Los autores del libro “Meirás. Un pazo, un caudillo, un espolio” presentaron este fin de semana su ya segunda edición en la ciudad de Ourense
Los autores del libro “Meirás. Un pazo, un caudillo, un espolio” presentaron este fin de semana su ya segunda edición en la ciudad de Ourense. En la exposición, Carlos Babío y Manuel Lorenzo, hicieron referencia a partes del libro en las que desvelan con minuciosidad cómo el relato oficial no tiene absolutamente nada que ver con lo que sucedió.
En el libro profundizan en el papel que jugaron personajes destacados de A Coruña, entre los que destacan Álvarez Sotomayor (ex alcalde), el gobernador civil, Julio Muñoz pero sobre todo Pedro Barrié de la Maza. La publicación recoge el informe redactado en 1939 por un teniente coronel crítico con el dispendio en Meirás que daba validez a los rumores de que el Pazo de Meirás se escogió por tener una hipoteca contraída con el Banco Pastor.
Babío y Lorenzo apuntan también a ciertas circunstancias que podrían parecer intrascendentes pero que quizás resultaron decisivos en la elección, como el hecho de que Barrié de la Maza (Banco Pastor) veranease al lado del pazo de Meirás.
En la presentación hicieron también referencia al incendio del 1978 y aclaran que en el libro se aporta una nueva versión, la de un testigo “próximo al régimen” que cuenta que el incendio fue provocado para extraer las obras de arte de valor, en contra de otras versiones que circulan que fueron defendidas por ciertos sectores del franquismo e incluso la oficial en la que contaban que el fuego fue producido por un corto circuito (que increíblemente se produjo en tres lugares del pazo).
Pero lo que encogió los corazones de los asistentes y debería despertar conciencias, son los dramas humanos que detrás de este espolio se produjeron. Decenas de familias fueron expropiadas bajo amenazas, algunos sin recibir nada a cambio, “si no estabas en esos listados eras rojo con todo lo que significaba” o mujeres con sus maridos represaliados que teniendo que sacar a su familia adelante y después de trabajar todo el día, se veían obligadas a asistir a clases de “Formación del Espíritu Nacional”.
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