La ‘Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política’ de Puerto Real ha enterrado este domingo a 183 cuerpos localizados en la fosa común del cementerio de San Roque
Fotogalería: Un entierro digno para los asesinados en Puerto Real durante el golpe de Estado de 1936
Juan Díaz y Pedro Cumplido, represaliados del franquismo, ya descansan en paz
El camino ha sido largo y doloroso, pero al fin, 183 víctimas de la represión franquista han recibido un entierro digno. Al menos, con toda la dignidad que se le puede devolver a quienes fueron “asesinados con la mayor de las crueldades”, tal y como recordó el arqueólogo Jesús Román, que estuvo al frente del equipo de exhumación de la fosa común que fue localizada en el cementerio de San Roque de Puerto Real.
Allí mismo, a solo 124 pasos de donde fueron enterrados con el menor de los respetos hace ya 88 años, los restos de los hombres, mujeres y niños que se lograron recuperar han recibido digna sepultura junto al monolito que recuerda a las víctimas.
La ‘Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política’ de Puerto Real, cerró este domingo su razón de ser. Casi 30 años después de que la CNT comenzase las primeras investigaciones, en 1995, la ciudad de Puerto Real cierra una etapa (no una herida) y salda la deuda pendiente con 183 personas de las 185 que se localizaron.
En el camposanto municipal se han enterrado a los 183 cuerpos que no se han logrado identificar hasta el momento. Solo dos, los de Juan Díaz y Pedro Cumplido, descansan en una lápida con nombre y apellidos. El resto lo hacen en cajas numeradas que contienen sus restos mortales. Cajas muy pequeñas para albergar tanto dolor y muchos sentimientos encontrados. “Satisfacción por lograr cerrar una etapa muy negra, pero también con la decepción de no haber podido identificar a más personas”, decía Paco Aragón, presidente de la Asociación.
Sin embargo, pese a que se daba sepultura a 183 cuerpos sin nombre, recibieron el respeto de cientos de personas que quisieron acompañarles en este momento. Principalmente descendientes de represaliados que siguen sin conocer el paradero de sus familiares, pero que este domingo ofrecían las flores que nunca han podido entregar. “Las pruebas de ADN dijeron que mi abuelo no estaba entre estos cuerpos, pero hoy estoy aquí como si estuviera. Cumpliendo lo que prometí a mi padre y con la esperanza de que algún día aparezca”, decía muy emocionada una de las mujeres que esperaba la cola para depositar flores ante el monumento.
Y es que la esperanza no se pierde. En el Laboratorio Genyo de la Universidad de Granada, donde se realizaron las pruebas, se conservan las muestras de todos ellos, con la intención de poder cotejarlas con otras fosas cercanas o probar con otros métodos científicos más novedosos.
El de este domingo fue un acto sencillo pero lleno de emotividad. Participaron integrantes de la Asociación, la alcaldesa de Puerto Real, Aurora Salvador, y se abrió también a la participación de la ciudadanía, que recitó poemas, recordaron canciones y, sobre todo, reivindicaron que no se ponga fin a la necesaria reparación de las víctimas, que descansan en cunetas y fosas como la de Puerto Real, que ya es ‘Lugar de Memoria Democrática’.
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