Florentino Recio Fernández, Jerónimo Cedillo Zurita, Gabriel Zurita Martín, Juan Zurita Martin, Domingo Díaz (o Domingo Martínez), José María Barahona (o Seseña) y Pedro Díaz. Son los nombres de las siete personas fusiladas por el franquismo el 19 de noviembre de 1936 en el municipio de Recas y cuyos restos mortales han sido localizados casi 85 años después en el denominado paraje de Los Tintos.
Las labores de búsqueda y exhumación que realizan la decena de voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) desde este pasado lunes han dado sus frutos en apenas 48 horas con la localización de los cuerpos de las siete víctimas. Cinco de ellas en una fosa común y otros dos en otra a parte -que serían los de un padre y su hijo, Gabriel y Juan Zurita-, todas ellas bajo una especie de panteón instalado por sus familiares para preservar, señalizar y mostrar los nombres de las personas asesinadas.
"Ha sido tal y como nos decía la hija de Florentino con su descripción que nos íbamos a encontrar las dos fosas", apunta a este medio Marco González, el coordinador de la exhumación. Ya han podido incluso exhumar el primer cuerpo de la fosa en la que hay dos personas y este miércoles continúan con el resto de exhumaciones de los restos para llevarlos después a analizar en el laboratorio que tiene la asociación en Ponferrada.
Allí, confían en certificar en que los restos localizados se corresponden con los de las víctimas del franquismo que los propios familiares o incluso historiadores locales llevan denunciando su desaparición desde hace décadas. La ARMH cuenta con muestras genéticas de tres familiares y consiguieron ponerse en contacto con allegados de cinco de las víctimas, apunta González.
Cuatro generaciones
Entre los familiares que están presenciando estos días las labores de exhumación se encuentra Agustina Recio (91 años), hija de Florentino Recío, a quien fusilaron cuando ella tenía solo 5 años. El cuerpo de su padre será enterrado junto al de su mujer en el cementerio municipal de Recas, mientras que otros familiares de las víctimas plantean la posibilidad de levantar un nuevo panteón también en el cementerio para rendir homenaje a los asesinados.
En el paraje también se han dado cita familiares de hasta cuatro distintas generaciones de Jerónimo Cedillo Zurita. La más pequeña Vega, un bebe de cinco días que ha sido un "símbolo emocionante" visitando la fosa de su tatarabuelo, uno de los siete vecinos que fueron arrestados en esta localidad para ser trasladados a declarar a Toledo, donde nunca llegaron.
Labores de la exhumación
Respecto a las labores propias de la exhumación, el coordinador del equipo de voluntarios de la ARMH, en el que participa también una voluntaria de Estados Unidos, señala que ya el primer día encontraron evidencias balísticas en toda la fosa, donde se ubica "el lugar del asesinato". Además, en las dos fosas han encontrado "un montón de objetos personales como carteras de cuero para tabaco, mecheros o calzado -alpargatas de goma-".
Ante este escenario de violencia, la asociación ha interpuesto la pertinente denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Villaluenga de la Sagra. Y al paraje acudió también la policía judicial para documentar todo el proceso y los restos encontrados. También han pasado por allí los alcaldes de Recas, Villaluenga y Yuncler, quienes han colaborado con la asociación para hacer posible este proceso de exhumación.
"Se han acercado vecinos, gente interesada por el tema, historiadores locales. Es algo que tienen que respirar, tiene que haber un diálogo para conocer la historia de estos hombres. Hay familiares que se conocían pero que no habían tenido contacto. Aquí cuentan sus vivencias, algunas tuvieron que marcharse del pueblo por motivo politos o económicos y se han reencontrado", subraya González sobre las vivencias que están teniendo estos días en Recas,.
Allí también se ha acercado la televisión pública de Alemania, universitarias de Holanda que hacen un estudio de antropología social o incluso una televisión palestina para documentar un pasado que no se nos debe borrar de la memoria.
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