Transcribimos a continuación el testamento político del
dictador. No creemos que el que le nombró caudillo de España tuviera sitio para
acogerle a pesar de sus súplicas. Este miserable que pide perdón a los que se
declararon sus enemigos, terminó sus días sin comprender que el único enemigo
del pueblo español fue él, que ejecutó un golpe militar contra el legítimo
gobierno republicano, que inició una guerra vestida de cruzada, que exterminó a
parte de su población sin más motivo que el odio. Para crear su España, unida,
grande y nada libre, esa España de buenos y malos, no dudó en mancharse las
manos de sangre hasta el último minuto de su vida, firmando sentencias de
muerte sin que le temblara el pulso.
Jamás podrá descansar en paz. Los republicanos que yacen junto a
su verdugo, los que aún habitan cunetas y fosas comunes, la gloriosa guerrilla
antifranquista, los que sufrieron cárcel y exilio, miseria y hambre, los
familiares de todos ellos exigen, exigimos, de una vez: Verdad, Justicia y
reparación.
María Torres
Nieta de un republicano español
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