Sus restos están en el Laboratorio de Arqueología Forense de la Universidad Autónoma de Madrid y, después del verano, se entregarán a las familias.
El pasado 6 de julio se exhumaron de una fosa común los restos de José Sahuquillo, José Tendero y Dídimo Fernández, en el cementerio de Chinchilla (Albacete).
Los tres fueron fusilados y enterrados en esta fosa común en Chinchilla. Sus restos están ahora en el Laboratorio de Arqueología Forense de la Universidad Autónoma de Madrid y después del verano se entregarán a las familias.
Ocho décadas para recuperarlos
Los tres fueron ejecutados a principios de los años cuarenta, por lo que han tenido que pasar más de ocho décadas para que sus familiares puedan recuperar sus restos. Algo que han logrado, entre otras cosas, gracias a la Ley de Memoria Democrática.
Emoción, alegría y, sobre todo, son algunos de los sentimientos que los familiares vivieron en el momento de la exhumación, tal y como relata Pilar Orozco.
Estaban en una fosa pequeña y poco profunda. Los cuerpos tienen evidentes señales de violencia. "Los dos cráneos que tenemos están reventados, es decir, han tenido el llamado tiro de gracia", cuenta el arqueólogo forense de la UAM, Ángel Fuentes, quien asegura no entender el rechazo de algunos partidos políticos a estos trabajos de exhumación, que él y su equipo seguirán realizando.
"Mientras quede gente que recuerde y que eche de menos a sus familiares, estas tareas deben de hacerse".
Una vez los restos estén en Albacete, las familias tienen previsto organizar un homenaje para recordar y honrar el recuerdo de José Sahuquillo, José Tendero y Dídimo Fernández, condenados por la dictadura franquista.
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