Este 30 de noviembre, a las 11.30 horas en el Teatro del Títere, se presenta el libro donde se resumen los trabajos de exhumación de los restos de víctimas del franquismo en el camposanto gaditano
El arqueólogo José María Gener y el historiador José Luis Gutiérrez Molina coordinan esta obra que recoge también una reproducción de los libros del cementerio y semblanzas de cada represaliado identificado en estos documentos
El vaciado del cementerio de San José de Cádiz costará 700.000 euros y un tiempo de 6 meses
Cádiz/Con el mismo cuidado con el que tantas veces lo hemos visto trabajar sobre la tierra removida del antiguo cementerio de Cádiz, José María Gener, pasa las páginas del libro donde se resume la encomiable gesta de localizar, analizar y registrar los restos de las víctimas del franquismo que descansaban (mucha palabra es) en el clausurado camposanto gaditano. Fue el arqueólogo municipal el encargado de dirigir esta tarea durante siete años en los que a su lado ha permanecido el doctor en Historia Contemporánea y miembro de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática de Cádiz, José Luis Gutiérrez Molina. Este sábado, ambos buscadores incansables de la reconciliación con nuestro pasado, por oscuro que sea, presentan en el Teatro del Títere a partir de las 11.30 horas, y acompañados por el teniente de alcalde de Memoria Democrática, José Manuel Cossi, Cuando hablan los huesos. Y todo lo que de ellos han escuchado.
“Finalizando ya la última campaña de exhumaciones, creíamos que era conveniente hacer un libro en el que se contara todo el proceso por el que hemos pasado en el cementerio de San José. Un libro donde quedara constancia del trabajo realizado, pero también de las historias de todas las víctimas del franquismo que allí estaban enterradas”, explica Gener sobre las intervenciones que entre 2016 y 2023 se han sucedido en las sepulturas y en las fosas comunes del antiguo camposanto de la ciudad. De todas ellas, eso sí, existen informes accesibles para la ciudadanía en el portal de transparencia del Ayuntamiento de Cádiz. Pero Cuando hablan los huesos... Cuando hablan los huesos es “otra cosa”. Es más.
Porque la obra coordinada por Gener y Molina, donde están cosidas las voces de todos los profesionales que han puesto su esfuerzo y trabajo en estas campañas (Fátima Barreiro, Francisco J. Moncayo, Enrique Estévez, Jesús Román, “que era el arqueólogo encargado de la primera intervención”, y Pedro Sibello), contiene los pormenores de unos trabajos desarrollados “hasta en 9 campañas diferentes” algunas, ciertamente, “complicadas”; un interesante espacio para la contextualización histórica; unas breves, pero necesarias semblanzas de las personas asesinadas por los golpistas, “para que no caigan en el olvido”, dicen; y hasta un lugar reservado para el homenaje y para la emoción en forma de “cartas abiertas” que Gener y Molina han querido brindar a los familiares de las víctimas. “Llora un rato, eso no es malo. Todos los que estamos aquí, lo hemos pasado igual”... Leemos y recordamos tantas jornadas...
Porque eso ocurre cuando se escucha hablar a los huesos. Se llora, sí, pero se despierta, y hasta se agradece. “También con este libro, con esta especie de cierre de nuestro trabajo en este área en el cementerio, hemos querido manifestar el compromiso institucional con la Memoria Democrática que han mostrado tanto el concejal del anterior equipo de Gobierno, Martín Vila, como el actual, José Manuel Cossi, ambos, de alguna forma, están presentes en la edición de este libro”, se congratulan.
Por eso Cuando hablan los huesos, del que Cemabasa, con la ayuda de Ayuntamiento y Diputación de Cádiz, han editado 1.000 ejemplares, “no aspiraba a ser tanto un libro de carácter científico, que también lo es, sino una manera de dar voz a todo el conjunto de personas y organismos que han participado en este trabajo, tanto las instituciones, como los técnicos, las familias y los voluntarios”, relatan al alimón.
Una “obra colectiva”, la definen, donde los coordinadores se han preocupado por hacer “accesible” a través de “un lenguaje muy divulgativo” todos los capítulos dedicados a las intervenciones arqueológicas y la recopilación histórica del proceso. Con sus “éxitos”, con sus “obstáculos y dificultades” y con ese componente de sorpresa y de emoción que también ha sido inherente a este proceso.
Así, no puede dejar de recordar Gener aquel sondeo número 3 de la fosa norte que un día de junio de 2018, el último día del cierre de la campaña, no defraudó las esperanzas que él y su equipo tenían puestas en la prospección. “Sabíamos que había pocas posibilidades, pero sí la probabilidad de encontrar antes del cierre de campaña los restos de las víctimas y así fue, sobre la bocina”, ríe junto a Gutiérrez Molina, otro de los testigos de aquellos días decisivos para destapar esta fosa común del patio 1 de San José.
En este libro se recuerda por escrito el emocionante momento y también, en imágenes, mucho de los que dio de sí aquella fosa y la que se situaba al sur. Las imágenes de las marcas de los culatazos de los rifles, de los orificios de bala en la cabeza, pero también en las manos, “por lo que deducimos que esas personas no estaban atadas cuando las asesinaron, pues pusieron la mano delante de sus caras”, nos hace fijarnos el arqueólogo, se suceden demostrando que, efectivamente, “los huesos nos hablan”. Junto ellas, las fotografías de esos otros objetos que han sobrevivido a la tierra encima –quizás porque la crueldad se redobla cuando se apodera de lo cotidiano– nos inquietan aún más: una ficha de dominó, una cajita de pastillas Juanola, un peine, una cuchara, un cepillo de dientes...
“Y después, esta obra cuenta con dos últimas partes muy importantes, la de las semblanzas de todas las víctimas cuyas identidades se conocen por estar registradas en los libros del cementerio, y la de las tablas que hemos construido para registrar todo lo que estaba en esos libros referente a las víctimas, quiénes eran, si se precisa o si se registra como desconocido, de dónde viene el cuerpo, la edad, la procedencia, cuándo fue enterrado”, precisa Gutiérrez Molina que al igual que Gener, y como en muchas otras ocasiones, se siguen maravillando por “lo completo y detallado” que están identificados los enterramientos en el cementerio de San José, donde “por la razón que sea” y dentro “de la barbarie”, se siguió actuando “como si no hubiera pasado nada”.
Así, en este libro se deja testimonio, de una forma o de otra, de las 101 víctimas localizadas en el cementerio gaditano –43 en sepultura, 37 en la fosa norte y 21 en la fosa sur– de las que, hasta ahora, sólo “2 han sido identificadas con ADN”, hay 5 con identificación presuntiva, “es decir, que estamos casi seguro que son ellos y lo vamos a cotejar con ADN”, 62 restos de los que también se tienen las muestras de las familias para hacer esta prueba, “pero también tenemos 19 restos que los tenemos identificados porque coinciden los datos de los registros con lo obtenido en la excavación, pero no tenemos familias para hacer la prueba”, lamentan.
De hecho, estas tablas, este libro, es también un mensaje en una botella para los familiares de las personas que alguna vez dieron vida a esos restos. Los huesos hablan, dicen Gener y Gutiérrez Molina, con ADN y sin ADN. Y en este libro que coordinan lo hacen alto y claro. Sólo hay que estar dispuestos a escucharlos.
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