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La Agencia Febus, organización sin ánimo de lucro, destinada a recuperar a escritores, periosdistas, artistas e intelectuales de la 2ª República y del franquismo, se créo en 2008, rindiendo tributo a la agencia de noticias que tenía el mismo nombre y que fue fundada en 1924 por la “Compañía Editorial S. A.” que comandaba Nicolás María de Urgoiti.
La Agencia Febus, la primera, estaba situada en la capital de España, en la conocida calle Larra. En el nº 8 para ser más exactos. Y en un principio abastecía de nuevas a los heraldos “La Voz” y “El Sol” que pertenecían a la misma compañía y donde colaboraron hombres de la talla de José Luis Moreno, redactor de “El Sol”, Jaime Menéndez “El Chato”, primer español redactor de “The New York Times” y director de “El Sol”, Luis Díaz Carreño, redactor de “El Sol” y “La Voz”, Domingo Lagunilla Iñarritu, redactor de “Claridad” (órgano de la UGT) y director de la mencionada agencia de 1931 a 1934, Urbano Méndez, colaborador de “El Sol”, Jesús Martínez Tessier, colaborador de “La Vanguardia” y padre de los escritores Jorge Martínez Reverte y Javier Reverte, José Robledano Piqueras, hijo del periodista y dibujante José Robledano, que fue presidente, en un periodo de la guerra civil española, de la Agrupación Profesional de Periodistas, adscrita a la UGT.
A partir de 1934, la Agencia Febus se convirtió en la más importante de la época. Y, sin duda, el gran impulsor de ese hecho fue el periodista y gran intelectual Fernando Sánchez Monreal.
Fernandito, como le llamaban sus compañeros y amigos, nació en Madrid, un 13 de septiembre de 1909. Era hijo de Gerardo Sánchez Ortiz, fundador de la Asociación de la Prensa de Madrid y hermano de Modesto, directivo de dicha asociación, colaborador de “El Sol”, “La Voz”, la Agencia Febus, ugetista convencido y preso político en el franquismo.
Fernando Sánchez Monreal comenzó a trabajar en una agencia que fundó su hermano Modesto, llamada “Notisport”, especializada en nuevas deportivas, llegando a dirigir, con tan sólo 21 años, su órgano oficial: el rotativo deportivo “Notisport”. También creó “Goleada”, una especie de octavilla donde se informaba de los resultados futbolísticos. Poco después entró a formar parte de la redacción de “El Sol” y “La Voz”. En 1934 fue nombrado director de la Agencia Febus. Su vigor, su brillante gestión y su “savoir faire” convirtieron a la misma, como hemos dicho, en la más relevante de la Segunda República.
A título anecdótico diremos que la Agencia EFE, fundada a raíz de la derrota de la República, heredó no sólo la “F” de Febus, sino también, por incautación, todo su organigrama, maquinaria, muebles y locales.
El 17 de Julio de 1936, con el asesinato en Ceuta del teniente leal a la República Tomás de Prada Granados, se inició la sublevación militar en la zona de Ceuta y Melilla, Fernando Sánchez Monreal y su gran amigo Luis Díaz Carreño, decidieron emprender un viaje. Un viaje hacia esa zona para llegar al ojo del huracán e informar en primera línea del asunto. Un viaje que sin saberlo sería el último de sus vidas. Un viaje interrumpido, a mitad de camino, por varias visicitudes que provocaron su apresamiento y posterior fusilamiento, por parte de unos falangistas.
Hoy, reproducimos la última crónica de Fernando Sánchez Monreal y Luis Díaz Carreño, aparecida poco antes del mencionado fusilamiento, el 21 de julio de 1936 en el diario “El Socialista”, fundado por Pablo Iglesias y dirigido por Julián Zugazagoitia (también fusilado). Sin duda, “una crónica de una muerte anunciada”.
Juan Manuel Menéndez, Presidente de la Agencia Febus (la nueva).
UNA IMPRESIÓN DE LOS ENVIADOS DE LA AGENCIA FEBUS
Las primeras noticias de la insurrección militar, que daban cuenta de haberse producido en Ceuta y Melilla, nos hizo preparar el viaje a aquella zona. La ruta de antemano era dirigirse a Gibraltar, y, por Tánger, entrar en Tetuán. El coche que nos conducía sufrió una avería en las cercanías de Aranjuez. Fue providencial. Mientras reparaban la avería nos trasladamos al Parador del Turismo, donde , por la radio, tuvimos conocimiento de la insurrección en Sevilla. Ya la marcha a Marruecos tenía el inconveniente de que focos en la Península atraían la atención y daban nuevo giro a nuestra excursión. Por ello decidimos desviar la ruta y dirigirnos a Córdoba para entrar en Sevilla. Pocos momentos antes de partir, ya el coche dispuesto, nos dio la radio la noticia del Gobierno que acababa de constituir el señor Martínez Barrio.
Manzanares. A nuestro paso por dicho pueblo pudimos apreciar que las masas obreras se hallaban vigilantes ante las llamadas que , por la radio se hacían. Todos estaban alerta y en sus puestos. Valdepeñas. Grupos de paisanos armados presentaban servicio de vigilancia. En nuestro viaje hasta Manzanares eran los guardias civiles los que efectuaban el servicio de protección; más a partir, de este punto, como ya decimos, eran los grupos de paisanos. La vigilancia se apreciaba que era más y más rigurosa a medida que avanzábamos en la carretera. Ya en Bailén, esto quedó confirmado. La requisa que hicieron a nuestro coche fue minuciosa y detenidísima.
En el camino, con las primeras luces del amanecer, vencidos por un viaje precipitado y lleno de nuevas emociones.
Andújar. Pueblo tranquilo, hoy alerta y vigilante. A la entrada nos detiene un grupo numeroso de obreros.
Nos hacen abandonar el coche. Nos rodean. Mientras, varios de los obreros nos cachean. Otro grupo mantiene sus rifles y pistolas en nuestra dirección. Terminan. Y para facilitar nuestra marcha nos hacen entrega de un salvoconducto para salir de Andújar. Este salvo conducto dice así: “U. H. P. Sin novedad. Jefatura de orden público de Andújar.” La despedida es con el signo gráfico de obreros. Puños en alto. Nos enteramos de la organización de una columna de obreros en Andújar que se dispone a partir para Córdoba. Se pretende reunir tres mil hombres armados para auxiliar a las fuerzas leales al Gobierno que resiste en Córdoba.
La salida de Andújar es muy comprometida. Cuando llevamos recorridos tres kilómetros, nos cruzamos en la carretera con un coche. El momento es de suma emoción. Los ocupantes del coche con el que nos hemos cruzado nos hacen señas de que abandonemos nuestro vehículo. Lo hacemos así. La carretera está totalmente a oscuras. Bajan cinco individuos con pistola. Avanzan hacia nosotros. Les gritamos nuestras filiaciones; pero ellos guardan un silencio impresionante y prolongado. Les ofrecemos nuestra documentación. La revisan sigue el silencio. Por fin, guardan sus armas y nos invitan a seguir. Nos cruzamos con tres coches más. Sus ocupantes nos dicen que marchan en busca de refuerzos, pues el pueblo de Montoro ha caído en poder de los rebeldes. Preguntamos:
—-¿Hay comunicación con Madrid?
Y rápida y urgentemente nos contestan, mientras siguen en sus coches:
—-Los trenes que suben para Madrid están detenidos en El Carpio, Villafranca y otras poblaciones.
Nueva marcha, y esta vez en encuentro pintoresco. Un coche de turistas americanos. Están decididos a seguir. Les hacemos ver la conveniencia de que regresen, atienden, y así lo hacen. Por nuestra parte, emprendemos la marcha hacia Andújar y Bailén, pues los ocupantes de los camiones con quienes nos encontramos nos hacen ver la conveniencia de emprender el regreso. Nuevamente cruzan por la carretera camiones. Contamos hasta doce, llenos de hombres armados, en número de unos mil, que se dirigen a Montoro.
Nuevamente en Bailén. Aquí nos enteramos del nuevo Gobierno constituido en Madrid. Lo preside el señor Giral. Nos detenemos pocas horas en Bailén, y desde aquí tomamos la dirección de Jaén para desde aquí seguir el camino de Córdoba.
Cuando llegamos a Jaén, visitamos al gobernador civil, quien nos da cuenta de que unos quince mil hombres han salido con dirección a Córdoba, armados y fieles al Gobierno de la República. El pueblo de Jaén estaba en la calle. El entusiasmo entre las milicias era extraordinario. El pueblo, el verdadero pueblo ha respondido con unanimidad y un entusiasmo verdaderamente sublime. Con orden perfecto, con espíritu cívico admirable, han establecido un sistema de vigilancia asombroso. En la provincia de Jaén le movilización civil ha respondido dócilmente a los dictados de las órdenes del Gobierno.
Seguimos nuestro viaje. En Mengíbar, al intentar unos grupos practicar unos registros domiciliarios, los dueños de las casas agredieron a los que tal pretendían, y se originaron sucesos.
Han resultado varios muertos y heridos.
En Alcaudete nos dicen que aviones afectos al Gobierno han tomado la dirección de Sevilla.
Queremos cerrar esta nuestra primera impresión con unas palabras de elogio encendido al pueblo. Hemos comprobado su espíritu magnífico, su comportamiento heroico, su serenidad sin igual, su corrección con los que transitan por las carreteras, su desprecio del peligro; en fin, su admirable comportamiento.
Manzanares. A nuestro paso por dicho pueblo pudimos apreciar que las masas obreras se hallaban vigilantes ante las llamadas que , por la radio se hacían. Todos estaban alerta y en sus puestos. Valdepeñas. Grupos de paisanos armados presentaban servicio de vigilancia. En nuestro viaje hasta Manzanares eran los guardias civiles los que efectuaban el servicio de protección; más a partir, de este punto, como ya decimos, eran los grupos de paisanos. La vigilancia se apreciaba que era más y más rigurosa a medida que avanzábamos en la carretera. Ya en Bailén, esto quedó confirmado. La requisa que hicieron a nuestro coche fue minuciosa y detenidísima.
En el camino, con las primeras luces del amanecer, vencidos por un viaje precipitado y lleno de nuevas emociones.
Andújar. Pueblo tranquilo, hoy alerta y vigilante. A la entrada nos detiene un grupo numeroso de obreros.
Nos hacen abandonar el coche. Nos rodean. Mientras, varios de los obreros nos cachean. Otro grupo mantiene sus rifles y pistolas en nuestra dirección. Terminan. Y para facilitar nuestra marcha nos hacen entrega de un salvoconducto para salir de Andújar. Este salvo conducto dice así: “U. H. P. Sin novedad. Jefatura de orden público de Andújar.” La despedida es con el signo gráfico de obreros. Puños en alto. Nos enteramos de la organización de una columna de obreros en Andújar que se dispone a partir para Córdoba. Se pretende reunir tres mil hombres armados para auxiliar a las fuerzas leales al Gobierno que resiste en Córdoba.
La salida de Andújar es muy comprometida. Cuando llevamos recorridos tres kilómetros, nos cruzamos en la carretera con un coche. El momento es de suma emoción. Los ocupantes del coche con el que nos hemos cruzado nos hacen señas de que abandonemos nuestro vehículo. Lo hacemos así. La carretera está totalmente a oscuras. Bajan cinco individuos con pistola. Avanzan hacia nosotros. Les gritamos nuestras filiaciones; pero ellos guardan un silencio impresionante y prolongado. Les ofrecemos nuestra documentación. La revisan sigue el silencio. Por fin, guardan sus armas y nos invitan a seguir. Nos cruzamos con tres coches más. Sus ocupantes nos dicen que marchan en busca de refuerzos, pues el pueblo de Montoro ha caído en poder de los rebeldes. Preguntamos:
—-¿Hay comunicación con Madrid?
Y rápida y urgentemente nos contestan, mientras siguen en sus coches:
—-Los trenes que suben para Madrid están detenidos en El Carpio, Villafranca y otras poblaciones.
Nueva marcha, y esta vez en encuentro pintoresco. Un coche de turistas americanos. Están decididos a seguir. Les hacemos ver la conveniencia de que regresen, atienden, y así lo hacen. Por nuestra parte, emprendemos la marcha hacia Andújar y Bailén, pues los ocupantes de los camiones con quienes nos encontramos nos hacen ver la conveniencia de emprender el regreso. Nuevamente cruzan por la carretera camiones. Contamos hasta doce, llenos de hombres armados, en número de unos mil, que se dirigen a Montoro.
Nuevamente en Bailén. Aquí nos enteramos del nuevo Gobierno constituido en Madrid. Lo preside el señor Giral. Nos detenemos pocas horas en Bailén, y desde aquí tomamos la dirección de Jaén para desde aquí seguir el camino de Córdoba.
Cuando llegamos a Jaén, visitamos al gobernador civil, quien nos da cuenta de que unos quince mil hombres han salido con dirección a Córdoba, armados y fieles al Gobierno de la República. El pueblo de Jaén estaba en la calle. El entusiasmo entre las milicias era extraordinario. El pueblo, el verdadero pueblo ha respondido con unanimidad y un entusiasmo verdaderamente sublime. Con orden perfecto, con espíritu cívico admirable, han establecido un sistema de vigilancia asombroso. En la provincia de Jaén le movilización civil ha respondido dócilmente a los dictados de las órdenes del Gobierno.
Seguimos nuestro viaje. En Mengíbar, al intentar unos grupos practicar unos registros domiciliarios, los dueños de las casas agredieron a los que tal pretendían, y se originaron sucesos.
Han resultado varios muertos y heridos.
En Alcaudete nos dicen que aviones afectos al Gobierno han tomado la dirección de Sevilla.
Queremos cerrar esta nuestra primera impresión con unas palabras de elogio encendido al pueblo. Hemos comprobado su espíritu magnífico, su comportamiento heroico, su serenidad sin igual, su corrección con los que transitan por las carreteras, su desprecio del peligro; en fin, su admirable comportamiento.
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