dilluns, 13 de gener del 2014

VÍCTIMAS SIN JUSTICIA

VÍCTIMAS SIN JUSTICIA Entiendo el dolor de las víctimas de ETA y, a un tiempo, envidio su influencia social y política. Pueden protestar porque los asesinos de sus seres queridos solo han cumplido 26 o 28 años de cárcel. Yo, a mis 83 años largos, y como yo muchos miles de españoles más, tenemos a nuestros muertos en las cunetas o no aparecen, como es mi caso. Y no podemos protestar porque jamás sus asesinos fueron a la cárcel, porque jamás fueron juzgados ni porque tuvimos que convivir con ellos sin rechistar tantos años, porque no se podía y cuando se ha podido, ¿qué respuesta recibimos? Que no es bueno abrir heridas. ¿A quién abrimos heridas? Las nuestras nunca se cerraron. ¡No hay que abrir heridas! ¡Qué ironía! Moriré sin ver que las Cortes reconozcan a todos esos muertos como auténticos patriotas, porque murieron defendiendo la legalidad vigente y son tan mártires —o más— como los que elevan a los altares, porque muchos eran auténticos cristianos practicantes y murieron defendiendo el Gobierno democrático legalmente constituido y la posibilidad de construir una España más justa. No habrá verdadera reconciliación nacional mientras nuestros muertos no sean tratados lo mismo que los demás muertos, ya sean víctimas del terrorismo, mártires o beatos. Los familiares nos merecemos ese reconocimiento. Y no quiero que nos pidan perdón por tantos años de silencio, sino que se les reconozca como víctimas de una injusticia que perdura en el tiempo.— 
Ángela J. Melero Fernández. "Cartas al director" El País 08/11/2013