2 de mayo la Generalitat publicó una Guía sobre el Presidio de San Miguel de los Reyes (actualizada en abril), con información del monasterio como prisión durante cerca de un siglo; una nota informativa de la Conselleria de Cultura resume el contenido: “El usuario podrá localizar y consultar el proyecto original de Tomás Aranguren y los planos de la primera cárcel, construida en tiempos de la I República”.

Además, “conocer los archivos donde localizar los expedientes tanto de los procesos judiciales como de los presidiarios; acceder a los relatos de la vida en éste, o localizar fotografías de su interior y de la vida desarrollada en la cárcel”.

La Guía detalla que, antes del 18 de julio de 1936 (fecha del golpe de Estado fascista), se hallaban en la cárcel entre 700 y 800 presos; la Causa General de Valencia y su Provincia incluye informes sobre la Prisión Central de San Miguel de los Reyes, “durante el dominio marxista”, firmados en abril de 1941.

Por ejemplo respecto a directores de la prisión como Francisco Huertas Martínez: “Ignorándose su paradero y por referencias se sabe que se hallaba preso en la provincia de Almería”; asimismo Miguel Molín, de quien “se ignora su actual paradero”; o de Mariano del Amo Algara, funcionario que se halla “extinguiendo condena en este establecimiento, ignorándose la condena que sufre (…)”.

El documento de la Conselleria d’Educació hace referencia a La primera década: una aportación al proceso político e ideológico del franquismo y a la historia del Partido Comunista de España (1983), de Carlos Llorens Castillo (el libro dedica dos capítulos al penal de San Miguel de los Reyes); Carlos Llorens, detalla la Guía, no tenía antecedentes políticos (públicos), pero al terminar la guerra fue objeto de depuración (profesional) por parte del Colegio de Arquitectos de Valencia.

Militante clandestino contra la dictadura, Carlos Llorens formó parte del primer “Comité Provincial comunista”, fue detenido en 1942 y estuvo encarcelado hasta 1948.  

También se destaca al artista gráfico de origen polaco Mariano Rawicz. Cartelista y autor de fotomontajes, Rawicz trabajó –durante la guerra- para el Ministerio de Propaganda de la II República; finalizado el conflicto fue condenado y encarcelado; “durante algunos meses seremos pues sólo un millar (…); a los meses, somos ya cuatro mil o cinco mil, porque los tribunales militares de urgencia cuidan de que haya abundante carne de presidio”, explica en Confesionario de papel: memorias de un inconformista (los dos autores coinciden en la cifra de reclusos en el monasterio).

Otro texto resaltado es Els afusellaments al País Valencià: 1938-1956, del historiador Vicent Gabarda; además del antiguo edificio monacal, en la edición de 2007 se remarcan centros de reclusión franquistas en Valencia como la Prisión Celular (cárcel Modelo); la Prisión Militar de Monteolivete; la Prisión Nueva de Santa Clara (convento); la provincial de mujeres o las torres de Quart (puerta de la muralla medieval de la ciudad).

Asimismo se remite a testimonios –autobiográficos- de prisioneros como José Cano Coloma en el libro Vientos contrarios (1983); miembro de Izquierda Republicana, José Cano desempeñó la alcaldía de Valencia durante cerca de un año (marzo 1936-febrero 1937), fue juzgado en un Consejo de Guerra franquista y estuvo recluido en la cárcel de San Miguel.

La Guía de recursos incluye los enlaces a fondos gráficos del penal, en gran medida provenientes de donaciones particulares; por ejemplo las fotografías de internos en el monasterio/prisión -durante el periodo 1939-1945- realizadas por el fotógrafo Damián; o las del reportero gráfico José Lázaro Bayarri durante una década (1931-1940).  

En fechas más recientes (15 noviembre de 2016), la Generalitat Valenciana rindió homenaje en el monasterio a los presos republicanos de San Miguel de los Reyes; el pasado 8 de junio la actual Biblioteca Valenciana Nicolau Prmitiu –emplazada en el edificio religioso- acogió el archivo personal del guerrillero antifranquista Francisco Martínez López, Quico; entre 1947 y 1951 militó en la segunda agrupación del Ejército Guerrillero, vinculada al PCE; después fue condenado a muerte por la dictadura, y se exilió a Francia (nota informativa Generalitat, 8 junio).     

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