Un vecino de la parroquia afirma creer conocer el lugar en el que se pueden encontrar los cuerpos
A finales del mes de diciembre se hacía un llamamiento para solicitar la colaboración ciudadana con el objetivo de obtener datos sobre las posibles víctimas de la fosa común ubicada en el cementerio de la parroquia naronesa de O Val. Una petición que en los últimos días ha dado sus frutos y que ha llevado a un vecino de la zona, Francisco Aneiros, a ponerse en contacto con la Asociación Cultural Memoria Histórica Democrática para informarles de un posible lugar en el que se pueden encontrar los restos de algunas de las 51 personas asesinadas a lo largo de la sublevación militar de 1936. “Vin a noticia na prensa de como traballaban cunhas máquinas pero non estaban mirando no sitio onde están”, explica Aneiros.
Fue en el mes de octubre cuando se iniciaron los trabajos de sondeo de georradar en este camposanto de Narón, en los que trabajan mano a mano la entidad anteriormente citada, la Universidade de Santiago de Compostela (USC) –liderada por el equipo multicisciplinar del grupo Histafra–, la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, la Xunta, el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) y el antropólogo forense Fernando Serrulla.
¿El objetivo? Lograr localizar a los asesinados el 26 de diciembre de 1936, cuando fueron fusilados 32 miembros de la dotación del acorazado “España”, así como a otros dos del “Contramaestre Casado”. Del mismo modo, el 30 de noviembre de dicho fatídico año fueron asesinados diez tripulantes del navío a vapor “Dómine” y, en diversas fechas, otras siete personas más.
“Penso que as vítimas poden estar nun nicho, que foi dun cura que estivo aquí hai moito tempo e que era de Ortigueira. Hai uns catro ou cinco anos, o antigo enterrador, que agora ten noventa e pico anos, abriu a tumba e dixo: ¡Mira onde están os fusilados!”, comentaba Aneiros, este viernes por la mañana, a la espera de la llegada de los miembros de la Asociación Cultural Memoria Histórica Democrática.
Este vecino explica que los cuerpos fueron inicialmente enterrados en una fosa común de una zona próxima –de la que también tienen constancia los expertos que realizan ahora el estudio para encontrarlos, un trabajo que resulta complicado al haber contado el cementerio con varias ampliaciones y modificaciones a lo largo de los años– y que, posteriormente, se introdujeron en esta sepultura.
Protocolo
Por su parte, el presidente de la citada entidad, Manuel Fernández Pita, se mostraba este viernes esperanzado pero cauto al mismo tiempo. “Son moitas persoas como para pensar que poidan estar todas nun mesmo sepulcro. Pero haberá que continuar investigando para confirmalo”.
Fernández Pita explica que el proceso debe seguir ahora unas pautas muy determinadas y delimitadas en el protocolo. “Isto forma parte dun proxecto moi amplo. Agora haberá que ir ao Xulgado para denuncialo. Unha vez que se retiren os restos, haberá que confirmar se son represaliados da Guerra Civil e despois facer as pertinentes probas de ADN para determinar a quen pertencen”, indicó.
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