Una edil y el portavoz del partido de ultraderecha han ofrecido en Radio Campello su versión negacionista de la biografía del humanista alicantino
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Alicante
A tres días de que El Campello celebre por todo lo alto, visita del rey Felipe VI incluida, los actos conmemorativos de inhumación de Rafael Altamira y su esposa, Vox niega que fuera un exiliado del franquismo.
También han cuestionado que Altamira, que dirigió el periódico republicano 'La Justicia', entre otras publicaciones, y fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz en varias ocasiones, fuera republicano.
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En una emisora local de El Campello, Radio Campello, la portavoz adjunta de Vox, María Jesús Bernabeu, y el portavoz, José Manuel Grau, han puesto en tela de juicio que el jurista, humanista, historiador y pedagogo alicantino tuviera que exiliarse al estallar la guerra civil.
"La gente está un poco confundida, en 1936 estuvo ya en Holanda en el Tribunal de la Haya", ha dicho Bernabeu, antes de resumir el trance del escritor de abandonar su país de manera muy particular: "Después de estar en Holanda, en 1939 se fue a Francia".
Bernabeu: “Al irse sus hijas a México, ya se fue a México y se quedó allí”
La cuestión es que al estallar la guerra civil española en 1936, el humanista estaba de vacaciones en Riaza y cuando intentaba huir del país fue detenido —pese a poseer inmunidad diplomática— por requetés que pretendían fusilarlo.
Enviado a Burgos se entrevistó con el general Cabanellas en agosto, se le permitió abandonar España y marchó hacia Holanda, donde continuó como juez permanente del Tribunal de La Haya. Fue la invasión alemana de los Países Bajos en 1940 el motivo que le forzó a huir a Francia donde permaneció hasta 1944, cuando la ocupación alemana le llevó a abandonar también este país, para acabar recalando en México.
La interpretación de José Manuel Grau y Bernabeu, sin embargo, es otra: "Se quería ir a Estados Unidos, pero al irse sus hijas a México, ya se fue a México y se quedó allí", añadían.
También añaden que Altamira veraneaba en El Campello, pero no era de la localidad para, a continuación, proponer que se reivindique su figura con fines turísticos y culturales.
El lunes por la mañana, serán inhumados en el cementerio de El Campello los restos de Altamira y su esposa, Pilar Redondo, después de que el pasado mes de diciembre estos fueran recuperados del cementerio de Ciudad de México para ser repatriados a El Campello, donde el literato vivió hasta su adolescencia.
En todo el proceso han colaborado el Gobierno central, la Generalitat, la Diputación Provincial de Alicante y el Ayuntamiento de El Campello.
El presidente de la Diputación, Toni Pérez, que se encargará de la clausura del acto, recordaba hoy en un comunicado que Altamira fue nombrado Doctor honoris causa por ocho universidades de América y Europa y miembro de nueve instituciones académicas, y que "se exilió a México en 1944, donde falleció en 1951".
EU-Podemos pide explicaciones al alcalde "ante la gravedad de las declaraciones"
Tras las declaraciones realizadas por estos concejales de Vox, EU-Podemos las califica de "penosas" e "irresponsables".
Su portavoz, Pedro Mario Pardo, lamenta que esta sea "la fórmula que tiene Vox de hacerse notar en la política. Parece que no les importe demostrar su ignorancia ni hacer el ridículo".
Ante "la importancia y gravedad de las declaraciones", pide que el alcalde, Juan José Berenguer, las desacredite inmediatamente y las desvincularle de su gobierno y del municipio "por el bien de todos y todas. En especial, de la memoria y respeto de la figura de Rafael Altamira", señala.
https://www.cervantesvirtual.com/portales/rafael_altamira/autor_biografia/
Los restos de Rafael Altamira vuelven del exilio, pero ¿quién fue y dónde se conserva su legado?
El Rey Felipe VI preside el lunes en El Campello el homenaje a un hijo ilustre de Alicante cuya herencia material e intelectual conserva y difunde la Universidad
Rafael Altamira, en el centro, y su esposa, saludando a las autoridades en la estación a su llegada a Alicante con motivo del homenaje que recibió en 1910.
El cementerio de la localidad alicantina de El Campello será el lunes testigo de un evento singular: el Rey de España presidirá el homenaje a un ilustre exiliado republicano, Rafael Altamira, cuyos restos regresaron el pasado diciembre -junto a los de su esposa- y reposan por fin en el panteón familiar. Han pasado muchos años -demasiados- desde que falleciera en México en 1951 quien había expresado su deseo de yacer tras su muerte en su añorada cuna mediterránea.
Hizo falta el impulso decidido del Ayuntamiento presidido por Juan José Berenguer (PP), y la complicidad de la Generalitat gobernada por Ximo Puig y su sucesor, Carlos Mazón, que movieron los hilos diplomáticos y económicos necesarios para que la voluntad del prestigioso jurista se cumpliera.
Fue varias veces nominado al Premio Nobel de la Paz, la última el mismo año de su fallecimiento (1951)
Pero ¿quién fue Rafael Altamira? ¿dónde se conserva su legado? ¿por qué sus ideales permaneces hoy -tal vez más que nunca- vigentes? En Alicante -que en vida le rindió tributo oficial y popular- hoy lo recuerda una calle del casco antiguo, paralela a la calle Mayor, y llevan su nombre algunas instituciones, entre ellas un instituto y la futura Ciudad de la Justicia (si es que se acaba alguna vez). Pero es dudoso que el alicantino medio sepa de quién estamos hablando.
Hablamos de un hombre que los veinte años que van desde 1904 a 1934 recibe condecoraciones y honores en Italia, Perú, Francia, Bélgica, Checoslovaquia y varias ciudades de España, es doctor honoris causa en universidades de Argentina, Chile, Perú, México, Burdeos y La Sorbona de París (Francia), Cambridge (Reino Unido) y la Universidad de Columbia (Estados Unidos). Y fue varias veces nominado al Premio Nobel de la Paz, la última el mismo año de su fallecimiento (1951).
![Altamira, junto al resto de componentes del primer Tribunal de Justicia Internacional.](https://www.lavanguardia.com/files/content_image_mobile_filter/uploads/2025/02/06/67a4e51b96220.jpeg)
Altamira, junto al resto de componentes del primer Tribunal de Justicia Internacional.
Lo que muchos desconocen es que en la sede que la Universidad de Alicante tiene en la avenida Ramón y Cajal de la ciudad -el campus está en la vecina Sant Vicent del Raspeig- se conserva el que fuera despacho de Altamira y es posible acercarse a su biografía a través de los más de cien objetos personales donados por su familia que conforman este pequeño museo y centro de documentación e investigación dedicado al historiador y jurista alicantino.
Entre los objetos del museo destacan su mesa de despacho de madera con cajones, una silla forrada en terciopelo rojo, un retrato con marco de madera estilo rococó, dos muebles-vitrina de madera, un barómetro de pared en madera, un maletín de viaje con sus iniciales, un reloj de oro con sus iniciales, un álbum fotográfico familiar, una tarjeta de visita de don Rafael o el diploma original enmarcado con la concesión de la Medalla de Oro de la provincia de Alicante.
![El despacho de Altamira que puede visitarse en la sede de la Universidad de Alicante en la avenida de Ramón y Cajal.](https://www.lavanguardia.com/files/content_image_mobile_filter/uploads/2025/02/06/67a4e7fcd8464.jpeg)
El despacho de Altamira que puede visitarse en la sede de la Universidad de Alicante en la avenida de Ramón y Cajal.
Si ese legado material de Altamira es accesible, más aún lo es el intelectual. Gracias a una iniciativa de la Universidad de Alicante, desde 2012 existe la Biblioteca de Autor Rafael Altamira, una espacio digital dedicado al jurista, historiador, pedagogo, traductor y escritor.
Gracias a una iniciativa de la Universidad de Alicante, desde 2012 existe la Biblioteca de Autor Rafael Altamira
En ella se puede consultar su vida y su extensa obra, así como las numerosas referencias al trabajo de quien fuera elegido en 1920 miembro de la Comisión de Juristas encargada por el Consejo de la Sociedad de las Naciones de redactar el anteproyecto del Tribunal de Justicia Internacional de La Haya. En 1921, es nombrado uno de los nueve jueces titulares del mismo, cargo que ocupó desde 1921 hasta 1940, año en el que el Tribunal se ve obligado a suspender sus funciones.
“La Universidad debe trabajar por la paz –escribía Altamira-, debe como representante de las más altas cualidades del espíritu, a la vez que afirmar el sentido racional de la lucha por el derecho, que proclamó Ihering, tratar de suprimir de las relaciones internacionales el sello de barbarie y de rapacidad que aún tiene hoy”. Si hoy levantara la cabeza...
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